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Cómo funciona el "gran fraude" |
A la sombra del Estado USA, el sistema bancario privado que controla la Reserva Federal está a punto de consumar un desfalco billonario con los impuestos públicos (el dinero de los contribuyentes que abonará el "mega-rescate") lo que hará que el costo de la crisis financiera privada sea pagado por todo el pueblo norteamericano.
El Sistema de Reserva Federal es un consorcio público/privado (presentado como estatal) compuesto por una Junta de Gobernadores, el Comité Federal de Mercado Abierto, doce Bancos de Reserva Federal regionales, y una red de bancos privados miembros.
Los más grandes bancos de EEUU son miembros del Banco de la Reserva de Nueva York y, en la práctica, el Banco de la Reserva de Nueva York es la Reserva Federal, ya que los cien bancos más poderosos de EEUU se encuentran en ese distrito.
La Junta de Gobernadores es una agencia gubernamental independiente, y cada uno de los bancos de la Reserva Federal es un cuasi-público (parte privada, parte del gobierno), con una red de bancos comerciales privados en el distrito que son miembros del Sistema.
Como muchas de las agencias independientes, sus decisiones no tienen que ser aprobadas por el Presidente o por alguna persona de la rama ejecutiva o legislativa del gobierno.
Los integrantes de la Junta y su presidente (el llamado titular de la Reserva Federal) son designados por el Presidente de EEUU y confirmados por el Senado, pero su función en la práctica está orientada -antes que nada- a servir a los intereses privados que controlan la Reserva Federal.
El actual presidente de la Junta de Gobernadores (Reserva Federal) es Ben Bernanke, que antes de ser designado por el Presidente de EEUU (en este caso, Bush) contó con el consenso de la red bancaria privada sionista, la que se vale del Sistema de Reserva Federal como de una herramienta para regular y controlar la actividad monetaria y financiera imperial.
El Sistema de Reserva Federal fue creado el 23 de diciembre de 1913 por la Ley de Reserva Federal (Federal Reserve Act). Todos los bancos nacionales tuvieron que unirse al sistema. Y un dato clave: En junio de 1963, John Kennedy, entonces presidente de EEUU, ordenó al Departamento del Tesoro emitir el dinero del país, lo que de hecho eliminaría a la Reserva Federal en esa función. En noviembre de ese mismo año Kennedy fue asesinado.
Aunque ocultado oficialmente, el problema de la propiedad privada de los bancos miembros de la Reserva Federal ha sido cuestionado varias veces en los tribunales federales, como en el caso de Lewis contra USA, que fue decidido por el 9º Circuito de la Corte de Apelaciones la que dictaminó que los bancos de la Reserva son corporaciones independientes, de propiedad privada y controladas localmente.
El Sistema (privado) de la Reserva Federal de EEUU es el máximo nivel de decisión y ejecución del Imperio financiero global con sede central en Wall Street por dos razones centrales:
A) El dólar es la moneda de cambio y de reserva internacional, y los países de todos los continentes (Europa, Asia, Latinoamérica y África) la utilizan en sus transacciones comerciales y tienen la mayoría de sus reservas en dólares.
B) Un 80% de las transacciones internacionales, un 70% de las importaciones y exportaciones mundiales y la casi totalidad del comercio petrolero se realizan en dólares.
Esto lleva a que, en un escenario de economía mundial "dolarizada" el Sistema Reserva Federal ("privado") de EEUU (responsable de la emisión del dólar y de la regulación del mercado financiero USA) adquiera hegemonía centralizadora de todo sistema capitalista a escala global.
Este es el principal punto que explica porque EEUU y el dólar (controlado por la Reserva) constituyen el "centro hegemónico" de la red del sistema capitalista a escala planetaria.
En términos reales, la Reserva Federal es un prestador de "servicios financieros" al Estado norteamericano, con cuatro funciones principales: Emisión de moneda (dólar), fijación de tasas y regulación monetaria, prestación de dinero al Estado y regulación y control del mercado financiero.
El sistema (público/privado) de la Reserva Federal provee servicios financieros (presta dinero) a las instituciones de depósito, al gobierno y a instituciones oficiales extranjeras (incluyendo la operación del sistema de pagos nacional).
Mediante operaciones llamadas de "mercado abierto", la Reserva Federal autoriza a los bancos privados a intervenir en el área de las decisiones estatales.
El banco JP Morgan Chase (uno de los grandes ganadores de la crisis), por ejemplo, fue autorizado para el rescate del gigante Bear Stearns, intervino en la "liquidación" del gigante Lehman Brothers, y actuó en el "rescate" (compra) de Washington Mutual (WaMu), la mayor caja de ahorro de EEUU con más de US$ 140.000 millones.
Esto indica claramente que el Estado norteamericano, desde el punto de vista económico-financiero, es "nacional" en la recaudación de impuestos públicos (aportados por el conjunto de la población), y "privado" en la utilización, control y regulación de esos fondos públicos propiedad del pueblo estadounidense en su conjunto.
Este concepto es central para entender la manipulación deformadora (oficial y privada) que se hace cuando se presenta el "mega-salvataje" como exclusivamente "estatal".
En este caso, el Estado norteamericano y sus instituciones (Congreso, Tesoro, etc) solo actúan como "reguladores políticos" de un préstamo entre instituciones privadas (la banca quebrada y los bancos privados del Sistema de la Reserva Federal) que le prestan el dinero al Estado norteamericano.
Por ejemplo, cuando la Reserva Federal acude al rescate financiero de AIG por US$85 000 millones, no es una "estatización" sino un préstamo bancario (con intermediación del Estado) de una entidad privada (los bancos miembros de la Reserva) a otra (el gigante quebrado AIG).
En el caso de los US$ 700.000 en discusión del "súper-rescate" emprendido por la Casa Blanca y el Tesoro, se trata de una macro operación financiera en la cual los bancos (privados) que integran el Sistema de la Reserva Federal prestarán ese dinero al Estado norteamericano a tasas de interés vigentes.
Ese interés (esa es la trampa fraudulenta) será pagado con dinero de los impuestos públicos (el dinero de toda la ciudadanía) en una maniobra que transforma la deuda privada en deuda nacional.
Con un dato: A los intereses del macro préstamo (equivalente a casi un cuarto del presupuesto anual de EEUU), no lo fijan el Gobierno Federal ni el Congreso de EEUU, sino la Reserva Federal controlada por el Sistema de bancos privados.
De manera tal, que el "mega-rescate estatal" no es otra cosa que un monumental desfalco al pueblo norteamericano (que paga los intereses a través de los impuestos) y un fabuloso y multimillonario negocio de un sector de la banca privada (el Sistema de la Reserva Federal) que se vale del Estado USA para hacer negocios con el sector más rentable de las crisis: Los préstamos a las entidades quebradas.
Esto implica que, y con garantía del Estado norteamericano, el conjunto de bancos privados que conforman la Reserva Federal actuarán en la práctica (y dentro del esquema funcional del "súper-rescate" emprendido por el Gobierno federal) como una supra-entidad prestataria que manejará un fondo billonario orientado a hacer negocios (también billonarios) con los cadáveres dejados por el colapso financiero en EEUU.
Y aquí volvemos axioma central: Las "crisis" del sistema capitalista (que aprovecha tanto las "burbujas" como las "crisis" para generar rentabilidad y concentración del capital) permiten la consolidación de un puñado de conglomerados financieros "ganadores" de la crisis que se degluten a las instituciones quebradas mediante compras o fusiones forzadas.
En este caso, y a la sombra del Estado norteamericano, el conglomerado financiero privado que controla la Reserva Federal está a punto de consumar un desfalco billonario con los impuestos públicos (el dinero de los contribuyentes que abonará los intereses del "mega-rescate") que hará que el costo de la crisis bancaria privada sea pagado por todo el pueblo norteamericano.
Pero el negocio no termina ahí: Según analistas y medios especializados en Wall Street, los US$700.000 millones solo cubren una parte de la operación para "sanear" el sistema financiero estadounidense.
A la larga o la corta, y si quiere cortar el colapso financiero de raíz, señalan especialistas en Wall Street, el Estado norteamericano tendrá que auxiliar a la totalidad de las entidades quebradas para restaurar la "liquidez faltante" (robada por las "burbuja" especulativa) y normalizar la actividad del sistema financiero.
Se estima que la cifra final de la operación puede rondar los US$ 5 billones (cerca de dos presupuestos anuales de EEUU) para rescatar todos los títulos de derivados "tóxicos".
Se calcula que la debacle inmobiliaria dejó en circulación préstamos hipotecarios sin respaldo por más US$1billón, al que se agregarían más de US$ 2 billones en hipotecas a propietarios de vivienda privados, y US$1,6 billones en hipotecas a empresas que operan en el mercado.
Esto da una idea de las cifras que hoy rondan por la cabeza de los miembros del Congreso y del Gobierno estadounidense que deben poner en marcha el que probablemente se convierta en el mayor desfalco financiero de todos los tiempos con el Estado imperial como herramienta de ejecución.
Y con la población estadounidense como la "gran pagadora" de la crisis capitalista privada.
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"Lo tiene que lograr (la propuesta ser aprobada), vamos a hacer esta tarea y trabajaremos lo que haga falta para que funcione", prometió Paulson acerca del plan, que está diseñado para eliminar activos no circulantes y superfluos de las cuentas de los bancos y otras instituciones financieras usando el dinero de los impuestos y manteniendo los activos para una eventual reventa.
"Tendremos turbulencias y confusión en nuestro sistema financiero durante algún tiempo, pero creo que funcionará", explicó Paulson, que fue uno de los ejecutivos mejor pagados de Wall Street antes de tomar su cargo a mediados de 2006.
Por su parte, la cadena CBS dijo en el programa que ha "seguid de cerca" a Paulson en las últimas dos semanas, desde que éste anunció que era necesaria una gran ayuda, más que un esfuerzo por negociar con las empresas con problemas una a una.
Paulson expresó su desesperación por la actual condición de Wall Street y el resto del sistema financiero estadounidense, que ha ayudado a engendrar la actual crisis aceptando las hipotecas con más riesgo.
"Desafortunadamente tenemos un sistema en el que no tenemos suficientes autoridades reguladoras ni estructuras para proteger a los estadounidenses", lamentó Paulson, que admitió que esta experiencia está siendo mortificante. "Hay muchas cosas de las que no estoy orgulloso cuando recorro el mundo representando a Estados Unidos; es una experiencia humillante", zanjó.
La confianza de los consumidores sigue en declive y los indicadores semanales de ventas minoristas muestran que los compradores están reduciendo los gastos. Los expertos anticipan que el informe de desempleo del viernes indique que la economía perdió 150.000 empleos este mes.
"Desafortunadamente, las personas están en lo cierto al esperar una recesión en estos momentos", dice Barry Eichengreen, un economista de la Universidad de California en Berkeley.
El consumo está sufriendo: está a punto de caer en el tercer trimestre de este año y posiblemente también en el cuarto. Esto marcaría el primer descenso en el consumo trimestral desde la recesión de 1990-1991.
Los estadounidenses están lidiando con un desempleo creciente y con precios de combustible y de alimentos más altos. En medio de una crisis financiera protagonizada por la caída de los precios inmobiliarios y la quiebra de los mercados hipotecarios, un auge del refinanciamiento hipotecario al estilo de 2001 no es una opción.
Reparación de la confianza
"El plan no puede prevenir una recesión", dijo Douglas Elmendorf, un investigador de Brookings Institution. "Lo que le importa a la gente es cuánto durará y cuán profunda será la desaceleración económica".
Sin una acción más extensa por parte del gobierno, los participantes de los mercados de crédito habrían quedado sumidos en la preocupación de saber qué institución iba a ser la siguiente en caer, y eso habría llevado a una desaceleración pronunciada en los préstamos, lo que habría causado una recesión prolongada. El plan de rescate pretende reparar la confianza en el mercado, aunque llevará un tiempo comprobar si lo logra o no.
El presidente de Estados Unidos aseguró este lunes que el plan de rescate de 700.000 millones de dólares era de vital importancia para el rescate financiero del país, aunque las dudas sobre su eficacia se han puesto sobre la mesa estos días por parte de los analistas y expertos. Tras un fin de semana frenético de reuniones para conseguir el apoyo de los legisladores estadounidenses, la primera respuesta ha sido no al plan, el próximo miércoles acudirá al Senado.
De esta manera, el jarro de agua fría del rescate de Washington Mutual el viernes pasado no ha sido nada en comparación con la jornada del lunes: al frenazo del paquete de medidas elaborado por el secretario del Tesoro Henry Paulson se le ha sumado el rescate de Wachovia por parte de Citigroup, el colapso de Fortis, la compra de los depósitos de Bradford & Bingley por parte de banco Santander y suma y sigue.
Efecto dominó, por tanto, en todo el sector bancario que cae con fuerza en la bolsa de Nueva York donde Sovereign se desploma 65% y el National City un 53%. Pero no son los únicos Citigroup pierde cerca de un 5%, Merrill Lynch, que fue rescatado por Bank of America hace más de dos semanas, se desploma un 15%, American International Group, intervenido por la Reserva Federal para evitar el colapso cae un 17%, el propio Bank of America pierde más de un 13% y Morgan Stanley y Goldman Sachs ceden un 16% y un 17% respectivamente.
También las aseguradoras Freddie Mac y Fannie Mae caen a plomo y recortan un 17,5% y un 15,3% respectivamente.
Aún mayores han sido las pérdidas para el tecnológico Nasdaq Composite, que se ha precipitado un 9,14%, pese a que en los últimos días los valores de Chicago mejoraban la evolución del parqué neoyorquino. El indicador ha perdido el soporte de los 2.000 puntos y ha cerrado en 1.983 puntos, en parte arrastrado por Apple.
La desconfianza ha dominado la sesión de hoy en Wall Street desde la apertura, en un día marcado por la caída de Wachovia. El banco no ha resistido más la situación y ha tenido que ser rescatado por Citigroup. La mayor entidad bancaria de EEUU por activos ha acordado la compra de de la división de banca del sexto banco estadounidense después de que las acciones de esta firma se desplomaran cerca más del 90% en la preapertura.
Las acciones de Citigroup consiguieron cotizar al alza en las primeras horas de negociación, pero se han derrumbado un 11% al cierre de la jornada. Los títulos de Wachovia han sido suspendidos de cotización por la SEC (el regulador bursátil de EEUU) tras la caída de la preapertura. De la cartera de créditos de 312.000 millones de dólares, Citigroup asumirá pérdidas de hasta 42.000 millones de dólares.
Al ya citado desplome que ha sufrido Wachovia se han sumado los fuertes recortes de National City y de Sovereign Bancorp, con números rojos del 63% y del 68%, respectivamente. En el caso de la primera, los inversores huyen del accionariado de esta empresa ante el evidente riesgo de que corra la misma suerte que Washington Mutual, que el viernes protagonizó la mayor quiebra de la historia estadounidense. De hecho, National City encabeza la lista de próximas víctimas de la crisis de los expertos.
Desplome de las grandes en el Dow Jones
Las financieras han sido las compañías que más han perdido a lo largo de la jornada y han hundido al indicador Dow Jones. Además de Citigroup, JP Morgan ha caído un 7% y Bank of America se ha desplomado un 17%. American Express ha caído un 13%.
Otro de los grandes que ha sucumbido hoy en Estados Unidos es Apple. Los inversores han castigado sin piedad a la compañía después de que RBC Capital Market y Morgan Stanley hayan recortado sus recomendaciones sobre el valor. Wall Street ha recibido hoy el dato del gasto del consumidor de agosto, que ha caído por tercer mes consecutivo. El descenso del gasto aumenta las perspectivas de que los consumidores reduzcan las compras de productos tecnológicos, lo que ha fundamentado la citada rebaja. Las acciones de la compañía de la manzana han pagado en bolsa con caídas del 17%, que le sitúan en niveles que no tocaba desde mayo de 2007.
Las fuertes pérdidas que han vivido los tres principales índices bursátiles de Nueva York se han contagiado al mercado de materias primas, donde el precio del petróleo ha registrado importantes descensos. La desconfianza de los inversores en una recuperación económica es cada vez más fuerte, y con ello también las probabilidades de que se produzca una fuerte caída en la demanda de crudo, lo que se traduce en caídas para el oro negro.
El barril de West Texas Intermediate (WTI), de referencia en EEUU, ha perdido más de diez dólares, hasta 96,37 dólares, mientras que el barril de Brent ha caído hoy más de un 9% y ha cerrado en 93,98 dólares. El oro se hace con las ganancias y ha subido más de cinco dólares, hasta 894 dólares.
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