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Cuando estos días sean Leyenda |
Tras el destructor paso del huracán Gustav por Cuba, Fidel sacó una cuenta sencilla: solo en vivienda, considerando el costo actual de un inmueble seguro, el país necesitaría invertir 10 mil millones de dólares para no tener que volver a lamentar nuevos destrozos con un próximo ciclón, sea o no de la talla de aquel monstruo.
Pero las cifras de 9 y 10 ceros solo parecen fáciles para quienes hacen guerras. Son las que leemos una y otra vez cuando se habla de un presupuesto del Pentágono o de solicitudes de Bush a su Congreso para seguir matando niños, jóvenes o lo que sea que se parezca a un rebelde en potencia, en Irak y Afganistán por ahora y quién sabe en qué otros “oscuros rincones del mundo” próximamente.
Para los que lo han perdido todo por un huracán en el Caribe, los poderosos reservan solo limosnas, como los 2 millones de euros que anunció la Comunidad Europea, una donación que, dividida entre todos los damnificados, debe avergonzar a los donantes. O el millón y medio que pedía la Cruz Roja Internacional con similar propósito. ¿Será que los funcionarios de la CE y el CICR no se han enterado de los precios actuales de la sobrevivencia? ¿O será eso lo que logran arrancar de los bolsillos de los ricos, insatisfechos siempre?
Desde que en su reflexión “El huracán”, Fidel denunció el deliberado silenciamiento del desastre ocasionado por Gustav en el occidente de Cuba, mientras se sobredimensionaba la llegada a Miami de un actor desconocido hasta en su casa, no dejo de buscar explicaciones al pobre espacio que le dedicaron a lo que ya sabemos que fue récord mundial en vientos para huracán y que consecuentemente nos destrozó la segunda isla del archipiélago, una provincia y amplias zonas de territorios vecinos.
He llegado a pensar que el sensacionalismo ha sembrado en la gente la triste idea de que los desastres naturales son proporcionales a las muertes, con lo cual, Cuba se quedó fuera del foco de los medios. Sabían de antemano que no habría muertos -porque no los ha habido prácticamente en los últimos ciclones- y sin el morbo de cadáveres flotando en el lodo, resultaría muy comprometedor referirse en detalles al paso de un huracán mortífero que no dejó muertos.
Cómo explicar, sin elogiar a la Isla bloqueada, lo que ya no se puede seguir contando como un milagro –teniendo en cuenta que los milagros no se repiten tantas veces y que hay demasiadas evidencias de la planificación, la racionalidad, la eficacia de un sistema-. Cómo construir el relato periodístico ignorando la épica resistencia de la gente que, en lugar de llorarle al cielo, limpia laboriosamente la tierra y se dispone a levantarlo todo de nuevo. ¿Con qué sutilezas separar la acción recuperadora y el uniforme verde olivo si se han vuelto lo mismo?
Un mundo que durante años publicitó hasta los límites del pánico una famosa bomba N capaz de arrasar con todo ser viviente sin destruir ni un solo inmueble, ¿no debería premiar a los que han logrado la fórmula inversa: proteger todas las vidas cuando no queda una edificación en pie?
El día que las cuentas de 9 y 10 ceros se destinen a levantar casas y no a financiar tecnologías de guerra, seguramente se contará la leyenda de un archipiélago que a principios del siglo XXI se enfrentó a un huracán fuerza 4 con sus tropas más humildes y… ganó la pelea. El hecho se registrará en los orígenes de la civilización humana.
Pero ahora parece muy lejano ese momento.
Arleen Rodríguez Derivet

Etiquetas: conocimiento, inteligencia, memoria, multitud, politica.
► miércoles, 10 septiembre, 2008
Declaración del Ministerio de Asuntos Exteriores de Cuba.
El pasado miércoles 3 de septiembre, a las 4:45 pm, el secretario asistente de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Thomas Shannon, entregó al Jefe de la Sección de Intereses de Cuba en Washington la Nota Verbal No. 646, en la que plantea "su más profundo pesar por la destrucción causada por el huracán Gustav" y afirma que los Estados Unidos estarían preparados para ofrecer al pueblo de Cuba "ayuda humanitaria inmediata e inicial de suministros de auxilio a través de una organización apropiada de ayuda internacional".
Una Nota idéntica fue enviada con posterioridad al Ministerio de Relaciones Exteriores por la Sección de Intereses de los Estados Unidos en La Habana.
En dicha Nota, el gobierno estadounidense solicita además al Gobierno cubano que "permita que un grupo de evaluación humanitaria visite Cuba para inspeccionar las áreas afectadas y evaluar adecuadamente los daños".
El sábado 6 de septiembre, a las 8:55 am, el Ministerio de Relaciones Exteriores trasmitió al Departamento de Estado, a través de la Sección de Intereses de Cuba en Washington, y simultáneamente a la Sección de Intereses de los Estados Unidos en La Habana, su Nota No. 1866 en la que agradece las expresiones de pesar del Gobierno de los Estados Unidos por la destrucción causada en nuestro país por el huracán Gustav.
Dicha Nota señala también que Cuba no necesita la asistencia de un grupo de evaluación humanitaria para valorar los daños y necesidades pues cuenta con los especialistas suficientes, los cuales prácticamente han concluido dicha labor.
La Nota del Ministerio de Relaciones Exteriores expresa además que si el Gobierno de los Estados Unidos tiene una real voluntad de cooperar con el pueblo cubano ante la tragedia del huracán, se le solicita que permita la venta a Cuba de materiales indispensables y suspenda las restricciones que impiden a las compañías norteamericanas ofrecer créditos comerciales privados a nuestro país para comprar alimentos en los Estados Unidos.
En ese país se ha desatado en las últimas horas un amplio debate público acerca de la posición que debería adoptar su gobierno ante los severos daños causados por el huracán Gustav en Cuba.
En la tarde del 4 de septiembre, el candidato presidencial demócrata, Barack Obama, solicitó una suspensión, por no menos de 90 días, de las restricciones a los viajes y al envío de remesas y ayuda a sus familiares en Cuba por parte de los cubanos residentes en los Estados Unidos.
El Ministerio de Relaciones Exteriores considera que las restricciones a los viajes y remesas de los residentes en los Estados Unidos de origen cubano nunca debieron aplicarse. No es Cuba sino los Estados Unidos quien priva de ese derecho a las personas de origen cubano.
Si por razones humanitarias se restablecieran esos derechos a los cubanos, no habría forma de explicar que se mantuviera dicha prohibición, igualmente injusta y discriminatoria, para los ciudadanos estadounidenses.
Hoy, cuando el oriente del país ya está en alerta ciclónica ante la amenaza del huracán Ike, tan poderoso como el Gustav, Cuba reafirma que, en realidad, lo único correcto, ético, apegado al Derecho Internacional y a la voluntad casi unánime de la Asamblea General de las Naciones Unidas, sería eliminar total y definitivamente el férreo y cruel bloqueo económico, comercial y financiero aplicado durante casi medio siglo contra nuestra Patria, que incluye la persecución de las operaciones comerciales y financieras cubanas en terceros países y que, según cálculos conservadores, provoca anualmente daños superiores a los producidos por el huracán Gustav.
Ministerio de Relaciones Exteriores
6 de septiembre de 2008
"Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror. Haga circular esta información”.
Rodolfo Walsh, ANCLA (Agencia de Noticias Clandestina), 1976
► miércoles, 10 septiembre, 2008
Algunos medios de comunicación titulaban recientemente que Cuba rechazaba el ofrecimiento de ayuda de EEUU, sin precisar que no puede haber ninguna propuesta de ayuda humanitaria desde Estados Unidos a Cuba si se mantienen, tal y como establece el Grupo de Trabajo para la Aplicación de Sanciones a Cuba, multas de 250.000 dólares al ciudadano cubanoestadounidense que envíe dinero a su familia en Cuba para que arregle el tejado de su vivienda tras el ciclón o viaje a visitarle incumpliendo el límite de un viaje cada tres años y sólo si su familia es padres, abuelos, hijos o hermanos. Ni que decir tiene que esa multa se aplicará a un ciudadano estadounidense que quiera enviar a un amigo o conocido ayuda alguna, en dinero o en especie.A pesar de la petición del candidato presidencial demócrata, Barack Obama, de suspender por "no menos de 90 días" las restricciones a los viajes y al envío de remesas a la isla, la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, dejó claro el pasado el domingo desde Marruecos que las prohibiciones seguirán vigentes.
La propuesta de ayuda estadounidense establece como condición, según el documento oficial enviado al gobierno cubano, que se “permita que un grupo de evaluación humanitaria visite Cuba para inspeccionar las áreas afectadas y evaluar adecuadamente los daños”, es decir, de inspectores para estudiar la situación, lo que no deja de ser insultante y humillante. Algo así como si, ante la petición de un familiar para que le prestemos dinero, le respondiéramos con una auditoría para conocer en qué se lo gasta y cuál es su situación económica. La comunidad internacional no debe olvidar tampoco la misión que adoptaron los inspectores que llegaron a Iraq en los días previos a la invasión, quienes se dedicaron a transmitir valiosa información al ejército estadounidense para poder precisar sus bombardeos.
Por tanto, no sólo no existe desde el gobierno de Estados Unidos intención alguna de ofrecer ayuda humanitaria a Cuba tras la tragedia que ha dejado millones de pérdidas en viviendas destruidas y cultivos arrasados, sino que la solidaridad de los ciudadanos estadounidenses con Cuba sigue siendo un delito en aquel país.
www.pascualserrano.net
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