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EE.UU.: más síntomas de mala salud |
Imágenes de largas filas con preocupados ahorristas tratando de recuperar su dinero frente a las puertas cerradas de una entidad financiera vuelven a las principales portadas de los diarios estadounidenses.
Esta vez no se trata, sin embargo, de algún país extranjero como Argentina o México, sino que sucede en el propio territorio del país conocido como "la locomotora de la economía mundial".
IndyMac Bancorp Inc, uno de los mayores prestamistas de EE.UU., tuvo que ser intervenido el pasado viernes después que sus clientes comenzaran a retirar sus depósitos en masa.
Se convirtió, de esta manera, en la segunda institución bancaria más importante en ser nacionalizada, después del Continental Illinois Bank, que fue intervenido por las autoridades en 1984.
Capeando el temporal
La quiebra de IndyMac es tan sólo uno tantos titulares sobre las dificultades económicas que pasa EE.UU. y se une a los problemas de Freddie Mac y Fannie Mae, que financian la mitad de los préstamos para viviendas del país.
Estas instituciones fueron respaldos de emergencia, pero aún así hay mucho nerviosismo sobre la salud de la economía.
Incluso el presidente de EE.UU., George W. Bush, tuvo que salir esta martes a calmar los ánimos y dijo que las prestamistas hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac, deberían ser capaces de seguir dando acceso al crédito, ahora que fueron rescatadas.
"Debemos asegurar que pueden seguir dando acceso al crédito hipotecario durante este tiempo de estrés financiero," indicó Bush.
Pese a todo, el mandatario insistió que la economía esta creciendo y aseguró que si el Congreso acelera la aprobación de una nueva ley que incluye reformas necesarias a las instituciones hipotecarias, la situación puede mejorar.
"La economía está creciendo; hay obviamente incertidumbre financiera... No soy un economista pero sí creo que estamos creciendo," enfatizó Bush durante una conferencia de prensa.
Inflación
Pese al optimismo de Bush, durante su comparecencia semestral ante el Congreso, el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, admitió que hay "numerosas dificultades" en el horizonte.
Una de ellas es la inflación, ya que los precios de los productos básicos se han visto afectados por el alto precio de la gasolina.
"Valorar de forma correcta y equilibrar los riesgos para el crecimiento y la inflación representan un desafío significativo para los responsables de la política monetaria", explicó el funcionario.
Según datos del Departamento de Trabajo de Estados Unidos dados a conocer este martes, los precios al por mayor aumentaron casi un 2% el mes pasado y se incrementaron en más de un 9% en los últimos 12 meses, la mayor subida desde 1981.
Los bolsillos de los consumidores no son los únicos que sufren en estos momentos. Este martes, por otra parte, un ícono de la industria automotriz estadounidense, la General Motors, anunció una nueva reestructuración.
Entre las medidas incluye el recorte de un 20% de empleos administrativos, lo que significaría la pérdida que miles de trabajos.
Es por eso que el tema de la economía ha pasado a ser una de las principales inquietudes durante la campaña electoral.
Los estadounidenses saben que sea quién sea el elegido el cuatro de noviembre para ocupara la Casa Blanca, tendrá un enorme reto que enfrentar.
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Los hechos de las últimas semanas han demostrado que muchos mercados financieros e instituciones siguen estando bajo una considerable presión", en parte por las previsiones para la economía y la incertidumbre sobre la calidad crediticia.
El presidente de la Fed se refirió a los problemas que atraviesan los gigantes hipotecarios semiestatales Freddie Mac y Fannie Mae y a cuyo rescate ha acudido junto al Departamento del Tesoro.
El plan ideado por el Gobierno prevé aumentar temporalmente la línea de crédito que las dos compañías tienen con el Departamento del Tesoro y adquirir acciones de la misma.
Bernanke reconoció que el crecimiento económico avanzará más lento durante el resto del año, principalmente debido al débil mercado inmobiliario, los elevados precios del petróleo y las condiciones más estrictas para los créditos.
En el informe del Comité de Mercado Abierto de la Fed (FOMC), entregado hoy al Congreso, el banco central estadounidense, revisó sus previsiones realizadas en abril al alza al augurar un crecimiento para 2008 de entre el 1 y el 1,6 por ciento, frente a la horquilla del 0,3 y 1,2 por ciento que predijo unos meses antes, porque prevé un aumento del gasto en el consumo.
El titular de la Fed admitió, no en vano, que las previsiones para la inflación son "inusualmente inciertas" ante la posibilidad de que los precios de las materias primas podrían aumentar.
Ese escenario supondría un "importante riesgo" para las proyecciones de inflación, concluyó Bernanke.
Las declaraciones de Bernanke tuvieron lugar al tiempo que la Casa Blanca convocaba hoy de modo apresurado una rueda de prensa, en la que el presidente George W. Bush lanzó un mensaje de tranquilidad y mucho más optimista sobre la marcha económica.
El presidente estadounidense aseguró que el sistema financiero del país es "básicamente sólido" y subrayó que la economía "sigue creciendo", aunque lentamente.
"Entiendo que hay mucho nerviosismo, pero la economía sigue creciendo, la productividad es alta, el comercio crece. La gente trabaja... y en la medida en la que encontremos debilidades, les haremos frente", insistió.
El presidente reconoció, sin embargo, que los problemas en el sector de la vivienda, donde los precios siguen bajando, las dificultades para obtener crédito cada vez son mayores y las alzas de los precios de los alimentos y la energía han hecho que las familias vivan "momentos difíciles".
Bush reconoció que "no hay una solución rápida" a los altos precios del petróleo, que supera los 140 dólares por barril.
Sin embargo, defendió su decisión de poner fin al veto presidencial a las prospecciones petroleras en alta mar, algo que según admitió "no producirá un barril mañana" pero al menos ayudará a reducir a largo plazo la dependencia de crudo extranjero.
Además, consideró, cambiará la "psicología" de los mercados energéticos acerca de la disponibilidad de petróleo para el futuro, lo que beneficiará los precios.
El levantamiento de la prohibición presidencial es una medida de valor meramente simbólico por cuanto existe otro veto a las prospecciones, el del Congreso, cuya mayoría demócrata por el momento no ha expresado ninguna intención de levantarlo.
La tasa subyacente, que excluye los precios de los alimentos y de la energía, limitó su aumentó al 0,3%, ligeramente por encima del 0,2% que habían pronosticado los expertos, según ha informado el Departamento de Trabajo.
Estos datos conocidos una hora antes de la apertura del mercado estadounidense ponen de relieve las palabras pronunciadas ayer por el presidente de la Fed, Ben Bernanke, a cerca de que los riesgos inflacionistas se han "intensificado".
Tomando como referencia los últimos doce meses, es decir, según el dato interanual. Los precios han aumentado un 5%, la tasa más alta desde mayor de 1991, un incremento que se posiciona también por encima del 4,5% que los analistas consultados por Bloomberg habían pronosticado. La tasa subyacente experimentó un repunte del 2,4% desde junio de 2007, también mayor de lo esperado por el mercado.
El principal lastre ha sido la escalada del 6,6% de los precios de la energía, la mayor desde que en septiembre de 2005 se produjese el huracán Katrina. Los precios de la gasolina se han disparado un 10,1% y los del gasoil un 10,4%.
Para elaborar esta lista se ha empleado el conocido como "Ratio Texas", que compara los activos y reservas de los bancos con aquellos préstamos concedidos por los mismos. Aquellas entidades cuyo ratio sobrepase los 100 serán mucho más proclives a experimentar descalabros como ya pasó durante los años 80 a varias entidades de prestamos y ahorro del estado de Texas.
Este baremo no asegura que todos los nombres acabaran siendo pasto de las autoridades federales o de la bancarrota, pero si es un buen método para diagnosticar el estado de salud de muchos bancos regionales. Cuando un banco posee más préstamos hipotecarios tóxicos que activos para respaldarlos es una buena señal para echarse a temblar.
El descalabro de IndyMac
Desde el pasado lunes banco IndyMac volvió a abrir sus puertas bajo el nombre de IndyMac Federal Bank, una señal que indica que la entidad ha tenido que ser rescatada por las autoridades federales para sobrevivir a un colapso que podría haber provocado una nueva catarsis financiera en el país.
Durante las últimas semanas, los síntomas de una muerte súbita comenzaron a notarse con fuerza, ya que la compañía comenzó a cerrar sucursales y despedir empleados mientras sus clientes retiraron sus depósitos a marchas forzadas. Tras ver comos sus fondos desaparecían a orden de 100 millones por día, el valor de las acciones de IndyMac tocó fondo hasta cambiarse a un dólar por título.
Finalmente, la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC, por sus siglas en inglés) se encargará de que el banco, cuyos activos superan los 32.000 millones de dólares, recupere la normalidad ante la imposibilidad de hacer frente por si mismo a la sangría de pérdidas provocadas por el impago de hipotecas. Lidiar con este espinoso asunto le costará a la FDIC entre 4.000 y 8.000 millones de dólares, ya que la agencia de seguros ha garantizado que aquellos depósitos que superen los 100.000 dólares se encuentran completamente protegidos.
Fracaso bancario histórico
Por su parte, los reguladores de la Oficina de Supervisión de Entidades de Ahorro y Préstamo (OTS, por su siglas en inglés) definieron el incidente como "el segundo fracaso bancario más importante de la historia", en declaraciones al diario Los Angeles Times.
Además, no dudaron en señalar con el dedo al responsable de lo ocurrido, el senador demócrata por Nueva York Charles Schumer, quién expresó sus dudas sobre la capacidad de IndyMac para sobrevivir a la crisis de vivienda y provocó que en menos de once días se retiraran fondos por valor de más de 1.300 millones de dólares.
Durante el pasado fin de semana, las 33 sucursales del banco permanecieron cerradas. Sin embargo, los clientes pudieron utilizar los cajeros automáticos, y fueron capaces de operar con cheques o tarjetas de crédito. Cabe recordar que sólo existe un precedente similar en la historia moderna de EEUU que data de 1984, cuando el Continental Illinois Bank y sus más de 40.000 millones de dólares en activos pasaron a ser controlados por el Gobierno federal en 1984.
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