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Economía mundial al borde del precipicio |
La economía mundial está sufriendo la peor turbulencia en los mercados financieros desde que terminara la Segunda Guerra Mundial y podría encontrarse al borde de algo mucho peor. Éste es el análisis publicado ayer por el Banco de Operaciones Internacionales (BIS; cifras en inglés) en su informe anual.
El BIS, frecuentemente llamado “el banco de los bancos centrales”, ha estado advirtiendo sobre los riesgos que han aparecido durante la última década a causa de la acumulación del crédito y el desarrollo de nuevos y complejos instrumentos financieros. Ahora dice que “lo insostenible ha llegado a su fin”.
El informe insiste en que la crisis de las tasas de interés preferenciales en los Estados Unidos [conocidas como subprime] sólo fue un catalizador de la crisis económica, no su causa fundamental. También trató el tema de la corriente de pensamiento denominada “lo que es diferente”, la cual ha buscado una explicación a la crisis en la extensión del modelo financiero denominado originar-para-distribuir en el cual las deudas se “empaquetan” para la venta—al mercado inmobiliario. Aunque este análisis contiene reflexiones importantes, también era importante enfocarse en “lo que sigue igual”. Los partidarios de esta escuela notan las similitudes entre el presente y pasados períodos de malestar económico.
“Los historiadores han de recordar la larga recesión que comenzó en 1873, la contracción económica que comenzó a finales de los años 1920 y las crisis financieras japonesa y asiática a principios y finales de los años 1990, respectivamente. En cada episodio, un largo período de sano crecimiento crediticio coincidió con una mejora cada vez más eufórica en la economía real y los mercados financieros, y siguió con una crisis inesperada y una extensa contracción. En casi todos los casos, alguna forma de nuevo descubrimiento económico o un nuevo acontecimiento financiero proveyó una justificación para una ‘nueva era’ de rápida expansión crediticia, la cual previsiblemente se convirtió en chivo expiatorio durante la contracción”.
El informe indica que, aunque durante las últimas dos décadas “mucho parece haber sido acertado en la economía mundial”, ha habido un aumento en la frecuencia y en la magnitud de malestares económicos. La crisis que siguió al colapso del fondo de inversión libre norteamericano Long Term Capital Management en 1998 terminó en una interrogante: ¿Puede el centro del sistema económico mundial llegar a ser tan vulnerable como su periferia? Los sucesos del año pasado han revelado que las causas de estas inquietudes se basan en la realidad.
“En el período posguerra no existen precedentes para la presente turbulencia de los mercados en los centros económicos mundiales. Con un riesgo significativo de recesión en Estados Unidos y el aumento pronunciado de la inflación en muchos países, crecen los temores de que la economía mundial esté al borde de algún tipo precipicio. Estos temores se basan en algo real”.
El informe resalta que predicciones optimistas acerca de la trayectoria de la crisis han resultado poco realistas. Cuando los problemas comenzaron en el sector de las tasas de interés preferenciales del mercado financiero de Estados Unidos, se creía que podían ser contenidos y que el consumo de la población y la economía en general no serían afectados de gran manera. Estas dos afirmaciones estaban equivocadas; el sector inmobiliario estadounidense está sufriendo el impacto de la reducción de los precios de las casas y la acumulación de casas sin vender.
Entonces se sugirió, hacia fines del año pasado, que como la demanda interna continuaba estable en “las economías de mercados emergentes”, estas podían “divorciarse” de Estados Unidos hasta llegar a convertirse en “refugios” de los disturbios económicos que se desarrollaban en otros lugares. Esto causó un flujo de capital hacia estas economías y sostuvo el precio de activos empresariales aún cuando éstos sufrían bajas en otros rincones del mundo. Pero esta situación ya no existía.
“A medida que aumentaban las inquietudes acerca de la profundidad de la contracción económica en Estados Unidos, los ánimos comenzaron a cambiar. Efectivamente, tras un análisis más minucioso, aparecieron dudas acerca de la salud a largo plazo de los mercados emergentes. En China, el ritmo extraordinariamente rápido de las inversiones en capital fijo recientemente gran parte de este ha sido en la industria pesada—alentó inquietudes acerca de la distribución inadecuada de los recursos, así como también acerca de los efectos más amplios sobre los precios mundiales de las mercancías y el medio ambiente”. En el Medio Oriente se teme que planes de desarrollo similares eventualmente resulten en problemas de capacidad excesiva y en Europa central y oriental, algunos países están sufriendo déficits en sus cuentas corrientes, lo cual probará ser insostenible.
En cuanto al papel específico de las innovaciones financieras en la formación de esta crisis, el informa resalta que, aunque fueron diseñados para producir una bienvenida dilución del riesgo, por la manera en que fueron introducidas se “redujo la calidad de las evaluaciones del crédito en muchos mercados y también condujo a un aumento muy marcado en la falta de transparencia”.
“El resultado fue la eventual creación de una enorme incertidumbre acerca de la dimensión y distribución de las pérdidas. En efecto, por medio de novedosos paquetes financieros y medios de redistribución, los riesgos fueron transformados en instrumentos costosos pero, al menos por un tiempo, de baja probabilidad. En la práctica, esto significó que los riesgos inherentes a nuevos préstamos parecían desaparecer, llegando incluso a mejorar su valoración, hasta que reaparecían repentinamente en respuesta a una pérdida totalmente inesperada”.
Las personas a cargo del sistema financiero debieron haber expresado sus inquietudes, pero “quizás...nadie vio ninguna necesidad urgente de hacer preguntas difíciles acerca de las fuentes de las ganancias cuando todo marchaba tan bien”.
Aunque las innovaciones financieras jugaron su papel, el informe declara que “la causa fundamental de los actuales problemas fue la expansión excesiva e imprudente del crédito durante un largo período. Esto siempre amenazó terminar en dos resultados indeseables, aunque nunca estuvo claro cual se mostraría primero. La primera posibilidad era el aumento de la inflación a medida que la economía mundial gradualmente se acercaba al final de su potencial productivo a corto plazo; la segunda era la acumulación de los desequilibrios relacionados con las deudas en la economía financiera y real que en algún punto llegaría a ser insostenible y que conduciría a una significante contracción económica. Ahora hay evidencia que la economía mundial sufre de ambos males al mismo tiempo, aunque diferentes países a menudo muestran diferentes grados de exposición a estas amenazas comunes”.
El informe indica que existían dudas considerables acerca de las perspectivas sobre el futuro de la economía mundial y el impacto sobre el crecimiento de varios procesos interactivos. Le da bastante énfasis al “espectro de la eliminación del endeudamiento”. Es decir, tras muchos años acumulando deudas, intentos de reducir la cartera de pasivos podría resultar en que los bancos redujeran el otorgamiento de créditos así como la imposición de reglas más estrictas sobre garantías. Esta estrategia podría resultar en que los prestatarios, al ser incapaces de cumplir condiciones de crédito más onerosas, se vean forzados a vender sus activos por debajo del precio real.
El informe también comenta sobre el problema de la “falacia de composición” que surge cuando ciertos “actores económicos individuales”, al tratar de resolver sus problemas de manera razonable terminan empeorando los problemas de todos los demás.
El aumento de la deuda, apunta el informe, indicó la necesidad de un crecimiento en el ahorro. Pero no todo el mundo puede ahorrar simultáneamente; los gastos de una persona son los ingresos de otra. Por consiguiente, el resultado de un proceso en que el ahorro aumenta por todos lados, sería menos actividad económica, no sólo en los países que ahorran, sino en aquellos países que les exportan. Mayores inversiones no compensarían la reducción del gasto de los consumidores en Estados Unidos ya que las empresas juzgarían como poco probable una recuperación a corto plazo de la demanda y por lo tanto reducirían gastos al tanto que reducen costos.
El BIS advierte que la relajación de la política monetaria, método del cual se han valido la Reserva Federal de Estados Unidos y otros bancos centrales para estimular el desarrollo económico, quizás ya no tenga los efectos deseados y puede que resulte en precios más altos.
En cuanto a la política se refiere, el BIS se puso a favor de ponerle riendas al crédito y establecer medidas fiscales, tales como un aumento en los gastos gubernamentales, para estimular el desarrollo. Pero la institución se mostró muy lejos de confiar en los resultados. Los estímulos fiscales podrían aumentar la inflación, y es posible que los países con grandes déficits externos no puedan ponerlos en práctica por el efecto que pueden tener en sus tasas de cambio.
También ha sido necesario reconocer que en Estados Unidos y “probablemente en varios otros países, se han acumulado deudas que no pueden ser pagadas según los términos originalmente establecidos”.
En resumen, el informe hizo notar que existen “muchos obstáculos prácticos” al desarrollo de una acción común internacional a la crisis. Hay diferencias acerca de si, en primer lugar los excesos crediticios tenían la culpa, y “no todo el mundo” está de acuerdo con que “podría ser difícil limpiar el desastre” luego de períodos de excesivo crecimiento crediticio. En un comentario intencionalmente dirigido a sus adversarios, el informe del BIS declara: “Aunque esperamos no llegar a eso, si los costos de la presente tormenta siguen aumentando y la política de cada país resulta ser ineficiente, lo más probable es que semejantes creencias tengan que repensarse”.
Aún si se adoptaran las medidas por las cuales el BIS aboga, éste insiste que, “para ser realista”, nadie debería pensar que “las crisis financieras con costos económicos significativos” serán eliminadas algún día.
Es decir, mientras la economía mundial está al borde de lo que el BIS y otras autoridades económicas y financieras—admite es una crisis con un potencial destructivo al menos tan grande como el de la Gran Depresión, los pueblos del mundo simplemente deberían aceptar pasivamente que sus vidas van a quedar destrozadas.
Difícilmente conseguiríamos una prueba más clara para la clase obrera mundial sobre la necesidad de llevar a cabo una lucha política por un programa socialista internacional que rescate a la humanidad del manicomio económico en que la ha metido el capitalismo global.

Etiquetas: conocimiento, medios, mentiras, monopolios, multitud, politica.
La crisis financiera
Berliner Zeitung, de Berlín: “El país que tanto aprecia el libre mercado está dispuesto a gastar mucho para corregir los efectos de ese mismo mercado: no sólo se acude en socorro de los bancos hipotecarios, sino que también se ayuda a los deudores con garantías de créditos. La quiebra de IndyMac ha costado entre cuatro y ocho mil millones de dólares, para la reactivación coyuntural se entregan subsidios por el monto de 110.000 millones de dólares a los consumidores”.
Control descontrolado
Thüringische Landeszeitung, de Weimar: “Si se necesitara todavía una prueba tan perfecta como irrisoria de lo absurdo de la política de seguridad estadounidense, ahora existe. Parlamentarios, monjas, héroes de guerra, presidentes, ciudadanos intachables: la lista oficial de los sospechosos de terrorismo incluye un millón de nombres, desde bebés hasta ancianos. El propio Nelson Mandela fue borrado de ella hace pocos días. Algo está se está descarrilando peligrosamente. Un Ministerio de Justicia que cataloga a un millón de personas como potenciales terroristas no puede pretender afirmar que tiene las cosas bajo control. La seguridad se transforma en lo contrario cuando el control queda fuera de control”.
La esencia de la democracia
Luxemburger Wort, de Luxemburgo: “El recientemente difundido video de un adolescente sospechoso de terrorismo en Guantánamo, en 2003, ha vuelto a poner en primera plana la problemática línea seguida por Estados Unidos en la lucha antiterrorista, como ya lo hicieran las imágenes de la cárcel de Abu Ghraib. (...) Es de esperar que el próximo presidente restablezca derechos básicos y corrija también algunos excesos defensivos en el país que comparte con Europa la idea de la libertad como una virtud esencial de la democracia”.
Son compañías privadas creadas bajo los auspicios del gobierno federal. Al gozar de una garantía gubernamental implícita, captan recursos a menor costo para usarlos en la compra de títulos hipotecarios a bancos en ese ramo. Hoy ambos gigantes tienen que garantizan cerca de la mitad de los títulos hipotecarios de Estados Unidos. Con la desregulación financiera, Fannie y Freddie pudieron empaquetar esos títulos y bursatilizarlos, vendiéndolos literalmente en todo el mundo para refinanciar sus operaciones. Esos paquetes de títulos respaldados por hipotecas son parte de la cartera de inversiones de gobiernos, fondos de pensión y hasta de la tesorería de grandes trasnacionales.
El colapso del mercado hipotecario subprime no debería haberles afectado, pero se contagiaron por la caída en los precios de los activos inmobiliarios. Sus estados financieros revelan pérdidas gigantescas y como las reglas aplicables no llevaban requerimientos más estrictos de capitalización, hoy tienen poca capacidad de amortiguar los tiempos difíciles. Todo irá empeorando si se mantienen las pérdidas por incapacidad de pago de la hipoteca.
Si Fannie o Freddie se caen al agua, el impacto será mortal. El dilema para las autoridades económicas es el siguiente: se necesita que el precio de los activos residenciales siga financiando el consumo para mantener la maquinaria económica funcionando. Eso permitirá que el desempleo generado en la construcción pueda absorberse en la industria, tanto en la de bienes domésticos, como en la de los comerciables. Si se caen los precios de los activos inmobiliarios, el consumo se desplomaría y podría sobrevenir otra Gran Depresión. El apoyo para Fannie y Freddie es clave.
La Reserva Federal anunció el domingo que en respuesta a una petición del Tesoro estadounidense abriría temporalmente las líneas de crédito de su ventanilla de descuento para que Fannie y Freddie puedan encontrar la liquidez necesaria mientras se recapitalizan. Esto todavía espera ser autorizado por el Congreso (no se ve problema dada la emergencia). La línea de crédito con la Fed podría alcanzar los 300 mil millones de dólares.
Los beneficiarios del rescate podrían terminar siendo los accionistas de los bancos y los funcionarios que impulsaron la especulación, no el pequeño deudor que con cálculos equivocados invirtió años en una casa que ahora debe perder para honrar su deuda con un banco que lo metió en esta aventura con engañosos cálculos que inflaban su capacidad de pago.
Por sus repercusiones sobre el dólar, la debacle de Fannie o Freddie sería desastrosa para el sistema financiero mundial. Pero un rescate demasiado costoso se reflejaría en el déficit, en la deuda pública de Estados Unidos y también tendría consecuencias negativas para el dólar, expandiendo la crisis a escala mundial. Por lo pronto, el mercado reaccionó con señales mezcladas: el primer día siguieron cayendo las acciones de Fannie y Freddie, y después repuntaron tímidamente.
No hay que olvidarlo: éste es el resultado de la desregulación financiera de los años 90. Y cuando la lógica financiera domina, los ciclos de acumulación capitalista se cierran con crisis violentas. Ésa es la lección de la historia del capitalismo desde el siglo XIV.
Todo esto recuerda el inicio del Oro del Rhin, de Wagner: Wotan, rey de los dioses en el Walhalla, contrata a los gigantes Fafner y Fasolt para que le construyan un palacio. En pago, les ofrece a Freia, la hermosa diosa de la juventud. Concluido el palacio, Wotan es reprendido por su esposa Fricka: ¿cómo pudo dar a Freia en prenda? Tiene Wotan que convencer a los gigantes para aceptar otro contrato: el pago será una cantidad de oro suficiente para ocultar a Freia de la vista de Fasolt, quien está enamorado de ella. La pasión debe quedar cegada por la codicia.
Pero todo el oro de los dioses es insuficiente: Fasolt aún puede ver por una rendija a Freia. Para taparla, los gigantes reclaman el anillo todopoderoso hecho con el oro robado del Rhin. Wotan tiene que dejarles el anillo que porta una maldición y que terminará por destruir ese orden social. Nadie sobrevivirá: ni gigantes ni dioses. Otro orden social vendrá. El de la especulación financiera, que no tiene fin.
Salvando las enormes diferencias que hay entre las dos crisis, los estadounidenses, especialmente de clase media, temen ahora que sus ahorros queden atrapados si el banco donde los tienen depositados quiebra. Los expertos dicen que hay al menos 90 bancos más al borde del colapso.
Todos los depósitos hasta 100.000 dólares están garantizados por el gobierno, cualquiera sea el banco en los que se hallen depositados. Nadie pudo explicar a Clarín, sin embargo, qué pasa si alguien tiene más de esa cifra en su cuenta. Estamos mirando qué pasará con los clientes de IndyMac , dijo en voz baja una cajera en la sucursal del Bank of America situado en la esquina de la calle 13 y G. Mucha gente ha decidido diversificar el riesgo abriendo cuentas en bancos diferentes. Pero reina una gran incertidumbre. Si bien el gobierno federal rescató a IndyMac evitando así su cierre, sus clientes aún no han podido acceder a todos sus depósitos.
La preocupación de los que tienen sus ahorros en Wall Street es todavía peor. Las acciones están en picada. Es mejor venderlas o guardarlas Los operadores dicen que históricamente la bolsa siempre se recupera, pero qué pasa si el banco donde tengo mis acciones quiebra La crisis financiera de EE.UU. y el pánico que ha provocado tiene sus orígenes en el mercado inmobiliario. En una carrera en la que nadie quiso ser el primero en detenerse, muchos bancos dieron hipotecas a clientes poco solventes, de alto riesgo. Fue así que entre 2000 y 2005 la demanda de casas aumentó tanto que los precios se duplicaron. Comprar un departamento en aquellos momentos era una verdadera aventura. Cuando uno llegaba a una vivienda en venta generalmente había una larga cola. Para poder competir, había que hacer una oferta por un precio mayor al que el vendedor pedía inicialmente. Se organizaba así una especie de remate informal en el que ganaba el mejor postor. Estos remates aceleraron más el aumento de los precios. Los compradores siempre terminaban pagando mucho más de lo que tenían. Pero confiaban en que más adelante podrían refinanciar la hipoteca. Todo iba muy bien, en la superficie, hasta que los tenedores de las llamadas hipotecas basura comenzaron a no poder pagarlas más. Los precios de las casas comenzaron a caer y nadie pudo refinanciar los préstamos. Miles se vieron obligados a devolver las casas a los bancos. Las pérdidas de las entidades alcanzan ya a los 300.000 millones de dólares y se calcula que podrían llegar hasta los 3 billones de dólares.
Nunca hemos visto algo semejante desde la crisis del 30 , dijo Alan Binder, profesor de economía de Princeton y ex miembro de la Reserva Federal. Nouriel Roubini, un economista de la Universidad de Nueva York que predijo la crisis hipotecaria hace dos años. Y dice que aún falta lo peor: la de las tarjetas de créditos y préstamos para comprar autos. La Reserva Federal calcula que la deuda promedio de un hogar alcanza actualmente el 120% de su ingreso, cuando en 1984 era de sólo 60%.
Con los bancos en crisis, hay cada vez menos crédito y por ende menos actividad económica y menos empleos. Esto coincide además con un aumento del precio del petróleo y de los alimentos, que ha creado grandes presiones inflacionarias. En este contexto nadie se atreve a decir si esta crisis durará uno, dos, o diez años.
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