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Todo salió según lo previsto |
Los socialistas, tras haber salvado heroicamente a la sacrosanta institución del matrimonio homosexual de la amenaza que la derechona come-niños suponía para los progres, contentos. La derecha rajoyista, mordiendo importantes porcentajes de votos en enclaves proletarios del cinturón madrileño y aumentando en Andalucía y la amplia costa mediterránea, contentos, y conscientes de sus límites. Los que a cambio de un salario se han desgañitado como meretrices ó profetas bíblicos predicando el voto útíl contentos, aunque roncos. Gas Natural, la Caixa, Endesa y el Grupo Banco de Santander, mas que contentos. Mi mecánico, contento, que mira que si llegan a ganar los fachas... Rosa Aguilar, contenta, a ver si con suerte puede asistir a la boda de alguna alteza real. Cada uno jugó su papel, y las tropas nacionales alcanzaron sus últimos objetivos militares, políticos y sociales.
Incluso tuvieron su oportuna víctima a manos de vaya usted a saber que pistoleros descerebrados (o tal vez no tan descerebrados), un oscuro militante del PSOE en Arrasate, que cumplió en la ceremonia de la farsa electoral el papel de víctima propiciatoria, como en los sacrificios aztecas. Triste destino el suyo: asesinado, utilizado y olvidado. La misma mañana de su muerte, en alguna emisora un periodista del pesebre socialero había lanzado la primera aleluya con ese lenguaje tecnocrático e impostado del social-liberalismo: se acerca una reestructuración global en el sector de la construcción (vulgo "todo dios a la puta calle") pero nada de preocupaciones: el sector I+D (Investigación + Desarrollo) va a acoger a todos los currantes de los andamios que tengan la mala potra de no ver renovado su contrato, que la culpa de todo la tiene un banco en Phoenix (Arizona), que ha dado hipotecas a gente que no las podía pagar.
Todo salió según lo previsto, o incluso mejor.
Todos contentos.

Etiquetas: conocimiento, medios, mentiras, monopolios, multitud, politica.
Que yo sepa, de entre todos los individuos que se han proclamado comunistas sólo unos pocos han obrado como tales íntegramente.
El que dijo esta frase que enmarco entre comillas era uno de esos: Julio Anguita. Hoy, de este personaje quijotesco, como le insultaban los medios de comunicación sumisos al establishment, no queda nada. De vez en cuando una entrevista en medios que los poderes establecidos se encargan de llamar utópicos –en tono despectivo, claro–, surrealistas, nostálgicos, trasnochados…
Esos que aún siguen cantando La Internacional…
Pero de Anguita sólo queda el recuerdo en los que seguimos creyendo en otro sistema que básicamente se sustente en garantizar no que todo el mundo esté liberado de sus problemas existenciales –algo que ningún sistema ni ideología puede solventar– sino que garantice que los más de 6.000.000.000 de habitantes que pueblan el planeta coman y vivan como individuos libres, y no como máquinas.
De Anguita nos quedan las proclamas que hoy en día nadie se atreve a pronunciar porque, dicen, “están anticuadas”: la lucha de clases, la supresión de la propiedad privada, la eliminación del Estado por una asociación de hombres libres en una sociedad horizontal, sin jerarquías, sin mandamientos, sin opresión, en definitiva.
De Anguita quedan dos sillones en un lugar llamado Congreso de los diputados donde aquella fuerza política que preocupó seriamente al establishment, Izquierda Unida, hoy no es más que una burda caricatura aplastada por el capital, por los banqueros, que son los que siguen mandando, hoy como siempre.
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