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Morosidad bancaria en España |
Me insiste un lector en que realice una pieza acerca de la morosidad en España y del impacto que la misma puede tener sobre el colectivo de bancos nacionales en general y sobre las entidades con pura exposición doméstica en particular. El tema es clave ya que es uno de los parámetros, junto con el acceso a la financiación (volumen y precio), que van a determinar la capacidad de revitalización del mercado crediticio español y, por ende, de gran parte de la actividad económica de nuestro país.
Vamos, por tanto, con ello, sobre un presupuesto de partida. Esta escrito para tontos, esto es: exactamente como me lo han explicado a mí para que lo entendiera.
No esperen, por tanto, grandes tecnicismos y sí, probablemente, muchas aproximaciones generales sujetas a matizaciones.
Concepto de morosidad.
Se considera como moroso un crédito cuando se ha producido un retraso de tres meses en el pago de las cantidades a entregar (principal y/o intereses) por parte del deudor. Se trata de un concepto distinto al de crédito fallido que es aquél que es considerado como incobrable por parte de la entidad. Es práctica habitual la venta de la cartera de estos últimos a entidades especializadas en su recobro a un descuento sustancial respecto su valor nominal como forma de sacarlos del balance y minimizar su impacto en la cuenta de resultados.
Nivel de morosidad.
El porcentaje de créditos morosos se calcula como un cociente entre el importe de los que existen al final del periodo considerado, normalmente trimestral, sobre el total de créditos concedidos. El saldo anterior más los nuevos morosos menos aquellos créditos que son considerados como fallidos y que, por tanto, minoran el saldo y menos recuperaciones que se hayan producido dan lugar al saldo final. Una morosidad del 1% significa que del total de financiación otorgada por la entidad de que se trate, un 1% presentan dudas fundadas acerca de su recuperación.
Ratio de cobertura.
Se trata del nivel de provisiones que tiene la entidad sobre el total de créditos categorizados como morosos al cierre del periodo considerado. Las provisiones pueden ser de dos tipos: específicas, que se derivan de riesgos concretos, y genéricas que se dotan en función del volumen de financiación concedida y del mix de la misma en base a los baremos fijados por el Banco de España, en primer lugar, o lo que la entidad voluntariamente quiera, en segundo. Son estas provisiones genéricas las que permiten a las entidades, dotando más o menos, “manipular” su cuenta de resultados en función de sus intereses siempre cumpliendo con los requisitos mínimos fijados por el supervisor. Una cobertura del 100% significa que el 100% de los créditos morosos han sido provisionados, más allá de que entren o no finalmente en la categoría de fallidos.
¿Cómo correlaciona la morosidad con la economía? Existe una clara relación con el aumento del desempleo, cercana al 90%, así como con la caída de la actividad económica en general y del consumo en particular, con una matización: la correlación se hace más fuerte una vez transcurridos doce meses desde la inversión de la tendencia en los tres parámetros macroeconómicos antes citados; esto es: la morosidad tarda un año en manifestarse. Es precisamente este hecho el que ha llevado a muchos bancos de inversión a poner el dedo en la llaga de la cuestión en fechas recientes pese a la sangría bursátil que acompaña ya a muchas entidades. Como casi siempre tarde y mal.
¿Se trata de indicadores fiables? No del todo. Tanto la morosidad como los ratios de cobertura son susceptibles de alteración con objeto de minimizar su impacto a la espera de que el ciclo se recupere. En el caso de la primera las fórmulas son infinitas pero quizá el ejemplo más mediático sea el de los procesos de refinanciación de deudas que, de perdurar las circunstancias actuales, jamás serían cobradas (y que, incluso si hubiera un cambio de tendencia, dado su volumen, dicho riesgo persistiría, pero bueno). Es un mecanismo legítimo que persigue simplemente diferir en el tiempo una realidad que, por prudencia contable, debería ser susceptible de cómputo.
En cuanto al ratio de cobertura, la posibilidad de manipulación es, si cabe, más evidente. De hecho, el tratamiento contable es distinto en España de lo que ocurre en el mundo anglosajón. Mientras que en aquel mercado el impago de una cuota de un crédito personal lleva, en muchos casos, aparejada la provisión inmediata y total de lo debido y, si la deuda es hipotecaria, ese proceso se retrasa como máximo un año, no ocurre lo mismo en España, donde el sistema es más garantista con el deudor hasta el punto de que se impone a la prudencia contable. ¿Cuál es la consecuencia? Que el Banco de España permite que, de una deuda no hipotecaria, pueda no provisionarse el 100% hasta transcurridos más de dos años de su entrada en mora, plazo que se alarga hasta los seis años cuando la deuda tiene garantía hipotecaria por un importe inferior al 80% del valor de tasación. Y con una particularidad en este último caso. Los tres primeros años basta con provisionar tan sólo el 2% de lo adeudado. El impacto de la morosidad en la cuenta de resultados vía provisiones se deja, por tanto, al arbitrio de las entidades que tiene margen de maniobra, teóricamente, hasta que el ciclo se recupere. Ratios de cobertura bajos, paradójicamente, pueden deberse tanto a un repunte de la morosidad cuanto a un déficit de provisionamiento.
Conclusión.
Los problemas de mora en España no han hecho más que comenzar. La sensibilidad de las cuentas de resultados al aumento de la misma dependen del volumen del crédito concedido, por una parte, de la segmentación del mismo entre sectores económicos, en segundo lugar, de las garantías que lo soportan, en tercer término, de la política de provisionamiento llevada a cabo por la entidad, cuarto, o de la restringida posibilidad de tirar de provisiones genéricas, entre otros muchos factores. Por tanto es difícil hacer una proyección exacta compañía por compañía de su impacto. Lo que sí que parece evidente es que lo peor está por llegar y no va a tardar mucho en manifestarse. Mientras se trate de un mero problema contable, bueno. Pero la experiencia demuestra que, a veces, la contabilidad llega hasta a parecerse a la realidad. Y la realidad no es que vaya a haber mora, que ya la hay, sino que una parte importante de la misma se va a traducir en impago. Los bancos no son sino víctimas de su propia avaricia. Lo malo es que cuando les llega el tiempo de cumplir la penitencia a la que se han hecho acreedores, todos los demás les acompañamos, de un modo u otro, en su cumplimiento.
Buena semana a todos.
S.McCoy
Etiquetas: conocimiento, memoria, monopolios, multitud, politica.
El beneficio neto de las empresas no financieras españolas aumentó un 9,2% en el primer trimestre del año. En este periodo, sin embargo, se ha acentuado la desaceleración de la actividad en la mayor parte de los sectores, con un incremento de sólo el 2%.
Las compañías españolas de carácter no financiero experimentaron una subida de su beneficio neto del 9,2% durante el primer trimestre de 2008, frente al crecimiento del 3,6% registrado en el mismo periodo de 2007. Y ello debido a los resultados extraordinarios, que compensaron la menor actividad y los mayores costes financieros, en un contexto alcista de los precios del petróleo, de la inflación y de los costes salariales, según el Boletín Económico del Banco de España correspondiente al mes de junio.
Los resultados extraordinarios de las empresas crecieron de forma "muy notable" en los tres primeros meses del año, como consecuencia de las "fuertes plusvalías" obtenidas en la venta de acciones y de la revalorización de determinados activos financieros, así como a causa de la reducción de las dotaciones a provisiones de la cartera de control.
El resultado ordinario neto, sin embargo, cayó un 6,3% en los tres primeros meses del año, frente al crecimiento del 13,7% del mismo periodo del año pasado, debido al aumento de los gastos financieros muy por encima del de los ingresos, y debido también a la desaceleración de la actividad de las firmas. La mayor parte de los sectores productivos se vieron afectados por la mayor debilidad del consumo privado y por la pérdida de vigor de la inversión y de la actividad exterior.
En concreto, en el primer trimestre de 2008 se confirmó el proceso de "progresiva desaceleración" de la actividad empresarial. En cualquier caso, el valor añadido bruto (VAB) creció al 2%, "sensiblemente por debajo" del incremento del 6,9% registrado en los tres primeros meses de 2007.
Esta pérdida de dinamismo se produce en buena parte de los sectores de actividad. Los servicios de mercado, de este modo, se vieron afectados por el menor empuje del consumo privado, mientras que en el sector industrial se registró una contracción del VAB del 3,5%, "concretada ésta en los subsectores industriales más relacionados con la actividad constructora". En el sector de la energía, en cambio, la actividad creció a un ritmo más elevado que el año anterior por la subida de la cifra de negocio de las empresas de refino, en un contexto de evolución al alza de los precios del petróleo.
Los gastos financieros, por su parte, crecieron a un ritmo del 26,7% en el primer trimestre, a causa del mayor coste de la financiación y de un mayor uso de recursos externos para pagar algunas operaciones de las grandes empresas españolas en el segundo semestre de 2007. Los ingresos financieros, por contra, crecieron a una tasa del 11,8% entre los pasados meses de enero y marzo.
Las cifras sitúan a nuestra economía como la segunda donde más descienden los salarios reales (es decir, descontada la inflación), tras Portugal. Se trata de mantener alto el nivel salarial aun a costa de que no entren más trabajadores, o rebajarlo tanto como para crear un mercado laboral paralelo, mucho más precario que el inicial. Esto es lo que ha ocurrido en España durante los últimos años de bonanza. La creación de empleo se ha centrado en los sectores menos cualificados (construcción y servicios) y en la población inmigrante, más dispuesta a aceptar retribuciones inferiores.
"Desde la crisis de los setenta, los sindicatos han ido perdiendo capacidad de negociación. La dispersión salarial [distancia entre los salarios más altos y los más bajos] se produce desde entonces", reflexiona Antón Costas, catedrático de Política Económica de la Universidad de Barcelona. Este experto explica que aunque los salarios más altos crezcan, esa subida no puede contrarrestar la ingente incorporación de trabajadores en la parte baja de la pirámide. En consecuencia, el sueldo medio cae. Costas cree imprescindible que intervenga la política, más allá del mercado, para homogeneizar retribuciones.
Los sindicatos, responsables de la negociación salarial en las empresas, defienden la ganancia de poder adquisitivo en los convenios colectivos, que cubren a siete millones de trabajadores. No siempre lo consiguen. El alza pactada el año pasado fue inferior a la inflación de diciembre, según los datos del Ministerio de Trabajo, al igual que ocurre en lo que va de 2008, con unos precios desbocados. "Es normal que haya caído el salario medio en 2006 porque el empleo se ha creado en los sectores productivos más bajos", concede Ignacio Fernández Toxo, secretario de acción sindical de Comisiones Obreras. Para mejorar la media, Toxo propone seguir elevando el salario mínimo y ligar más las retribuciones a los beneficios empresariales.
Su homólogo en UGT, Toni Ferrer, coincide en el diagnóstico, aunque recela de las lecturas de la OCDE: "Con los datos de 2007, el salario medio ha mejorado un 0,8%, según la medida que utiliza ese informe". Ferrer aporta la otra gran referencia estadística para los salarios en España, la encuesta de coste laboral. Con esa herramienta, que elabora el Instituto Nacional de Estadística a partir de las respuestas de empresas con más de 500 empleados, los salarios han crecido un espectacular 5,3% en el primer trimestre del año, porcentaje que se modera al descontar el 4,4% de inflación media registrada en ese periodo.
La OCDE obtiene sus datos dividiendo la masa salarial conjunta entre el número de trabajadores de España, teniendo en cuenta la jornada laboral. Aunque no es la más precisa, la ventaja de esta fórmula es que recoge las retribuciones de toda la economía, tanto las sujetas a convenio colectivo como las que no lo están, en grandes y pequeñas empresas.
Con ese parámetro, los 18.369 euros convierten a España en unos de los países con sueldos más bajos de la OCDE. Esa cifra está expresada en paridad de poder de compra, es decir, elimina el efecto de la brecha de precios entre países, por lo que es más representativa del poder adquisitivo.
Los expertos apuntan otros motivos de la caída. "En los últimos años se han introducido elementos retributivos nuevos, como la parte variable o los salarios en especie", explica Yolanda Gutiérrez, socia de consultoría de PriceWaterhouseCoopers. Esos elementos, que no recoge la estadística de la OCDE, representan ya entre un 20% y un 25% adicional al salario en el caso de la parte variable y otro 15% más por beneficios sociales, según Gutiérrez. En todo caso, la OCDE ofrece otro cálculo con esos conceptos que tampoco deja en buen lugar a España.
Tras el festín de estos años, el final de 2007 marca un cambio de tendencia en el empleo. Paradójicamente, la destrucción de puestos puede incidir positivamente en el salario medio, pues desaparecen principalmente los puestos peor remunerados mientras el resto permanece o incluso crece. "Hay carencia de empleo cualificado. Ése sí ha tenido alzas retributivas por encima de la inflación en los últimos años", argumenta Rafael Barrilero, socio experto en retribución de la consultora Mercer.
El vicepresidente y ministro de Economía, Pedro Solbes, resumía la polémica con este ejemplo: "Si un padre gana 2.000 euros y su hijo está en paro, el salario medio en esa familia son 2.000 euros. Si el hijo empieza a trabajar y cobra 1.000 euros, el salario medio pierde una cuarta parte. Por tanto, una bajada en el sueldo medio es claramente compatible con un aumento en la renta general".
No obstante, el presidente del Círculo de Empresarios, Claudio Boada, puntualizó que la "cierta flexibilización" del mercado de trabajo por la que aboga el Círculo de Empresarios no significa "para nada" que se pida un "despido libre".
Boada aseguró que el Gobierno "no hace lo que debe" o, más bien, no hace "casi nada" y advirtió de que "hay que apretarse el cinturón", cada uno "en la medida que corresponda".
En este sentido, Eguidazu advirtió del "enorme temor" de la organización de que la economía española "entre en recesión" en la segunda mitad de este año y de que el escenario de final de año sea de 'estanflación' "o de algo muy parecido".
Por ello, Boada aseguró que, salvo los gastos referidos a las pensiones, "especialmente las de viudedad, debería mirarse todo "con una lupa muy grande", y criticó aspectos como el "exceso de funcionarios" o el gastos en coches oficiales.
"Esta crisis la va a pagar la Administración, la van a pagar los trabajadores, que somos todos, y la están pagando los empresarios", añadió.
Preguntado por el diálogo social, el presidente del Círculo de Empresarios aseguró que el ritmo que sigue "es muy lento" y pidió una "mayor celeridad" e, incluso, un "diálogo social permanente".
En este sentido, Eguidazu aseguró que, si no hay reformas, el Gobierno "tendrá que tomar medidas", porque la responsabilidad de gobernar la tiene el Ejecutivo y éste "no puede transferir responsabilidades a terceros".
MEDIDAS LIBERALIZADORAS Y REBAJA DEL IMPUESTO DE SOCIEDADES.
Para Eguidazu, la economía española tendrá que someterse a un doble ajuste que, en su opinión, pasará por lograr un modelo de crecimiento distinto, en el que la industria y los servicios tomen "el relevo", y por conseguir una mayor eficiencia energética.
En el corto y medio plazo, el vicepresidente del Círculo de Empresarios propuso un paquete de medidas liberalizadoras para sectores como el de la distribución, el del transporte ferroviario o el del mercado del suelo, así como una reforma fiscal que incluya la rebaja del Impuesto de Sociedades y una mejora de la fiscalidad del ahorro, especialmente del que se realiza a largo plazo y del previsional.
Asimismo, propuso reducir la dependencia del petróleo y abaratar el mix energético, algo para lo que, según Eguidazu, habrá que "tener en cuenta" la energía nuclear.
El vicepresidente de la organización también pidió que se simplifique la "maraña legislativa" y que se preste atención al "riesgo de ruptura" del mercado ante las diferentes legislaciones autonómicas.
REFORMA DE LA ORGANIZACIÓN DE JUSTICIA Y DEL MODELO TERRITORIAL.
Más a largo plazo, Eguidazu apostó por una reforma del modelo educativo y de la administración de justicia para mejorar su eficacia y dar la "máxima garantía de independencia" del poder judicial".
Además, planteó que la reforma del modelo territorial se cierre cuanto antes, porque provoca una "fuerte inseguridad", y solicitó que dicha modificación "replantee" las competencias y las formas de financiación tanto de las comunidades autónomas como de las corporaciones locales.
INCREMENTO DEL PRECIO DEL PETRÓLEO.
Preguntado por la subida del precio del petróleo, el vicepresidente del Círculo de Empresarios, Javier Vega de Seoane, explicó que una parte de ese "incremento bestial" se debe a la especulación, aunque indicó que lo que la justifica "principalmente" es el aumento de la demanda debido al consumo de crudo por parte de los países emergentes.
Así, consideró que no se volverá a los precios que se registraron "en el pasado" y calculó que el importe del barril podría estar próximamente "en torno a los 100 dólares".
El Observatorio de Coyuntura Económica del Instituto Juan de Mariana (OCE), en su informe Endeudamiento y capacidad del servicio de la deuda en España (1989-2007), analiza la evolución de la calidad de la deuda contraída por el sector privado español a lo largo de los últimos años.
Para ello, el OCE estudia la capacidad de servicio de la deuda viva a partir de la producción actual (PIB). Es decir, cuántos euros de renta genera la economía por cada euro de deuda existente. Así, una capacidad de servicio del 200 por ciento significa que producimos dos euros de PIB por cada euro de deuda y que, por tanto, con la mitad de la renta actual podemos retirar la totalidad de la deuda.
El informe indica una pérdida continuada de la capacidad de servicio de la deuda española, sobre todo, a partir de 2002, cuando va reduciéndose a ritmos del 8 por ciento anual. Desde 1989, la capacidad de servicio de la deuda ha caído del el 50,73 por ciento hasta el 29,05 por ciento (una reducción del 42,7 por ciento). Sin embargo, hay que diferenciar dos etapas: Desde 1989 hasta 2002, el servicio de la deuda experimenta un descenso medio anual del 0,51 por ciento, mientras que entre 2002 y 2007 la caída anual es del 7,7 por ciento (pasa del 45,6 por ciento al 28,2 por ciento).
Esta abrupta caída coincide con una época en la que los tipos de interés eran muy reducidos (inferiores al 3 por ciento), lo que incentivaba la creación de nueva deuda para acometer inversiones adicionales que, si bien presentaban un coste financiero muy bajo, también generaban un bajo valor añadido. De este modo, el informe advierte que, sobre todo, desde 2002 España dispara la creación de deuda de peor calidad y, por consiguiente, las malas inversiones, coincidiendo con el burbuja inmobiliaria (sobrevaloración de la vivienda).
De hecho, los sectores donde más cae la capacidad de servicio de la deuda son los servicios (en donde se incluyen las empresas inmobiliarias) y la construcción. Ambas actividades han emprendido a lo largo de los últimos años inversiones con un decreciente valor añadido, que sólo resultaban rentables gracias a unos tipos de interés artificialmente bajos.
La evolución claramente descendente de la capacidad de servicio de la deuda indica que se ha creado un gran porcentaje de deuda de mala calidad que en buena medida resultará impagada. Además, puede generalizarse diciendo que buena parte de esos impagos se observarán probablemente en sectores relacionados con la construcción y los servicios inmobiliarios.
Según el OCE, resulta imprescindible amortizar esta enorme cantidad de deuda viva para evitar la tan temida contracción crediticia (credit crunch). Esto objetivo sólo puede lograrse incrementando la renta disponible de los individuos mediante rebajas generales de impuestos y reducciones del gasto público.
Las rebajas fiscales no deben instrumentarse mediante déficit presupuestarios ya que ello equivale a incrementar la deuda pública, justo en un momento en el que el mayor problema es que ya existe un exceso de deuda impagable, según concluye el estudio.
No obstante, el subgobernador del BdE resaltó que, a pesar de la liquidez de las entidades, deben desarrollar ejercicios de "estrés y planes de contingencia" que prevean líneas de actuación ante distintas situaciones en los mercados, incluso en caso de funcionamiento "tan anómalo como el actual".
También, señaló que aunque los mercados se recuperen, será "muy difícil" que vuelvan a ofrecer a las entidades de crédito oportunidades de financiación a coste tan reducido como el de épocas recientes, por lo que instó a las entidades a replantear sus condiciones de equilibrio financiero y adaptar sus planes de negocio a una presión a la baja en márgenes y beneficio.
En este sentido, ha destacado el frenazo que ha tenido la actividad económica en poco más de un año, que ha pasado de un crecimiento del 4% a uno del 2,7%. En su opinión, parece "difícil" que en 2008 la economía crezca "más allá del 1,5%" y que en 2009 supere el 1%.
Esta nueva coyuntura, unida a la subida de los tipos de interés, hará, según Blesa, que la morosidad, que sigue a niveles "bajos", aumente a ritmos de "galope".
Oportunidades en el exterior
Ante esta situación, Blesa ha abogado por el "cambio" y ha subrayado las oportunidades que tienen las cajas en el exterior. Asimismo, ha subrayado que el sistema bancario español no permanecerá "inmune" a las turbulencias pero considera que saldrá "muy reforzado".
En cuanto a los efectos de la crisis en el endurecimiento de los criterios de concesión de hipotecas, Blesa ha indicado que los requisitos "no se han endurecido", pero las solicitudes "se miran con lupa".
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