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El BBVA en América Latina

Las naves que atravesaban las extensas y peligrosas aguas del Atlántico son ahora corporaciones transnacionales financiadas por capitales de orígenes un tanto oscuros (venta de armas, narcotráfico, paraísos fiscales...), cuyos mecanismos de explotación resultan mucho más eficientes, inhumanos y complejos de combatir. Este capital transnacional somete a los pueblos del Sur en complicidad con los Gobiernos del norte y con las instituciones financieras creadas por los países imperialistas tras la Segunda Guerra Mundial, como el FMI y el BM. Generan nuevos instrumentos “legales” para despojar a los pueblos de sus derechos humanos fundamentales, individuales y colectivos, y simultáneamente, otorgar más derechos a las empresas transnacionales.

Las políticas de dominación colonial de entonces, a través de medidas como la imposición de tributos a los indígenas, la mit’a o la encomienda, están representadas ahora por los procesos de privatización, la explotación laboral, los tratados de libre comercio, la Compañía de Seguros de Crédito a la Exportación (CESCE), el Fondo de Ayuda al Desarrollo (FAD), los centros de arbitraje como el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones (CIADI), la llamada Responsabilidad Social Corporativa (RSC) de las empresas. Con ellas, de una manera más o menos sutil, se mantiene el despojo humano y económico de los pueblos de América Latina, con procesos de expropiación de los recursos naturales, materias primas y otros bienes, destrucción de culturas, profanaciones, desplazamientos, degradación de ecosistemas, propagación de enfermedades, muerte...

En este escenario metafórico, el buque insignia de la nueva flota invasora es el de las entidades bancarias. Entre ellas destaca el BBVA, banco con sede social en el País Vasco, que arribó a puertos sudamericanos hacia 1993, tras su entrada en la Unión Europea, cuando todavía era BBV (Banco de Bilbao Vizcaya), adelantándose a otras empresas españolas que no lo lograron hasta 1996. En 1995, compró el Banco Continental de Perú. En México, aumentó un 70% su propiedad del Grupo Financiero Probursa, y adquirió la Banca Cremi y el Banco de Oriente. Se hizo en 1996 con el 40% del Banco Ganadero, el más importante de Colombia. Al año siguiente se apropió, en Argentina, del Banco de Crédito de Argentina y del Banco Francés, y posteriormente, en 1999, del fondo de pensiones argentino Consolidar. En el año 2000 capta, de forma polémica, el segundo banco más grande de México, Bancomer S.A.

Su expansión todavía no se ha detenido, de hecho, prevé aumentar el universo de clientes en América Latina y el Caribe hasta llegar a 7,5 millones para el año 2010, y los beneficios que la propia empresa anuncia en sus informes anuales, procedentes de la región, apoyan esta previsión. En el 2007, el BBVA obtuvo un beneficio de 6.126 millones de euros, un 29,4% superior al del año anterior. En México y EE.UU. se registraron incrementos superiores al 28%, tanto en el margen de explotación como en el beneficio atribuido en moneda local, obteniendo hasta 2.084 millones de euros. En América del Sur logró aumentar un 33,3% su margen de explotación en moneda local y el 29,3% el beneficio atribuido, lo que supone 623 millones de euros. La propia entidad reconoce y califica de “gran noticia” el creciente peso de América Latina en los resultados de BBVA.

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