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El declive de las trasnacionales petroleras |
Antes del exquisito posicionamiento de Rusia en el Cáucaso, tránsito de los hidrocarburos del mar Caspio a los mares Negro y Mediterráneo, el orden geoenergético mundial había variado sustancialmente a favor de los estados nacionales y en detrimento de las trasnacionales.
El triunfo geoestratégico de Rusia en el Cáucaso sobre Georgia (aliada insensata de Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel) consolida el nuevo orden geoenergético global en medio del incipiente orden multipolar.
En este contexto, David Wighton, editor de negocios del londinense The Times –propiedad del superbélico Rupert Murdoch y muy cercano a las trasnacionales británicas Shell y BP– abunda sobre el desasosiego que cunde en las grandes petroleras anglosajonas del planeta.
Advierte sobre el “lúgubre invierno en el frente energético” cuando el “precio del petróleo se ha vuelto a agitar” debido a la “guerra del Cáucaso, el nacionalismo petrolero, China y la OPEP”; en síntesis: una pésima receta para las principales trasnacionales petroleras anglosajonas, que han visto declinar sus acciones en el reciente trimestre pese a sus ingresos históricos. Las tres primeras, ExxonMobil, Royal Dutch Shell y BP, “han perdido casi la quinta parte de su valor de mercado” y sus cotizaciones se han vuelto sumamente volátiles.
Más allá de la disminución abrupta de las reservas mundiales del petróleo convencional, explica que las “principales trasnacionales petroleras se encuentran al final del ciclo de crecimiento de producción que empezó en la década de los 80 cuando fueron rescatadas (sic) por el descubrimiento de Prudhoe Bay (Alaska) y Brent (Mar del Norte)”.
El inconveniente para las añejas “siete hermanas” petroleras anglosajonas es que no se contemplan mayores descubrimientos, lo cual las puede convertir en “empresas aburridas”.
Para el colmo, el “gran hallazgo brasileño en Tupí no fue realizado por una trasnacional petrolera anglosajona, sino por una empresa estatal, Petrobras”, lo cual conlleva “un mensaje muy claro para Chevron, Exxon, BP y Shell: podemos explorar sin ustedes”.
¿Lo entenderán la pareja entreguista Calderón-Mouriño, la dupla desnacionalizante Reyes-Kessel y la tripleta nihilista Beltrones-Labastida-Gamboa, quienes no saben cómo regalar los pletóricos yacimientos del Golfo de México a las trasnacionales gallegas y texanas?
A juicio de David Wighton las trasnacionales anglosajonas no se darán por vencidas e intentarán fusionarse: BP con Shell, y ésta con el Grupo BG. La “más vulnerable” es BP, que ha sufrido severos golpes en Rusia (su asociación tambaleante con TNK) y ahora en Georgia (el oleoducto BTC). El “mas probable depredador (¡súper-sic!)” es ExxonMobil, que cuenta con un inmenso yacimiento en Qatar, y cuyo “valor de mercado excede al de las británicas BP y Shell juntas”.
Cuando las trasnacionales petroleras no pueden crecer por sus propios medios, entonces se dedican a “firmar cheques y a emitir acciones”, expone David Wighton. Pero ahora el grave problema de tales trasnacionales radica en que su socia, la banca, también anglosajona, se encuentra en plena insolvencia.
Wighton no pierde el tiempo en citar siquiera a la pirata española Repsol (ranking 92 frente a Pemex ranking 42 de la revista Fortune), con la que está fascinada la pareja gubernamental Calderón-Mouriño. Curiosamente, Repsol, cuyo país de origen prácticamente carece de hidrocarburos, sobrevive gracias a los beocios de México y Perú.
Lo mas trágico es que para los aldeanos “neoliberales” del PAN y el PRI el mundo sigue igual desde la caída del Muro de Berlín en 1989 y la disolución de la URSS dos años más tarde.
Los neoliberales del “PRIAN” (acertado término acuñado por el socialdemócrata Luis Sánchez Aguilar, extrañamente accidentado en la Carretera del Sol, como lo fue el presentable panista José Ángel Conchello en la de Querétaro) todavía no se percatan de que el modelo neoliberal feneció como consecuencia de los rescates gubernamentales de los bancos privados insolventes en el G-7 (John Plender, “El regreso del Estado”, The Financial Times) ni son capaces de percibir que se han abierto ventanas geopolíticas de oportunidad, a raíz del nuevo orden multipolar y el flamante orden geoenergético mundial, para aplicar una relación menos asimétrica con las petroleras depredadoras de Estados Unidos y España.
Destaca el nuevo ideólogo energético del PRI, el diputado José Ascención Orihuela Bárcenas, furibundo promotor de los biocombustibles, por encargo clandestino (ni lo ha de saber) de Samuel Bodman, secretario de Energía de Estados Unidos, quien exulta que los mexicanos coman motores en lugar de maíz y trigo. De tal degradación son los actuales “legisladores”, quienes firman sus enmiendas sin saber a quién sirven en última instancia.
El mundo paralizado de los neoliberales del “PRIAN”, que llaman “modernización” sin conocer su semántica (significa: “característica de los tiempos presentes”, The Oxford Universal Dictionary), sigue siendo su múltiple fijación patológica al fracasado TLCAN, al entreguista ASPAN, a la desnacionalizante Iniciativa Mérida, y ahora a la super-bélica Defensa Aeroespacial de América del Norte (NORAD, por sus siglas en inglés). Es decir, la integración financiera, energética, militar y en materia de seguridad a los designios geoestratégicos de Estados Unidos, en los que, por sus resultados cataclísmicos, México se ha hundido en la mediocridad sin haber obtenido nada a cambio.
Mientras todos los principales países productores se han encumbrado relativamente en sitiales envidiables (Rusia, Venezuela, las petromonarquías árabes e Irán) gracias a los ingresos descomunales del oro negro, la única excepción desaforada la constituye la “clepto-kakistocracia” (“el hurtador gobierno de los peores”) del México neoliberal, el cogobierno del “PRIAN”.
Baste señalar que en la aciaga fase panista de la dupla Fox-Calderón, que acumuló los mayores ingresos petroleros de la historia en alrededor de 600 mil millones de dólares, México se desplomó en su producto interno bruto, según datos del FMI, del noveno lugar, que tanto cacareaba el locuaz Fox a inicios de su sexenio, hasta el decimoquinto lugar en el primer año de Calderón (quien alucina grotescamente llevar sin instrumentos a México a la cuarta potencia mundial en la próxima generación).
Una caída de siete lugares en el PIB mundial en siete años es aterradora y expresa, pese al alza estratosférica de los hidrocarburos y la plata, una gestión peor que mediocre del panismo delamadridista-salinista-zedillista.

Etiquetas: conocimiento, memoria, monopolios, multitud, politica.
Fernando Siqueira, director de Comunicación de la Asociación de Ingenieros de Petrobrás (Aepet), calcula que están en jugo 20 billones de dólares, tomando en cuenta que son "más de 100.000 millones de barriles" los existentes en los gigantescos yacimientos bajo la capa de sal a unos 250 kilómetros del continente.
La estimación del experto está basada en un valor de mercado de 200 dólares el barril de crudo, precio que puede ser superado en las próximas décadas ante el inminente "tercer choque mundial", en que la demanda crece mas rápido que la oferta, dijo a IPS.
Las reservas brasileña "pre-sal" equivalen a "un nuevo Iraq" en América Latina, tanto por el volumen de petróleo como por la codicia de Estados Unidos, que busca "desesperada" por asegurarse esos suministros, ya que sus reservas de 29.000 millones de barriles no alcanzan más que para tres años de consumo, según el ingeniero.
Defender la creación de otra empresa estatal es "desviar la discusión" de la cuestión central, que es consolidar los yacimientos como patrimonio del pueblo brasileño y "alterar el marco regulatorio" para elevar la participación especial del Estado en el petróleo producido a 84 por ciento, una proporción vigente en otros países, sostuvo Siqueira.
Esa alteración seria muy simple, sólo mediante un decreto, ya que la reducción de la participación estatal a un máximo de 40 por ciento se impuso por esta vía en 1998 durante el mandato del presidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2003), aseguró el ingeniero.
Elevar la participación especial del Estado no tendría una gran resistencia de parte de las empresas petroleras transnacionales, que ya están asociadas a la firma estatal Petrobrás en muchas áreas exploradas. "Ellas mismas ya habían propuesto ese 80 por ciento", acotó.
En cambio, sí habrá presiones muy fuertes de parte del gobierno de Estados Unidos, que "quiere petróleo barato y no a precios de mercado", condición que excluye la "soberanía brasileña sobre sus reservas", según Siqueira.
Según el experto, la reactivación de la IV Flota Naval estadounidense, volcada al sur del océano Atlántico, está vinculada al petróleo "pre-sal" brasileño.
Una nueva regulación permitiría superar los dilemas, ya que con Petrobrás como operadora de la producción la participación del Estado alcanzaría a 90 por ciento, destacó.
De esa forma, se limitaría la parte de los socios privados minoritarios de Petrobras en los yacimientos ya descubiertos o nuevos.
Una preocupación del gobierno del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva es destinar las ganancias petroleras en beneficio de la población. Las prioridades planteadas son la educación, el combate contra la pobreza y la previsión social, indicó.
Por eso se estudia con atención la experiencia de Noruega, que creó una segunda firma petrolera, totalmente estatal, que administra los yacimientos y destina sus utilidades a un fondo volcado a las generaciones futuras.
Esa alternativa, que según trascendió tendría una opinión mayoritaria favorable en el gobierno, permitiría al Estado apropiarse del grueso de las utilidades, evitando beneficios considerados excesivos para los socios de Petrobrás, que tienen 60 por ciento de su capital, la mayor parte en manos de capitales extranjeros.
Otra intención oficial es alterar las reglas de los "royalties" pagados a los municipios y estados en cuyo territorio o mar territorial se extrae petróleo y otras instituciones, como la marina de guerra, que corresponden a 10 por ciento de la producción. Lo que se busca es que las ganancias de los nuevos yacimientos beneficien a todo el país, ante su gran aumento.
Gobernadores de los estados que más ganan regalías, como Río de Janeiro y Espíritu Santo, se alzaron contra la posibilidad de cambios en esas reglas.
Los "royalties" representan una indemnización por impactos de la actividad petrolera, por eso pierden sentido cuando se trata de pozos ubicados a 250 kilómetros de las costas y que, por lo tanto, no afectan a ningún municipio en particular, arguyó Siqueira.
Toda esa discusión refleja la disputa de un dinero incierto. "Parecen querer las utilidades" sin considerar las "enormes inversiones" y el esfuerzo necesario para extraer el petróleo que está a 6.000 metros bajo el nivel del mar, debajo de una espesa capa de sal y a centenares de kilómetros de la costa, advirtió Giuseppe Baccocoli, investigador del Centro de Posgrado en Ingeniería de la Universidad Federal de Río de Janeiro.
El marco regulatorio ha sido satisfactorio, especialmente para atraer inversiones y tecnologías, y es necesario cumplir los contratos vigentes con empresas privadas sobre el petróleo producido para no perder condiciones de extracción del crudo "pre-sal", opinó Baccocoli ante la consulta de IPS.
Los nuevos yacimientos que despiertan la codicia y expectativas de gran riqueza nacional "presentan altos riesgos y exigen tecnologías avanzadas", destacó Baccócoli, un geólogo de larga experiencia en Petrobrás. Los beneficios estatales pueden venir por medio de tributos, acotó al calificar de "demagogia" algunas de las propuestas que dicen "proteger intereses del pueblo".
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