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La fisiología del poder en Colombia |
Ya quién lo duda. El ministro de Defensa es el nuevo hombre fuerte de Colombia, o, para hablar con más propiedad, de los halcones de la guerra de Washington en América Latina. Siempre lo fue para los suyos, la vieja oligarquía que atenaza a Colombia desde siempre, la misma que se la jugó con Uribe y sus paramilitares hasta cuanto pudo aprovechar sus favores; pero su licencia para hablar en nombre del gobierno mancomunado de Colombia y los EEUU la obtiene el 7 de mayo del presente año, día en que se presentó con un discurso ante el Consejo de las Américas, en Washington, para dar un reporte a su Majestad El Rey −se dirá− sobre los pormenores de nuestra América
No se puede menos que sentir −si él nos representa de algún modo por aquello de ser nacido en nuestras tierras− que vivimos en el pasado, con el sabor de los libros de historia sobre la era colonial en el intelecto, rememorado y vivificado por semejante personaje como recortado de sus páginas. Juan Manuel Santos, el nuevo Capitán General de la Nueva Granada, presentando sus crónicas al otrora reino anglosajón, sucesor del español.
¿Usted no lo oyó o leyó? Fue impresionante su entrega y pasión en las palabras, semánticamente cuidadas para lustrar la majestad del reino. En dos oraciones resumió su conferencia: (a) que un nuevo populismo se estaba apoderando de lo latinoamericano, irrumpiendo contra la institucionalidad establecida [de corte neoliberal], como la propiedad privada, la empresa privada y la pobre costumbre de que el Estado intervenga en los asuntos del mercado; y (b) que semejante corriente (o "espectro, como él dice) procura así quebrar con el "sistema interamericano", creando una institucionalidad, excluyente de "Norteamérica", como una nueva OEA, un Banco del Sur, un Alba y otros nuevos conceptos de defensa.
Su certificación como nuevo Capitán General para América Latina la obtiene precisamente mediante la última vía dialéctica, cuando mueve el árbol de las viejas glorias de los EEUU en su lucha contra el comunismo o la corriente socialista del mundo, aparentemente victoriosa por legados como el del exterminador presidente Ronald Reagan, la caída del Muro de Berlín y de la URSS misma, el reformismo en la sociedad China y la certificación final, académicamente brillante, de Francis Fukuyama, con su libro El fin de la historia y el último hombre. De forma que el "espectro neo-populista" que invoca el ministro Santos viene a traducirse en algo así como una invitación a retomar viejas batallas ideológicas, con aires de Guerra Fría, contra el nuevo fantasma del comunismo, a sabiendas de que no es tal, de que es fundamentalmente el ejercicio del espíritu integracionista bolivariano, con específica coincidencia humanista e ideológica.
Pero a él no le importa, al ministro Santos, porque él, a fuer de su condición mantuana añejada en el tiempo, no puede darse la libertad intelectual de pensar de otro modo dígame eso: un revolucionario burgués, debiéndose a su estirpe y estampa, a su espíritu templado en el yunque de aquello que no muta. Como la imagen de una vieja estampa pegada en un libro, como una página de esas de García Márquez, donde es inevitable que "el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino", perdiéndose luego la historia en el pasado de los tiempos. La anacronía intelectual de semejante personaje no se avergüenza porque los mismos a quienes lame las botas de la adulación utilicen nuevos tecnicismos para intentar aplacar esos nuevos brotes de cambio en América Latina; y tales tecnicismos son narcotráfico, terrorismo, narco-guerrilla, autocracia, dictadura, derechos humanos, libertad de prensa. No le importa; su preocupación es combatir como a su naturaleza se le ha enseñado: matando invisibles fantasmas comunistas de la Guerra Fría.
Pero para el caso, a los efectos de obtener la patente de corso norteamericana, es suficiente con su entrega, no valiendo tanto los medios como los fines. ¿No lo cree usted? ¿No le parece que el hombre ya se ha posicionado, gobernando ya realmente en Colombia, a despecho ahora del pobre Uribe, quien se siente como tibio condón utilizado? El ministro presidente, pues, pero presidente hasta el punto que, si hubiera la certeza de que cualquier otra opción "inconveniente" tomara el poder en Colombia, no tendría reparos algunos en dar un golpe de Estado, con anuencia de la única OEA a la que reconoce, los EEUU.
Mírelo usted en tres puntos: (a) Santos bombardea y mata en Ecuador, en una operación donde intervienen Francia, Israel y EEUU, y el presidente Uribe se entera del operativo (en su carácter de facto, no de pensamiento) por la misma prensa propiedad de su Ministro de la Defensa; (b) Uribe y Chávez conversan para reestablecer relaciones, y el ministro Santos, no bien su presidente ha arribado al país, torpedea los acuerdos del encuentro; (c) Santos propone condiciones para que su país ingrese en el nuevo Consejo de Defensa Suramericano que se implementa en la actualidad, cual presidente elegido con el poder delegado de su pueblo. Al respecto, de Uribe dijo que estaba de acuerdo, porque ya le había manifestado las mismas exigencias al presidente del Brasil, Luda da Silva, en un tiempo pasado.
La tesis de Gaitán
De manera que bajo la presente óptica, Álvaro Uribe luce desarticulado, para no decir "acabado", utilizando la expresión a propósito de su aparato parapolítico en desbancada hoy. Los servicios a la República ya los rindió, debiendo menguar para que otra estrella brille. Aparentemente liquidada la guerrilla, como luce (a menos que ésta intente algo, "favoreciendo" a Uribe), su papel luce fuera de lugar, contraproducente incluso por los ahora molestos parapolíticos que a cada rato se asoman a la ventana de los medios de comunicación a contar un escándalo.
Nada más inconveniente en tiempos de siega. Es hora de la recolecta, pues, y la araña mantuana de los tiempos en Colombia, se dispone a asumir el mando de un país "pacificado" en la figura del nuevo delfín de las también nuevas circunstancias históricas. Delfín de la misma especie, santo y seña, abolengo de una clase que despide olores a subterráneos ya, para hablar de hechos sedimentados. No como Uribe, que se retira iracundo de complejos, de hombre pequeñito con ínfulas de grandeza, como la grandeza de los "pequeños" que el mundo ha tenido, como Napoleón Bonaparte o Simón Bolívar, quienes sin problemas arrasaron con el sistema de castas de su tiempo. Pero en el caso de Uribe, abogado aburguesado de la clase media, proyectado al poder en virtud de sus maniobras narcoparapolíticas, ninguna de sus estaturas fue suficiente para doblar la cerviz de la severa oligarquía de su país, quien no lo consiente ni en las más modestas baldosas que pisa. Lo utilizan, como ya lo hicieron; y el paisa desde hace rato ya se había dado por resentido.
De forma que el pequenín se va con el sabor del uso en la boca, bajo el efecto preservativo −puede decirse, para usar una imagen de Hugo Chávez−, sintiendo inútil todo el poderío acumulado para abatir al monstruo de las mil cabezas que le cerró el paso a su definitiva consagración megalómana. Como en los EEUU, en Colombia manda un sistema −y no precisamente democrático−; no una persona. Como allá, los presidentes son cartas jugadas en la mesa de las circunstancias.
Para los efectos revolucionarios, aquellos que aspiran a por lo menos equilibrar la distribución de la riqueza en un país, no pesa tanto que la obra de Álvaro Uribe haya sido la desarticulación de la guerra de guerrillas en el país como sí el retorno cabal y abierto del sistema político de castas en el país. El apogeo. La extrema derecha en ejercicio pleno, sobre un pueblo domeñado ("pacificado") y el espíritu gaitanista aderezado en un rincón como hecho histórico, listo para los libros de historia. Cosa grave, por cierto, sólo rescatable por una lucha ardua desde el interior del monstruo mismo, con sus mismas herramientas "democráticas" y discursos acartonados sobre el progreso y las humanas estirpes. (Un Hugo Chávez o un Salvador Allende para Colombia). Difícil situación que no debe dejar de inspirar a los poetas políticos que requiere la patria para alcanzar un poco más de justicia.
Bien lo decía la hija de Gaitán cuando razonaba que a Uribe le buscaban el sustituto; aunque, desde mucho antes, lo apuntaba ya el periodista José Vicente Rangel en Venezuela, cuando también razonaba sobre la hora política de Juan Manuel Santos. Es tan cierto así que a Uribe no le vale ni siquiera la argucia de tratar de utilizar a Chávez −en el supuesto de la pretensión− para sacarlo del camino. Las recientes recriminaciones del presidente venezolano contra el altanero Ministro de la Defensa colombiano, ha debido alegrar el corazón del triste abogado de las causas perdidas..
¿Colombia en el Consejo de Defensa Suramericano?
Para terminar, recuérdese la última travesura de tan atrabiliario don. Exige las siguientes condiciones para que su país ingrese en el Consejo de Defensa de Suramérica, a saber: que todas las decisiones se tomen por consenso, que se le permita a sus miembros la libre asociación con otros consejos de defensa de otras regiones (incluyendo a Norteamérica y sus amados EEUU) y que se no se reconozcan a los "grupos armados ilegales". La más perfecta proposición de Caballo de Troya jamás oída, artera movida política que quiere aprovecharse de la onda integracionista de buena voluntad que cunde en América Latina. Un simple acto ruin.
Ni más ni menos unos EEUU presentes de modo indirecto en el seno de las decisiones, que jamás acordarán nada sin en medio del consenso pactado Colombia vota de forma contraria al espíritu comunitario. Un vaso comunicante de la traición será Colombia cuando en su condición de doble filo sirva a otro consejo de defensa que busca la ruina de la integración. Una oda a la estupidez su aceptación, tanto peor si quien hizo la petición por Colombia fue su Ministro de la Defensa, quien esboza en el acto los lineamientos estratégicos que le dictan desde ya y que en breve habrán de definir su política de Estado, en la eventualidad de alcanzar la presidencia de su satélite país imperial.
Como se describió arriba, el ministro Santos viene contra el espíritu integrador que vive América Latina, contra el bolivarianismo; pero con ínfulas de glorias viejas, como hombre de la Guerra Fría, caza-comunistas del siglo XXI al que amenazan su propiedad privada, cómo él entiende es la vida, una permanente estampa en el tiempo que se afana por sí misma. Lo demás es discurso. Si la doctrina bolivariana coincide en un postulado socialista con el humanismo marxista, tanto peor para la doctrina y tanto mejor para sus propios argumentos clasistas (los del ministro). Tal bolivarianismo no es más que un comunismo disfrazado, como el mismo lo conceptuara en su conferencia en Washington: "una versión degenerada [del comunismo] que podríamos definir como un espectro neo-populista, pseudo-socialista y autocrático".

Etiquetas: conocimiento, mentiras, monopolios, multitud, politica, violencia.
El canje humanitario y la liberación de la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, como símbolo de los rehenes en manos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), ha movido a millones de personas a clamar la libertad de todos los secuestrados y a exigir la desarticulación de la guerrilla.
Pero, el conflicto colombiano no genera sufrimiento de un solo lado, la realidad tiene dos caras. Frente a los más de 700 rehenes en manos de las Farc se encuentran los 7.200 presos políticos del Estado, quienes enfrentan cargos por "rebelión o conexos".
El Comité de Solidaridad con los Presos Políticos colombianos (Cspp), defensor de los derechos humanos y en permanente alerta sobre la situación que viven estos detenidos, afirma que las violaciones a las garantías de los reclusos son constantes por parte del Estado.
"Aun cuando el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) dice que en las cárceles no hay distinción de presos, que todos son iguales y se envían a cualquier penal, en la práctica la diferencia de trato que recibe el preso político, del reo social y del paramilitar sí existe", indicó Carolina Rubio, representante del Cspp en Santander en conversación con Últimas Noticias. Para Rubio, la política del Inpec es sólo parte de la estrategia gubernamental para desconocer el conflicto armado que vive Colombia.
Delito: ser campesino. El Cspp divide la población penal que atiende en dos grupos: aquellos que forman parte de la insurgencia armada y los que dentro de la vida civil hacen oposición al Estado en la búsqueda de un cambio social.
Los primeros representan unos 1.500 detenidos y los segundos, entre los que se encuentran estudiantes, sindicalistas, defensores de los derechos humanos, familiares de los miembros de la guerrilla, madres y campesinos, suman los 5.700 presos políticos restantes. Y dentro de este grupo, la mayoría son campesinos.
"El campesino está preso porque la insurgencia habita en su zona. Milite o no milite, piense igual o no, está preso. Llega a estar en las cárceles", afirma Rubio.
Según explica, tras la decisión del Gobierno de generar un movimiento nacional de informantes contra la guerrilla, con un sistema de recompensa, se han producido casos de acusaciones falsas sobre campesinos basadas en diferencias vecinales y en odios personales.
Además, comentó Rubio, los jueces no piden pruebas de las acusaciones para condenar al denunciado. Sólo les basta con su apreciación subjetiva sobre la veracidad del hecho y la confiabilidad del testimonio de al menos dos personas.
Sistema penal. Como parte de su política penitenciaria, el Estado colombiano estableció acuerdos con Estados Unidos y el Buró Federal de Prisiones y creó un conjunto de centros de alta seguridad que funcionan a imagen y semejanza de las cárceles estadounidenses.
Al respecto, el Cspp manifiesta que este modelo carcelario aniquila al ser humano y dentro de él se vulneran los derechos humanos de los reos.
Todos los presos políticos son enviados a estas prisiones de máxima seguridad. Condenados o sindicados, todos corren la misma suerte.
El Código Penal de Colombia (CPC) contempló hasta el 2005 una pena de seis a nueve años por rebelión, la cual podía ser reducida por buen comportamiento a tres años. En 2006, la condena se incrementó de nueve a doce años.
Según cifras del Cspp, la mitad de los detenidos por rebelión están sólo sindicados por la comisión de este delito. No obstante, debido a los retrasos en el sistema judicial, pueden llegar a purgar hasta tres años y luego ser dejados en libertad.
"En una familia detuvieron a mamá y papá, dejaron a sus dos niños volando y fueron absueltos 15 días antes de cumplir tres años", dijo Carolina Rubio. "Y esto es muy normal.
Con los campesinos es normal, con la gente de los movimientos sociales esto es normal", agregó.
Aún cuando el CPC define al rebelde como la persona que bajo las armas hace oposición al Estado, los civiles que se oponen y buscan un cambio social esgrimiendo sus ideas, suman casi 80% de los presos políticos de Colombia.
Alejamiento familiar.
. Las cárceles se encuentran lejos de los pueblos de origen de los reclusos, donde viven sus familias.
Discrecionalidad
. El acceso a las actividades que permiten reducción de pena como lectura, escuelas y talleres, son administrados a juicio de la prisión.
Restricciones
. Sólo esta permitida la visita de dos familiares cada 15 días por cuatro horas y la visita íntima es cada 45 días por 45 min.
Tráfico
. El desplazamiento por la prisión se hace esposado.
AMENAZAS A LAS ONG
Luego de la marcha del pasado seis de marzo contra el terrorismo de Estado en Colombia, todas las organizaciones no gubernamentales asociadas a la coordinación del Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado, han visto incrementarse las amenazas de los grupos paramilitares contra ellas.
Para el Cspp, estas acciones en contra de las ONG se ligan a las investigaciones y judicializaciones que les sigue el Estado por la actividad que cumplen.
El ministro de defensa de Colombia, con la arrogancia propia, de quien se cree protegido del imperio, vertió todo su veneno contra Venezuela, burlándose cínicamente de los justos reclamos de la directiva de Telesur, en lo que es una constante provocación de este señor, cuyo propósito es el de torpedear las relaciones entre ambos países, es por ello que debemos puntualizar nuestra protesta, en la persona del representante de la más rancia oligarquía colombiana, señaló Richar Avila, secretario de organización de Periodistas por la Verdad.
Periodistas por la Verdad está completamente seguro que la utilización del logo de Telesur, en el montaje de esta operación, que según la FARC, fue producto de la traición de dos de sus integrantes, fue una venganza de Santos contra esta cadena de noticias.
No hay que olvidar que desde la salida al aíre de Telesur, el gobierno de Colombia protestó por la aparición de el fallecido jefe de la FARC, Manuel Marulanda. Luego vino el ensañamiento contra el corresponsal de la cadena, Fredy Muñoz.
La visión fascista de Santos, que persigue periodistas y sindicalistas en su país, no pudo admitir que en el libre ejercicio de su función periodista Telesur fue el canal que transmitió al mundo las imágenes de la liberación de Clara Rojas y otros rehenes liberados por la FARC, al igual que el comunicado donde se anunciaba la muerte de Manuel Marulanda, por ello puso en escena el teatro de la operación jaque, utilizando a Telesur, con el claro propósito de perjudicar a la cadena de noticias y a sus periodistas.
Ante este afán del Ministro de Defensa de Colombia, de enturbiar las relaciones entre ambos países, es necesario que protestemos contundentemente contra este personaje.
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