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Evo y los prefectos van sobre seguro |
El presidente Evo Morales y sus principales opositores de derecha tienen el triunfo asegurado este domingo en el referéndum revocatorio que legitimará la dualidad de poderes que se vive en Bolivia, que virtualmente está partida en dos, con el líder indígena gobernando en el altiplano y sus rivales oligarcas manejando a su antojo el oriente y los valles del país.
Todos los pronósticos dan por hecho que Evo Morales y su vicepresidente Alvaro García Linera serán ratificados en sus cargos, al igual que los prefectos (gobernadores) de Santa Cruz, Rubén Costas, y el de Tarija, Mario Cossío, que son la cara visible de la oligarquía y los 100 clanes que son dueños de la tierra, de los grandes negocios y que saquean los recursos naturales.
Otros que serían ratificados son los prefectos derechistas Ernesto Suárez del Beni y Leopoldo Fernández de Pando, que son ganaderos latifundistas y que manejan a látigo y bala sus regiones. Todos ellos, junto a los sectores empresariales y organizaciones cívicas, lideran la oposición de derecha contra Morales y que han logrado gran apoyo popular al levantar la bandera de la autonomía. Otro que sería ratificado sería el prefecto de Potosí, Mario Virreira, que es leal al presidente Morales
En cambio, los prefectos que prácticamente están fuera del cargo, según todas las encuestas conocidas, son el ultraderechista Manfred Reyes Villa de Cochabamba, el oficialista Alberto Luis Aguilar de Oruro y el oportunista de derecha José Luis Paredes de La Paz.
De confirmarse estas previsiones, tanto el gobierno indígena – campesino como la rancia oligarquía tendrán sobradas razones para cantar victoria, aunque ésta no les alcance para modificar el actual panorama político que vive Bolivia.
NORMALIDAD EN LOS COMICIOS
A pocas horas de la votación, todos los conflictos han bajado de intensidad o se han esfumado en casi todas las regiones del país, lo que hace prever que la votación se realizará con normalidad, salvo los inconvenientes propios de este tipo de acontecimientos.
"Como Corte Nacional estamos dando señales claras para llegar al domingo 10 de agosto. Tenemos un organismo electoral cohesionado para administrar el referéndum, un padrón confiable y reglas claras para interpretar los datos de la votación", aseguró en las últimas horas el presidente de la Corte Nacional Electoral, José Luis Exeni.
CONFLICTOS A LA VISTA
Los conflictos, sin embargo, aflorarán cuando comiencen a conocerse e interpretarse los resultados y esté en disputa la aplicación de las normas definidas en la ley del referéndum 3850 o las disposiciones de la Corte Nacional Electoral que establece que los prefectos sólo pueden ser revocados con el 50 por ciento más uno de los votos por el NO. La ley 3850 establece, por el contrario, que es posible revocar a estos prefectos con una votación menor.
Estos problemas pueden ser especialmente agudos en el caso de Cochabamba, donde el prefecto Reyes Villa tiene un fuerte apoyo urbano en las clases medias y altas, pero un rechazo marcado en el campesinado, los trabajadores y sectores empobrecidos.
PROBLEMAS SIN SOLUCIÓN
Los problemas mayores vendrán, sin embargo, por la previsible doble lectura de los resultados electorales. En el cierre de sus campañas, tanto Evo como los prefectos de la oligarquía han anunciado que obtendrán una victoria arrolladora.
DOS PODERES, DOS GOBIERNOS
Concluido el referéndum, el gobierno de Evo tiene la esperanza de que "su victoria electoral" obligue a los prefectos y a la oligarquía a sentarse a la mesa del diálogo para concertar un gran acuerdo nacional. Evo quiere una alianza con la oligarquía y los 100 clanes para preservar la democracia representativa y fortalecer el funcionamiento del capitalismo andino. También quiere lograr la aprobación de una nueva Constitución Política que otorgue, por lo menos en lo formal, más derechos a las poblaciones indígenas, impulse el desarrollo capitalista de Bolivia y abra paso a su reelección a partir del 2010.
La derecha, en cambio, consciente de que hostigando al líder indígena ha logrado recuperar el poder en la mitad del país, ya no quiere ningún pacto con Evo, menos su nueva Constitución y su posible reelección, y apuesta a desgastarlo y a impedir que se mantenga en el gobierno más allá del 2010, cuando concluye oficialmente su mandato de cinco años.
LA TERCERA VÍA
En medio de estas dos grandes tendencias, los sectores más radicalizados de la COB postulan destruir el poder económico de la oligarquía y, al mismo tiempo, obligar a Evo Morales a ejecutar la agenda de la insurrección de octubre, que se sintetiza en gas, petróleo y minas para Estado, tierras para los indios y empleo y salarios para los trabajadores.
La COB ha convocado a un ampliado nacional para el 12 de agosto en el centro minero de Huanuni, donde se delineará un plan nacional de lucha en pos de sus reivindicaciones económicas y sociales, tratando de hacer realidad la agenda revolucionaria de octubre del 2003 y que se orienta a la destrucción de la oligarquía y, por tanto, va mucho más allá del tibio reformismo de Morales.
Los obreros no votarán contra Evo
A pesar de la dura represión contra los mineros, del persistente rechazo a las demandas laborales y del evidente incumplimiento de la "agenda de octubre", la clase obrera boliviana no votará este domingo en contra del presidente indígena Evo Morales ni se sumará a la conjura de la derecha y la oligarquía, pero continuará en la lucha por conquistar sus derechos y con sus propias banderas.
Aunque acongojados por la muerte a bala de dos mineros de Huanuni, doloridos por el medio centenar de mineros heridos y decepcionados por el gobierno indígena – campesino que es blando con la oligarquía y feroz con los obreros, ni la Central Obrera Boliviana (COB) ni sus sindicatos más radicales convocaron a emitir el voto en contra de Morales en el referéndum revocatorio.
Nadie en las filas de los obreros revolucionarios se sumará al llamado de la oligarquía y de la derecha que convocan insistentemente al pueblo a revocar el mandato del "indio presidente", votando por el NO a Evo Morales y al vicepresidente Alvaro García Linera.
A PESAR DE LA TRAICIÓN
"Este es un gobierno traicionero. Los dirigentes no tenemos miedo a este gobierno traicionero. En su debida oportunidad le hemos dado el apoyo para que Evo Morales sea Presidente de Bolivia, pero ahora nos manda a reprimir con gases y armas de fuego", aseguró este jueves el principal dirigente de la Federación de Mineros de Bolivia, Guido Mitma, durante el entierro de los dos mineros de Huanuni acribillados por las tropas policiales. "El Presidente Evo Morales está traicionando a los trabajadores del país, porque antes luchábamos lado a lado, pero ahora él está al frente y nos manda a reprimir con las fuerzas del orden (…) El presidente Evo Morales está rodeado de gente neoliberal, de gente que responde a los intereses de la derecha y no de los trabajadores. Quienes quieren boicotear, quienes quieren hacer caer a este Gobierno son los mismos ministros, que son incapaces de solucionar el conflicto", dijo Miltma al reafirmar que proseguirá la lucha de los trabajadores por una jubilación digna y un mejor salario, pero sin caer en el "juego de la derecha".
POSICIONES DENTRO DE LA COB
Al interior de la COB hay varias posiciones en torno al referéndum revocatorio del domingo, que definirá si Evo Morales, el vicepresidente Alvaro García Linera y los prefectos (gobernadores) mantienen o no sus cargos por los siguientes dos años y medio. Hay quienes convocan a no asistir a las urnas, otros a votar en blanco o nulo y muchos otros a votar por el SI a Morales. Hay también quienes llaman a votar en contra de los prefectos derechistas. Ninguna de estas modalidades va en contra de la permanencia de Evo Morales en el poder.
Según establece el artículo 8 de la ley del referéndum revocatorio No. 3850 del 12 de mayo de 2008, se necesitan dos requisitos para que Morales y García Linera dejen de inmediato sus cargos y se llame a nuevas elecciones: que el voto por el NO sea superior al 53,74% de los votos válidos (contabilizando sólo los votos por el SI y NO, sin tomar en cuenta la abstención, los votos blancos y nulos) y que los votos por el NO sumen más de 1.544.374. La ley establece que se puede revocar el mandato únicamente si los votos en contra son superiores, en porcentaje y cantidad, a los obtenidos en la elección de diciembre del 2005.
Por ello, la abstención en las urnas o el voto en blanco, o el voto nulo, no cuentan a la hora de revocar el mandato de Morales, que parece totalmente asegurado ante la virtual imposibilidad de la derecha de reunir un millón y medio de votos en contra de Evo.
En las filas laborales, sólo los dirigentes sindicales que se han sumado a las autonomías regionales dirigidas por la oligarquía, como es el caso de las Centrales Obreras de Santa Cruz, Tarija y Sucre, convocan a los trabadores sindicalizados a votar NO a Morales y SI a los prefectos derechistas. Estos grupos, sin embargo, sólo tienen fuerza a nivel regional y no en el ámbito nacional.
CONSCIENCIA DE CLASE
Y esto es producto de la notable consciencia de clase que tienen los trabajadores bolivianos insertos en la COB y que les permite identificar a la oligarquía, la burguesía y el imperialismo como al enemigo principal y causa de los grandes males nacionales y de la pobreza de los bolivianos.
Por ello, la COB postula la destrucción del poder económico del enemigo principal y lucha por el cumplimiento de la "agenda de octubre" del 2003 (arrebatándole las tierras, las minas, las agroempresas, el gas y el petróleo).
La COB y los sindicatos más radicales no quieren convivir con el enemigo principal ni tratan de cogobernar con él, como es la intención del gobierno de Evo Morales, que representa los intereses generales de los pequeños productores del campo y de la ciudad.
Al interior de la COB, los sindicatos más radicales, como mineros y maestros, consideran que una montaña de votos no es suficiente para liquidar a la oligarquía ni para obligar a Morales a poner mano dura contra la derecha y cumplir con la agenda de octubre (gas, petróleo y minas para el Estado, tierras para los campesinos y buen salario, empleo y jubilación digna para los trabajadores). Otros, en cambio, tienen aún esperanzas en que Evo deje de ser tan blando con la oligarquía y cumpla con las demandas populares.
RECHAZO A LAS URNAS
Desde la izquierda más radical, el trotskista Partido Obrero Revolucionario (POR), que tiene influencia entre los sindicatos más radicales de maestros y mineros proletarios, convocó a los trabajadores a dar la espalda a las urnas.
"El rechazo del POR al circo burgués implica, por una parte, no hacerse ilusiones en la política conciliadora y de carácter pequeño burgués pro-capitalista de Evo Morales, pero también implica ayudar a que las masas desechen la creencia de que con su voto van a "castigar a la derecha" o a derrotarla, implica trabajar para que se superen las ilusiones democrático-burguesas".
"Las masas no debemos hacernos ninguna ilusión en el Gobierno, en el voto y la farsa democrática burguesa", dice al convocar al pueblo a "organizarnos de manera independiente y luchar por nuestras necesidades inmediatas, por la nacionalización sin indemnización de las empresas alimenticias para poder frenar la subida de los precios, por una nueva ley de pensiones que obligue a la patronal y al Estado a aportar para las jubilaciones de los trabajadores. Por la nacionalización, sin indemnización de las empresas mineras y petroleras, por la toma de tierras y colectivización del agro, por un salario mínimo vital con escala móvil".
CONFIANZA EN EVO
Otros, en cambio, como el estalinista Partido Comunista de Bolivia (PCB) convocaron a votar por Morales y así "abrir el paso a una verdadera revolución".
"Un triunfo será también la más legítima oportunidad para realizar el golpe de timón que los hombres y mujeres avanzados anhelan. Una inmejorable oportunidad para que se depure al gobierno de quienes no hacen otra cosa que representar velada, subrepticiamente, los intereses del neoliberalismo, de las transnacionales y la oligarquía", dice el PCB que cree que la votación en las urnas "puede ser una inmejorable oportunidad para dirimir – con la derecha, los oligarcas y los agentes del imperialismo – nuestras diferencias, sin que la sangre llegue al río".
En esta misma línea, la Alianza Revolucionaria Antiimperialista (ARA) asegura que "la batalla del 10 de agosto será decisiva para derrocar al fascismo que se encuentra en acción contra las legítimas aspiraciones del pueblo empobrecido hasta el extremo, gracias a las políticas impuestas por el imperio y sus agentes nacionales, en los últimos 50 años". "El 10 de agosto ratificaremos con el SI al Gobierno de los campesinos, indígenas y las clases populares antiimperialistas. Votaremos No contra los prefecto reaccionarios y corruptos que representan la derecha, las oligarquías, el latifundio y el imperialismo", agrega el ARA que agrupa a fracciones de comunistas estalinistas, maoístas, socialistas y nacionalistas de izquierda afines al gobernante Movimiento al Socialismo (MAS). Otras agrupaciones menores convocan a votar en blanco en el caso de Morales y por el NO a los prefectos derechistas.
Los sindicalistas del gobernante MAS piden también dar un fuerte apoyo electoral a Morales, para que tenga la suficiente fuerza y legitimidad que obligue a los prefectos derechistas y a la oligarquía a lograr un gran acuerdo nacional.
ENCUESTAS Y RESULTADOS
A horas del referéndum, todas las encuestas difundidas por los grandes medios de comunicación confirman el vaticinio de que Evo, su vicepresidente Alvaro García Linera y varios de los prefectos derechistas serán ratificados en las urnas, con lo que se mantendrá la virtual existencia de dos gobiernos en Bolivia, el de Morales que tiene el control del altiplano y de las zonas rurales en los valles, y el de la oligarquía, que gobierna en el oriente y gran parte de los valles.
Concluido el referéndum, la proyección de Evo es lograr un gran acuerdo nacional con la oligarquía para preservar la democracia representativa y fortalecer el funcionamiento del capitalismo andino. También quiere lograr la aprobación de una nueva Constitución Política que otorgue, por lo menos en lo formal, más derechos a las poblaciones indígenas, impulse el desarrollo capitalista de Bolivia y abra paso a su reelección a partir del 2010.
La derecha, en cambio, ya no quiere ningún pacto con Evo, menos su nueva Constitución y su posible reelección, y apuesta a desgastarlo y a impedir que se mantenga en el gobierno más allá del 2010, cuando concluye oficialmente su mandato de cinco años.
En medio de estas dos grandes tendencias, los sectores más radicalizados de la COB postulan destruir el poder económico de la oligarquía y, al mismo tiempo, obligar a Evo Morales a ejecutar la agenda de la insurrección de octubre, que se sintetiza en gas, petróleo y minas para Estado, tierras para los indios y empleo y salarios para los trabajadores. La COB, por lo menos hasta ahora, quiere que Evo cambie de política, que sea blando con los sindicatos y trabajadores y que sea feroz con la oligarquía y el imperialismo.
"Los mineros vamos a hacer respetar las conquistas sociales, así sea enfrentándonos a los policías o militares, lo único que decimos es que Evo Morales se olvidó su pasado de dirigente sindical que bloqueaba, que hacia huelgas de hambre y apoyaba otras medidas de presión", advirtió ayer el dirigente minero Mitma.

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Anécdotas y situaciones coyunturales aparte, en la mayoría de los grandes cambios sociales, la contrarrevolución, la reacción internacional y el imperialismo aportan la violencia mientras la revolución paga la factura.
Por tratarse de un resultado al que se arriba en las fases más avanzadas del proceso histórico, de todas las mutaciones sociales, las más pacíficas debieran los conducentes al socialismo. Carlos Marx, a quien se tiene por el más temido de todos los socialistas, lo expresó de esta manera:
“El resultado general a que llegué… puede resumirse así: en la producción social de su vida, los hombres contraen determinadas relaciones… El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real… a la que corresponden determinadas formas de la conciencia social… Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes… De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas. Y se abre así una época de revolución social”.
¿Dónde está en esa reflexión la violencia?
Nunca ha ocurrido que la violencia sea aportada por las fuerzas sociales que se desplazan en el sentido del progreso, que son los hombres y las mujeres de pensamiento avanzado, ponentes de la renovación y del cambio que, únicamente es genuino cuando se le acompaña con las cuotas de justicia social y democracia correspondientes.
En todos los casos, la violencia proviene de las oligarquías y de las clases sociales derrotadas, que al perder sus privilegios reaccionan de modo visceral en contra de la Nación y en defensa de sus intereses mezquinos. Los revolucionarios, los reformadores sociales y los políticos de pensamiento avanzado, suelen exponer argumentos y razones, mientras la derecha retrograda, carente de ellos, acude a la intimidación, el sabotaje y la fuerza.
A diferencia de lo ocurrido en Europa donde las instituciones y el sistema político son resultado del desarrollo económico y social y de la madurez nacional, en latinoamericana, los procesos de evolución social, (no de revolución), nunca pudieron desplegarse normal y sucesivamente sino que fueron mediatizados por la intervención extranjera, primero durante la conquista y luego en las repúblicas sometidas a la oligarquía aliada con el imperialismo en sus versiones europea y norteamericana.
El dominio de la oligarquía sobre las republicas nacidas de las luchas por la independencia, un fenómeno insuficientemente estudiado, invirtió la ecuación. En lugar del hecho político provenir del desarrollo económico y social, ocurrió al revés: el desarrollo económico y social fue condicionado por el dominio político de castas conservadoras y retrogradas. Parece un galimatías y puede que lo sea pero, lo cierto es que en América Latina la contrarrevolución precedió a la revolución.
En Europa occidental, en la excepcional coyuntura histórica creada por la derrota del fascismo, las fuerzas políticas sobrevivientes, si bien restablecieron la situación anterior a la guerra, matizaron el desarrollo capitalista, absorbiendo las principales demandas obreras y aplicando políticas sociales que condujeron a situaciones enteramente nuevas, caracterizadas por la creación de los llamados “estados de bienestar”. En otros países, aunque compulsada por la influencia soviética, se avanzó hacía las democracias populares, empeño frustrado por la vigencia de erróneas concepciones.
En la América Latina de hoy donde dado los altos grados de concentración de la riqueza y el poder, explotación, injusticia social, desigualdad y exclusión, las fuerzas políticas más avanzadas impulsan programas mínimos y trabajan por reivindicaciones que a los europeos deben parecerle elementales, relacionadas incluso con la supervivencia de los países y sus gentes, la oligarquía, derechista y conservadora reacciona contra ellas de modo brutal.
Tal vez ningún ejemplo sea mejor que el de Bolivia, donde un hombre honrado y bien intencionado, alejado y refractario a la violencia de cualquier tiempo y en cualquier cantidad, que tiene el valor cívico de poner su cargo a disposición de su pueblo, es acosado del modo más brutal y violento que pueda ser imaginado.
Lo que está en marcha en Bolivia, con el apoyo, el amparo y la participación de los Estados Unidos es la violencia contrarrevolucionaria. La misma que se levantó contra Cuba y contra Allende, aquella que estableció las dictaduras del Cono Sur, aplicó planes como el Cóndor e hizo la guerra sucia en Nicaragua y en Centroamérica. Los oligarcas bolivianos están sobre las armas y Evo Morales y sus defensores, gente de paz y de bien, están terriblemente solos. ¡No pasarán!, debiera ser la consigna de América.
Pero, mientras las encuestas mostraban un sostenida popularidad de Morales, sus reformas han dividido al país, desatando protestas que, en la última semana, se radicalizaron al extremo de que tuvo que suspender varios actos de campaña. Los enemigos de Morales lo consideran un traidor, demasiado "sometido" al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y al líder cubano Fidel Castro, aunque el boliviano mantiene también buenas relaciones con los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil y Cristina Fernández de Argentina.
Morales aseguró que, de superar en el referendo de revocación el apoyo que logró en las elecciones del 2005, buscará el consenso de las autoridades regionales y los movimientos cívicos y sociales para que se apruebe la nueva Constitución de Bolivia. "Si me ratifican con más de un 54 por ciento, voy a convocar a todas las autoridades ratificadas o a las nuevas autoridades para buscar consensos junto con movimientos sociales, sean sindicales o cívicos, para que el pueblo pueda aprobar una Constitución política del Estado boliviano, que es un tema pendiente", afirmó Morales.
En una cita con periodistas en Villa Tunari, el mandatario señaló que superar el respaldo del 53,7%% que logró en las presidenciales del 2005 le otorgaría "cierta autoridad" para buscar ese diálogo nacional en torno a la Constitución. También insistió en su deseo de que el "revocatorio" propicie una "gran reconciliación" en Bolivia pero advirtió de que para lograrla "algunas autoridades tienen que dejar de ser racistas".
Legalidad frente a legitimidad
Bolivia vive una crisis política donde el proyecto de refundación constitucional que defienden Morales y el oficialismo está enfrentado al plan autonomista emprendido por varias regiones gobernadas por la oposición. El texto que aprobó la Asamblea Constituyente en diciembre del 2007 en ausencia de la mayor parte de la oposición está pendiente de ser aprobado en referendo para que entre en vigor. El referendo de Bolivia se celebrará en un ambiente de incertidumbre sobre cómo se interpretarán los resultados de la consulta, ya que la Corte Electoral Nacional ha decidido un criterio para los prefectos distinto al que recoge la ley que regula la convocatoria.
La norma establece que para que un prefecto sea revocado el "no" a su gestión debe superar el apoyo que obtuvo en los comicios del 2005 y que va del 38 por ciento que logró el de La Paz al 48% que obtuvo el de Pando. La aplicación estricta de este criterio podría suponer que un prefecto quede revocado aunque los votos a su favor sean mayoría. Sin embargo y para evitar esta circunstancia, la Corte Electoral ha resuelto que los gobernadores sólo serán revocados si los votos negativos superan el 50%.
Sobre este asunto se pronunció también Morales quien admitió que "hay una cuestión de legitimidad que hay que respetar pero también hay una cuestión de legalidad". Sin avanzar detalles, el presidente dijo que evaluará "cómo se puede dar una combinación de legalidad y legitimidad". "Tengo alguna potestad constitucional para tomar decisiones pero por ahora no puedo adelantar nada", manifestó Morales quien saludó la decisión de la Corte Electoral aunque recordó que "no es una ley".
Sin embargo nunca consideraron digno de noticia el saqueo de sus riquezas naturales, las privatizaciones que regalaron empresas públicas a multinacionales extranjeras. Nunca fueron noticia el hambre, la pobreza afectando a más del 60% de la población, o la discriminación de las mayorías indígenas.
Tampoco fue noticia que no hubiese dinero para la sanidad o las jubilaciones, mientras que nunca faltaba para los grandes hoteles y los trajes caros.
Nunca el gobierno de Estados Unidos ni su embajada boliviana se quejaron de la miseria o la marginación. Enron, Petrobras, Repsol o el BBVA nunca dijeron temer por el estado de derecho cuando sus contratos se firmaban gracias a leyes firmadas a oscuras y a última hora por gobiernos que se mantenían en el poder con estados de excepción continuos. Ningún representante de ningún país de la Unión Europea expresó la más mínima preocupación cuando los poderosos se repartían Bolivia siempre entre los mismos apellidos con miseria y sangre a sus espaldas.
Las mujeres y los hombres de Bolivia tuvieron que bloquear los caminos y ocupar todas las plazas para que todo el mundo se enterara que los países y los pueblos no tienen dueño. Dijeron que el gas, el agua o la tierra no pueden malvenderse porque sin ellos no hay futuro, y porque nadie vio nunca su título de propiedad.
Lo pagaron con vidas, pero vidas llevaban muchas esperando, y no hubo en el país suficientes balas para tantas gargantas. Después de tumbar a tres gobiernos, cuando votaron, lo hicieron masivamente por Evo Morales, que salió elegido con el apoyo de los movimientos sociales y con más votos que ningún otro candidato en la historia del país.
Entonces es cuando comenzó, oficialmente, la inestabilidad. La crearon ellos.
La embajada norteamericana, los delegados de las multinacionales que saquearon el país, los propietarios de medios de comunicación ligados a esas mismas multinacionales, la embajada española, los partidos tradicionales, los latifundistas que pagan con hambre, los especuladores, los contrabandistas y narcotraficantes, todos ellos forman un club privado y muy reducido, que durante muchos años se hizo muy rico mientras los bolivianos trabajaban como animales o tenían que emigrar a Argentina o a España.
Éstos que tanto hablan de democracia tienen un grave problema: son muy pocos, muchísimos menos, muchos de ellos con la residencia y la cuenta bancaria fuera de Bolivia.
Son muy pocos y quieren detener un proceso de cambio sustentado por las grandes mayorías del país. Por eso tienen prisa, y conspiran a favor de la desestabilización con los grupos fascistas del oriente del país, que ya han intentado asesinar a Evo y que a diario atacan a sindicalistas y a gentes de los pueblos originarios.
Conspiran con muchos asesores y dólares contra el gobierno indígena y popular. Las reivindicaciones autonómicas sólo son su caballo de batalla: comenzaron a importarles cuando comenzaron a oír “reforma agraria” o “redistribución”.
Mañana Domingo hay convocado un referéndum para que el pueblo boliviano decida quiénes se quedan y quiénes se van.
Presidente y vicepresidente y prefectos departamentales se someten al voto popular.
La oposición que anunciaba que en Bolivia no había democracia, ha estado intentando por todos los medios impedir que sea el voto el que decida. Los sectores secesionistas de Santa Cruz y la oligarquía del oriente, junto con las embajadas que trabajan para sus multinacionales y no para sus ciudadanos, se han embarcado en una estrategia de acoso y derribo del gobierno legítimo en Bolivia. Su estrategia no es nueva, la hicieron en España contra la República y en Chile contra el gobierno de la Unidad Popular de Allende.
Para ellos el desorden es que gobiernen los de abajo. No le perdonan a los trabajadores bolivianos la insolencia de poner a un indio en la presidencia. No soportan el orgullo y el ruido con el que los bolivianos han reclamado su tierra y sus recursos naturales. Detestan que se hayan atrevido a diseñar un país donde se puedan hablar las lenguas de los que siempre creyeron inferiores. Detestan que en la Bolivia que fundan ya sus multitudes no haya sitio para inferiores ni superiores. Detestan que los pobres se voten a sí mismos, y que gobiernen para que nunca más haya pobres en un país tan rico.
Tenemos que extender la solidaridad con los pueblos de Bolivia, con su derecho a escoger su futuro. Tenemos que señalar a los que militan a favor del subdesarrollo y la paz de los cementerios. Demostrar que los bolivianos no están solos en su hazaña de dignidad contagiosa, que para los de abajo ahora es cuando.
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