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Evo y los prefectos van sobre seguro

El presidente Evo Morales y sus principales opositores de derecha tienen el triunfo asegurado este domingo en el referéndum revocatorio que legitimará la dualidad de poderes que se vive en Bolivia, que virtualmente está partida en dos, con el líder indígena gobernando en el altiplano y sus rivales oligarcas manejando a su antojo el oriente y los valles del país.

Todos los pronósticos dan por hecho que Evo Morales y su vicepresidente Alvaro García Linera serán ratificados en sus cargos, al igual que los prefectos (gobernadores) de Santa Cruz, Rubén Costas, y el de Tarija, Mario Cossío, que son la cara visible de la oligarquía y los 100 clanes que son dueños de la tierra, de los grandes negocios y que saquean los recursos naturales.

Otros que serían ratificados son los prefectos derechistas Ernesto Suárez del Beni y Leopoldo Fernández de Pando, que son ganaderos latifundistas y que manejan a látigo y bala sus regiones. Todos ellos, junto a los sectores empresariales y organizaciones cívicas, lideran la oposición de derecha contra Morales y que han logrado gran apoyo popular al levantar la bandera de la autonomía. Otro que sería ratificado sería el prefecto de Potosí, Mario Virreira, que es leal al presidente Morales

En cambio, los prefectos que prácticamente están fuera del cargo, según todas las encuestas conocidas, son el ultraderechista Manfred Reyes Villa de Cochabamba, el oficialista Alberto Luis Aguilar de Oruro y el oportunista de derecha José Luis Paredes de La Paz.

De confirmarse estas previsiones, tanto el gobierno indígena – campesino como la rancia oligarquía tendrán sobradas razones para cantar victoria, aunque ésta no les alcance para modificar el actual panorama político que vive Bolivia.

NORMALIDAD EN LOS COMICIOS

A pocas horas de la votación, todos los conflictos han bajado de intensidad o se han esfumado en casi todas las regiones del país, lo que hace prever que la votación se realizará con normalidad, salvo los inconvenientes propios de este tipo de acontecimientos.

"Como Corte Nacional estamos dando señales claras para llegar al domingo 10 de agosto. Tenemos un organismo electoral cohesionado para administrar el referéndum, un padrón confiable y reglas claras para interpretar los datos de la votación", aseguró en las últimas horas el presidente de la Corte Nacional Electoral, José Luis Exeni.

CONFLICTOS A LA VISTA

Los conflictos, sin embargo, aflorarán cuando comiencen a conocerse e interpretarse los resultados y esté en disputa la aplicación de las normas definidas en la ley del referéndum 3850 o las disposiciones de la Corte Nacional Electoral que establece que los prefectos sólo pueden ser revocados con el 50 por ciento más uno de los votos por el NO. La ley 3850 establece, por el contrario, que es posible revocar a estos prefectos con una votación menor.

Estos problemas pueden ser especialmente agudos en el caso de Cochabamba, donde el prefecto Reyes Villa tiene un fuerte apoyo urbano en las clases medias y altas, pero un rechazo marcado en el campesinado, los trabajadores y sectores empobrecidos.

PROBLEMAS SIN SOLUCIÓN

Los problemas mayores vendrán, sin embargo, por la previsible doble lectura de los resultados electorales. En el cierre de sus campañas, tanto Evo como los prefectos de la oligarquía han anunciado que obtendrán una victoria arrolladora.

DOS PODERES, DOS GOBIERNOS

Concluido el referéndum, el gobierno de Evo tiene la esperanza de que "su victoria electoral" obligue a los prefectos y a la oligarquía a sentarse a la mesa del diálogo para concertar un gran acuerdo nacional. Evo quiere una alianza con la oligarquía y los 100 clanes para preservar la democracia representativa y fortalecer el funcionamiento del capitalismo andino. También quiere lograr la aprobación de una nueva Constitución Política que otorgue, por lo menos en lo formal, más derechos a las poblaciones indígenas, impulse el desarrollo capitalista de Bolivia y abra paso a su reelección a partir del 2010.

La derecha, en cambio, consciente de que hostigando al líder indígena ha logrado recuperar el poder en la mitad del país, ya no quiere ningún pacto con Evo, menos su nueva Constitución y su posible reelección, y apuesta a desgastarlo y a impedir que se mantenga en el gobierno más allá del 2010, cuando concluye oficialmente su mandato de cinco años.

LA TERCERA VÍA

En medio de estas dos grandes tendencias, los sectores más radicalizados de la COB postulan destruir el poder económico de la oligarquía y, al mismo tiempo, obligar a Evo Morales a ejecutar la agenda de la insurrección de octubre, que se sintetiza en gas, petróleo y minas para Estado, tierras para los indios y empleo y salarios para los trabajadores.

La COB ha convocado a un ampliado nacional para el 12 de agosto en el centro minero de Huanuni, donde se delineará un plan nacional de lucha en pos de sus reivindicaciones económicas y sociales, tratando de hacer realidad la agenda revolucionaria de octubre del 2003 y que se orienta a la destrucción de la oligarquía y, por tanto, va mucho más allá del tibio reformismo de Morales.

Los obreros no votarán contra Evo

A pesar de la dura represión contra los mineros, del persistente rechazo a las demandas laborales y del evidente incumplimiento de la "agenda de octubre", la clase obrera boliviana no votará este domingo en contra del presidente indígena Evo Morales ni se sumará a la conjura de la derecha y la oligarquía, pero continuará en la lucha por conquistar sus derechos y con sus propias banderas.

Aunque acongojados por la muerte a bala de dos mineros de Huanuni, doloridos por el medio centenar de mineros heridos y decepcionados por el gobierno indígena – campesino que es blando con la oligarquía y feroz con los obreros, ni la Central Obrera Boliviana (COB) ni sus sindicatos más radicales convocaron a emitir el voto en contra de Morales en el referéndum revocatorio.

Nadie en las filas de los obreros revolucionarios se sumará al llamado de la oligarquía y de la derecha que convocan insistentemente al pueblo a revocar el mandato del "indio presidente", votando por el NO a Evo Morales y al vicepresidente Alvaro García Linera.

A PESAR DE LA TRAICIÓN

"Este es un gobierno traicionero. Los dirigentes no tenemos miedo a este gobierno traicionero. En su debida oportunidad le hemos dado el apoyo para que Evo Morales sea Presidente de Bolivia, pero ahora nos manda a reprimir con gases y armas de fuego", aseguró este jueves el principal dirigente de la Federación de Mineros de Bolivia, Guido Mitma, durante el entierro de los dos mineros de Huanuni acribillados por las tropas policiales. "El Presidente Evo Morales está traicionando a los trabajadores del país, porque antes luchábamos lado a lado, pero ahora él está al frente y nos manda a reprimir con las fuerzas del orden (…) El presidente Evo Morales está rodeado de gente neoliberal, de gente que responde a los intereses de la derecha y no de los trabajadores. Quienes quieren boicotear, quienes quieren hacer caer a este Gobierno son los mismos ministros, que son incapaces de solucionar el conflicto", dijo Miltma al reafirmar que proseguirá la lucha de los trabajadores por una jubilación digna y un mejor salario, pero sin caer en el "juego de la derecha".

POSICIONES DENTRO DE LA COB

Al interior de la COB hay varias posiciones en torno al referéndum revocatorio del domingo, que definirá si Evo Morales, el vicepresidente Alvaro García Linera y los prefectos (gobernadores) mantienen o no sus cargos por los siguientes dos años y medio. Hay quienes convocan a no asistir a las urnas, otros a votar en blanco o nulo y muchos otros a votar por el SI a Morales. Hay también quienes llaman a votar en contra de los prefectos derechistas. Ninguna de estas modalidades va en contra de la permanencia de Evo Morales en el poder.

Según establece el artículo 8 de la ley del referéndum revocatorio No. 3850 del 12 de mayo de 2008, se necesitan dos requisitos para que Morales y García Linera dejen de inmediato sus cargos y se llame a nuevas elecciones: que el voto por el NO sea superior al 53,74% de los votos válidos (contabilizando sólo los votos por el SI y NO, sin tomar en cuenta la abstención, los votos blancos y nulos) y que los votos por el NO sumen más de 1.544.374. La ley establece que se puede revocar el mandato únicamente si los votos en contra son superiores, en porcentaje y cantidad, a los obtenidos en la elección de diciembre del 2005.

Por ello, la abstención en las urnas o el voto en blanco, o el voto nulo, no cuentan a la hora de revocar el mandato de Morales, que parece totalmente asegurado ante la virtual imposibilidad de la derecha de reunir un millón y medio de votos en contra de Evo.

En las filas laborales, sólo los dirigentes sindicales que se han sumado a las autonomías regionales dirigidas por la oligarquía, como es el caso de las Centrales Obreras de Santa Cruz, Tarija y Sucre, convocan a los trabadores sindicalizados a votar NO a Morales y SI a los prefectos derechistas. Estos grupos, sin embargo, sólo tienen fuerza a nivel regional y no en el ámbito nacional.

CONSCIENCIA DE CLASE

Y esto es producto de la notable consciencia de clase que tienen los trabajadores bolivianos insertos en la COB y que les permite identificar a la oligarquía, la burguesía y el imperialismo como al enemigo principal y causa de los grandes males nacionales y de la pobreza de los bolivianos.

Por ello, la COB postula la destrucción del poder económico del enemigo principal y lucha por el cumplimiento de la "agenda de octubre" del 2003 (arrebatándole las tierras, las minas, las agroempresas, el gas y el petróleo).

La COB y los sindicatos más radicales no quieren convivir con el enemigo principal ni tratan de cogobernar con él, como es la intención del gobierno de Evo Morales, que representa los intereses generales de los pequeños productores del campo y de la ciudad.

Al interior de la COB, los sindicatos más radicales, como mineros y maestros, consideran que una montaña de votos no es suficiente para liquidar a la oligarquía ni para obligar a Morales a poner mano dura contra la derecha y cumplir con la agenda de octubre (gas, petróleo y minas para el Estado, tierras para los campesinos y buen salario, empleo y jubilación digna para los trabajadores). Otros, en cambio, tienen aún esperanzas en que Evo deje de ser tan blando con la oligarquía y cumpla con las demandas populares.

RECHAZO A LAS URNAS

Desde la izquierda más radical, el trotskista Partido Obrero Revolucionario (POR), que tiene influencia entre los sindicatos más radicales de maestros y mineros proletarios, convocó a los trabajadores a dar la espalda a las urnas.

"El rechazo del POR al circo burgués implica, por una parte, no hacerse ilusiones en la política conciliadora y de carácter pequeño burgués pro-capitalista de Evo Morales, pero también implica ayudar a que las masas desechen la creencia de que con su voto van a "castigar a la derecha" o a derrotarla, implica trabajar para que se superen las ilusiones democrático-burguesas".

"Las masas no debemos hacernos ninguna ilusión en el Gobierno, en el voto y la farsa democrática burguesa", dice al convocar al pueblo a "organizarnos de manera independiente y luchar por nuestras necesidades inmediatas, por la nacionalización sin indemnización de las empresas alimenticias para poder frenar la subida de los precios, por una nueva ley de pensiones que obligue a la patronal y al Estado a aportar para las jubilaciones de los trabajadores. Por la nacionalización, sin indemnización de las empresas mineras y petroleras, por la toma de tierras y colectivización del agro, por un salario mínimo vital con escala móvil".

CONFIANZA EN EVO

Otros, en cambio, como el estalinista Partido Comunista de Bolivia (PCB) convocaron a votar por Morales y así "abrir el paso a una verdadera revolución".

"Un triunfo será también la más legítima oportunidad para realizar el golpe de timón que los hombres y mujeres avanzados anhelan. Una inmejorable oportunidad para que se depure al gobierno de quienes no hacen otra cosa que representar velada, subrepticiamente, los intereses del neoliberalismo, de las transnacionales y la oligarquía", dice el PCB que cree que la votación en las urnas "puede ser una inmejorable oportunidad para dirimir – con la derecha, los oligarcas y los agentes del imperialismo – nuestras diferencias, sin que la sangre llegue al río".

En esta misma línea, la Alianza Revolucionaria Antiimperialista (ARA) asegura que "la batalla del 10 de agosto será decisiva para derrocar al fascismo que se encuentra en acción contra las legítimas aspiraciones del pueblo empobrecido hasta el extremo, gracias a las políticas impuestas por el imperio y sus agentes nacionales, en los últimos 50 años". "El 10 de agosto ratificaremos con el SI al Gobierno de los campesinos, indígenas y las clases populares antiimperialistas. Votaremos No contra los prefecto reaccionarios y corruptos que representan la derecha, las oligarquías, el latifundio y el imperialismo", agrega el ARA que agrupa a fracciones de comunistas estalinistas, maoístas, socialistas y nacionalistas de izquierda afines al gobernante Movimiento al Socialismo (MAS). Otras agrupaciones menores convocan a votar en blanco en el caso de Morales y por el NO a los prefectos derechistas.

Los sindicalistas del gobernante MAS piden también dar un fuerte apoyo electoral a Morales, para que tenga la suficiente fuerza y legitimidad que obligue a los prefectos derechistas y a la oligarquía a lograr un gran acuerdo nacional.

ENCUESTAS Y RESULTADOS

A horas del referéndum, todas las encuestas difundidas por los grandes medios de comunicación confirman el vaticinio de que Evo, su vicepresidente Alvaro García Linera y varios de los prefectos derechistas serán ratificados en las urnas, con lo que se mantendrá la virtual existencia de dos gobiernos en Bolivia, el de Morales que tiene el control del altiplano y de las zonas rurales en los valles, y el de la oligarquía, que gobierna en el oriente y gran parte de los valles.

Concluido el referéndum, la proyección de Evo es lograr un gran acuerdo nacional con la oligarquía para preservar la democracia representativa y fortalecer el funcionamiento del capitalismo andino. También quiere lograr la aprobación de una nueva Constitución Política que otorgue, por lo menos en lo formal, más derechos a las poblaciones indígenas, impulse el desarrollo capitalista de Bolivia y abra paso a su reelección a partir del 2010.

La derecha, en cambio, ya no quiere ningún pacto con Evo, menos su nueva Constitución y su posible reelección, y apuesta a desgastarlo y a impedir que se mantenga en el gobierno más allá del 2010, cuando concluye oficialmente su mandato de cinco años.

En medio de estas dos grandes tendencias, los sectores más radicalizados de la COB postulan destruir el poder económico de la oligarquía y, al mismo tiempo, obligar a Evo Morales a ejecutar la agenda de la insurrección de octubre, que se sintetiza en gas, petróleo y minas para Estado, tierras para los indios y empleo y salarios para los trabajadores. La COB, por lo menos hasta ahora, quiere que Evo cambie de política, que sea blando con los sindicatos y trabajadores y que sea feroz con la oligarquía y el imperialismo.

"Los mineros vamos a hacer respetar las conquistas sociales, así sea enfrentándonos a los policías o militares, lo único que decimos es que Evo Morales se olvidó su pasado de dirigente sindical que bloqueaba, que hacia huelgas de hambre y apoyaba otras medidas de presión", advirtió ayer el dirigente minero Mitma.

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  Anónimo

domingo, 10 agosto, 2008  

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