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Solo Chávez puede salvar a la humanidad

Si no nos planteamos la urgencia de construir una sociedad distinta y opuesta a la sociedad capitalista, la presente crisis financiera que azota a los EEUU será solo el preludio de una profunda crisis del capitalismo a nivel mundial que acabará con la existencia misma de la humanidad.

El itinerario histórico del sistema de explotación capitalista desde siglo pasado pasó por un período de expansión tan largo que originó la ilusión que era el mejor de los mundos posibles y que con el desmoronamiento del estalinismo soviético se desmoronaba la necesidad de una sociedad alternativa y distinta.

El dilatado tiempo expansivo del capitalismo consolidó el mercado mundial como orbe globalizado en un proceso de concentración del capital en corporaciones cada vez más monopólicas. A propósito de esto, cabe señalar que “el plan Paulson” no hará otra cosa que favorecer este proceso de concentración y monopolización del capital.

Es necesario resaltar dos asuntos de suma importancia:

1) el mercado mundial tal como lo conocemos hoy solo podía aparecer en la era de las computadoras que permitió la conexión de la economía a nivel planetario;

2) el proceso de concentración del capital se ha ido ejecutando mediante la alternancia entre un momento de alta expansión de la masa de circulante y de ganancia (burbujas) contra otro momento de contracción de las mismas (crisis) que es cuando los grupos más poderosos se tragan a los más débiles.

“El plan Paulson” hará una formidable contribución a esta dinámica porque al final sólo beneficiará a unos pocos en detrimento de muchos.

Si esa tendencia de concentración y monopolización del capital no encontrara ninguna fuerza opuesta, en un tiempo relativamente corto, unos pocos capitalistas descapitalizarían a la mayoría que sucumbirían inexorablemente. Esto sería una verdadera tragedia para la sociedad globalizada en su conjunto porque llevaría a una inmensa masa de personas a vivir en un auténtico y desamparado estado de pobreza.

La naturaleza de la crisis financiera descubre el apabullante hecho que condiciona el actual proceso de acumulación del capital: la estruendosa caída en picada de tasa de ganancia en la economía real. Huyendo de ésta, inconmensurables sumas de capital sucumbieron cuando se trasladaron a la economía especulativa buscando desesperadamente las tan anhelada dosis de ganancia que necesita el capital para existir como tal.

Esta estruendosa caída en picada de la tasa de ganancia en la economía real tiene un inequívoco origen: la superconcentración absoluta del capital. En la economía real la producción de la ganancia tiene un límite a partir del cual ésta no puede incrementarse más, independientemente de la cantidad de capital adicional que se invierta. Se llega a este límite cuando hay una superconcentración absoluta del capital, y se expresa o manifiesta mediante una rápida y pronunciada caída de la tasa de ganancia.

El problema de fondo es que el capital para no perecer está obligado a reproducirse y solo puede hacerlo mediante el incremento de la tasa de ganancia. Si esta cae absolutamente o considerablemente el sistema entra en crisis si con ella disminuye absolutamente la masa de ganancia, porque cuando esto ocurre, lo que se genera son pérdidas.

Históricamente el sistema capitalista ha recurrido a la destrucción de importantes masas de capital para salir rápido de estas crisis. Aquí se incluyen tanto la paralización de las empresas como la propia destrucción física de medios de producción. Una de las primeras víctimas en caer en este proceso es el ejercito de personas que pierden sus trabajos y son puestas en la calle a su propia suerte.

Lo que debe llamarnos poderosamente la atención es que la resolución de estas crisis se hace cada vez más compleja y difícil en un mercado globalizado como en el que vivimos. Estas “soluciones” son casi siempre transitorias y contradictorias ya que al final se revierten contra todo el sistema.

Como ejemplo de todo lo anterior podemos observar cuando los Estados Unidos, buscando incrementar la cuota de ganancia, desmantelaron y mudaron casi todo el sector de la producción de los medios de consumo hacia China, con la finalidad de compar tanto una fuerza de trabajo más barata como unos valores de inversión del capital constante más bajos. Pero esta acción los convirtió en importadores de productos chinos, lo que aumentó su déficit comercial, fiscal y su deuda externa, el resultado fue que debilitaron aún más su economía.

China se beneficiado con un superávit comercial que le ha permitido adquirir millones de dólares con los que compra papeles del tesoro norteamericano. Esto ha hecho verdaderamente vulnerable la economía norteamericana.

Pero, el crecimiento de la economía china llegará a un límite en que no solo se detendrá, sino que entrará en una profunda crisis de altísimas proporciones debido a una cada vez más acentuada concentración de capitales provenientes no solo de EEUU sino también de Europa que también ya empieza a desmantelar partes de su aparato productivo motivada por la misma causa: tendencia incontrolable a la baja de su propia tasa de ganancia.

Una alta concentración de capitales como la que se da en China supone no solo una sobreexplotación de la fuerza de trabajo, sino además una intensa y dañina explotación de los recursos naturales para obtener las materias primas que constituyen el capital constante. A nivel global esta sobreexplotación de la naturaleza ya se ha convertido en una crisis climática que ha ocasionado en los últimos años cuantiosas pérdidas humanas y materiales. El nivel de interdependencia de la gigantesca producción china con respecto al mercado mundial será de tal proporción que cualquier alteración en éste, por leve que sea, podría ser catastrófico, y viceversa.

Las perspectivas que tiene la humanidad en el sistema capitalista no son nada halagadoras porque las contradicciones que lo determinan no se pueden solucionar. Sus crisis periódicas son cada vez más profundas y funestas. Hay que plantearse seriamente la necesidad de asumir la construcción de otra sociedad cuya razón de ser no sea la ganancia capitalista, sino el bienestar de todos.

Eso es lo nos incita el socialismo del siglo XXI propuesto por Hugo Chávez.

Publicado por Pause Editar entrada contiene 2 comentarios.
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  Anónimo

lunes, 06 octubre, 2008  

  Anónimo

martes, 07 octubre, 2008  

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