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Quiebra de la inmobiliaria española |
Hasta hace unas semanas, Europa pensó que podría eludir lo peor del bache de la economía global. Ahora, sin embargo, parece que la eurozona se encamina a un aterrizaje forzoso y tal vez una recesión. El deterioro de Europa agrava la desaceleración de la economía mundial.
El martes, España fue víctima de la mayor quiebra de su historia cuando el grupo inmobiliario Martinsa-Fadesa SA, con activos por cerca de 10.800 millones de euros (unos US$17.170 millones) se acogió a las leyes de protección de bancarrota (lo que en España se conoce como una solicitud de Concurso Voluntario). Esto la convierte en la mayor víctima europea del estallido de las burbujas inmobiliarias.
El euro, animado por el combate contra la inflación del Banco Central Europeo y los temores por la salud del sistema financiero estadounidense, alcanzó ayer un nuevo récord al superar US$1,60 durante la jornada y sigue amenazando la competitividad de los exportadores europeos. Asimismo, el ánimo inversionista en Alemania cayó a su nivel más bajo desde la recesión de principios de los años 90.
El mayor riesgo de que Europa caiga en recesión demuestra que a pesar de la fortaleza de mercados emergentes como Rusia y China, el bajón económico que se inició en Estados Unidos el año pasado se está contagiando a otras regiones. Esto echa un balde de agua fría a las esperanzas de que la economía global logre "desacoplarse" lo suficiente como para que el resto del mundo pudiera salir relativamente ileso a pesar de la desaceleración estadounidense.
Una señal de que muchos inversionistas ya no creen en el desacoplamiento es el comportamiento de los mercados. Ayer, las bolsas europeas y asiáticas tambalearon después de que el gobierno estadounidense anunciara un paquete de rescate para los gigantes semiestatales de financiación hipotecaria Freddie Mac y Fannie Mae. En Tokio, el Nikkei 225 descendió 2% para alcanzar su nivel más bajo en tres meses como consecuencia del temor de los inversionistas a que más bancos de EE.UU. colapsen. Los mismos temores también afectaron a algunos de los principales índices bursátiles de América Latina. El Bovespa, que agrupa a las principales acciones de la Bolsa de São Paulo, cedió 3% y el Merval, de la Bolsa de Buenos Aires, perdió 2,24%. El IPC, de la Bolsa Mexicana de Valores, cayó un más moderado 0,30%.
Después de 2001, la última vez que Alemania y las principales economías de la eurozona sufrieron una crisis, España, Irlanda y otros países más pequeños ayudaron a mantener el ritmo, mientras que el Reino Unido, la mayor economía fuera del bloque, devoraba importaciones. Europa esquivó una recesión y comenzó una recuperación que se prolongó hasta ahora.
En esta ocasión, Gran Bretaña hace frente a una caída de los bienes raíces y un alza de la inflación. El sector inmobiliario español está en descenso y se espera que la economía, centrada en lo que en el país se conoce como "la cultura del ladrillo", entre en recesión este año, terminando con una década de crecimiento acelerado. Los precios de las viviendas registraron una baja de 0,1% en el segundo trimestre, su primera caída en más de 10 años.
Hasta hace poco, la economía de la eurozona, de US$12,2 billones (millones de millones), ofrecía un panorama sólido pese al auge en los precios de los alimentos y la energía, la fortaleza del euro y las turbulencias financieras. Las saludables exportaciones a los mercados emergentes y una buena disposición hacia las inversiones corporativas, especialmente en Alemania, además de un sólido gasto nacional en Francia, impulsaban el crecimiento. El mercado inmobiliario de España había bajado de ritmo, pero los precios seguían subiendo.
Durante una conferencia de prensa a principios de este mes en la que el BCE subió su tasa de interés de referencia, su presidente Jean-Claude Trichet reconoció que el crecimiento de Europa del segundo trimestre sería decepcionante. Además, advirtió que "el tercer trimestre tampoco será especialmente halagador". Sin embargo, destacó los pilares básicos del bloque, como las sólidas inversiones corporativas, las ganancias empresariales y los bajos niveles de desempleo, como razones para anticipar "un persistente crecimiento moderado". La previsión oficial del banco sigue siendo que la economía de la eurozona "sobrevivirá" el segundo trimestre, y crecerá en torno a un 1,8% este año y un 1,5% el año que viene. "Están equivocados", opina Olivier Gasnier, economista con el banco francés Société Générale, en París. Según su pronóstico, Europa crecerá sólo 1,1% este año.
Se espera que la bancarrota de Martinsa-Fadesa, cuya deuda bordea los 5.200 millones de euros, repercuta negativamente en un sector que ya está sintiendo los estragos del derrumbe en las ventas de viviendas y estándares de crédito más estrictos provocados por la crisis de las hipotecas de alto riesgo en EE.UU. En la oficina de empleo Águeda Díez en el distrito de Carabanchel, en el centro de Madrid, los desempleados hacen cola a las puertas del edificio desde las 5 de la mañana, según un funcionario que prefirió el anonimato. "Sólo podemos atender a 300 personas al día. Cientos quedan fuera", señala. El distrito alberga a muchos inmigrantes que encontraron, y luego perdieron, empleo en el sector de la construcción.
Los crecientes problemas en el mercado inmobiliario español son un anticipo de un episodio más sombrío para los bancos europeos. Además de las pérdidas relacionadas a los mercados de valores estadounidenses, la desaceleración de sus economías y las caídas de los mercados de bienes raíces podrían forzarlos a provisionar más dinero para protegerse contra posibles pérdidas.
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Para este año la entidad mantuvo su previsión de que el Producto Interior Bruto (PIB) del país se expandirá un 1,8 por ciento.
En abril, cuando el organismo hizo públicas sus previsiones, el Gobierno español tildó los números de "excesivamente pesimistas".
No obstante, al actualizar sus cálculos hoy, el Fondo Monetario Internacional (FMI) no sólo no se retractó, sino que auguró tiempos más difíciles para España, con una caída importante de la actividad económica en 2009 con respecto a este año.
El FMI dio un tajo a sus números pese a que al mismo tiempo revisó al alza las previsiones de crecimiento de los principales socios comerciales de España.
Un factor clave en esa discrepancia es el bajón del sector inmobiliario, que ha reducido la actividad económica y la riqueza de las familias que poseen una vivienda, según Collyns.
La caída de la construcción fue, junto con la erosión del consumo, la responsable de un deterioro más agudo que lo anticipado de la economía en el primer trimestre, al tiempo que hay señales de una desaceleración de la actividad industrial, según el Fondo.
Pero el frenazo de la economía, a su juicio, no es la única amenaza para el país.
También se enfrenta a una inflación "bastante alta" y a un déficit "amplio" de su sector exterior, por lo que Collyns afirmó que el Gobierno español no debería caer en la tentación de aprobar más medidas fiscales para oxigenar la economía.
Al contrario que España, Alemania, Francia e Italia crecerán este año más de lo previsto en abril por el FMI, aunque la revisión más significativa se refiere a Estados Unidos.
La mayor economía mundial se expandirá en 2008 un 1,3 por ciento, ocho décimas más que lo que había augurado la entidad.
Con ello, el FMI colocó sus pronósticos en línea con la Reserva Federal estadounidense, que esta semana también elevó su cálculo del PIB para este año, que ahora cree que caerá dentro de la horquilla del 1 al 1,6 por ciento.
El economista jefe del FMI, Simon Johnson, justificó el cambio porque el jarro de agua fría de la crisis financiera ha enfriado a la economía menos que lo anticipado.
A nivel mundial habrá una expansión del 4,1 por ciento este año, cuatro décimas más previsto en abril por el FMI, que para 2009 elevó su pronóstico en una décima, hasta dejarlo en el 3,9 por ciento.
Estados Unidos también crecerá el próximo año dos décimas más de lo previsto, hasta el 0,8 por ciento, según el organismo.
El PIB de la zona euro, por su parte, aumentará este año un 1,7 por ciento, tres décimas más de lo que había pronosticado en abril la entidad, que dejó sin cambios su previsión para 2009, que situó en el 1,2 por ciento.
Pese a la mejora de sus cálculos en general, Johnson opinó que la situación es "más complicada" que en abril porque la escalada del petróleo y los alimentos ha agigantado el peligro del alza de precios.
La subida ha dejado a los banqueros centrales "atrapados entre intentar responder a la ralentización económica y contener la inflación", explicó Johnson.
Por ahora, la receta del FMI para los países industrializados es mantener las tasas de interés sin cambios, pero con el ojo listo para subir el precio del dinero tan pronto como se intensifiquen las señales inflacionarias.
En cambio, las economías emergentes deberían subir ahora mismo el valor del crédito "apreciablemente" para evitar que se desboquen los precios, según el Fondo.
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