Hay muchas formas de ideologizar al público, insertando ciertos mensajes a través de los medios de difusión, sin que usted, el espectador, se de cuenta. Un ejemplo clásico es, la telenovela, que cuenta con múltiples formas de narrar historias, de manera tal que pueda asemejarse a su vida cotidiana. Pero ojo no solo están en la televisón. Por ejemplo, hacer uso de palabras de moda, propias del vocabulario popular, simular hechos de alto impacto noticiosos y, hasta imitar maneras de vestirse, que en la mayoría de los casos están signadas por la marca comercial proporcionada por la publicidad o, siendo más complejo, guiadas por el criterio personal de los realizadores del novelón de una hora. Pero no solo están allí los mensajes ideologizantes.
También es cierto que desde los mismos comerciales televisados y de otros medios, los mensajes ideológicos están incluidos, y forman parte del contenido mostrado en un spot de treinta segundos, y que probablemente usted no ha sido alertado previa o posteriormente por el dueño del medio que lo difunde. Muchas veces se pasa por alto la independencia que dice tener el medio de difusión, del mensaje publicitario y así aparece mezclado, como si fuera hecho por el propio emisor, aún cuando en la mayoría de los casos eso no sea así.
Sin embargo el medio, responsable sólo de la difusión, deja pasar esta inadvertencia, porque también tiene intenciones que dar con un mensaje, por muy corto que sea. Es más, las investigaciones han demostrado que un mensaje de muy poca duración, tienen más impacto en la audiencia, porque el ojo humano lee con mayor rapidez las imágenes y capta el mensaje quedando guardado en el subconsciente, entendiéndolo así con mayor facilidad. Esto, sin contar que el precio de transmisión en televisión o radio es muy costoso y las productoras buscan a toda costa reducir la inversión para incrementar sus producciones. Es un mero asunto cuántico.
Si usted cree que los medios no tienen intenciones detrás es porque ya usted es parte de la intención de los emisores o prefiere autoengañarse. Pero hay maneras simples de salirse de ese entorno ficticio y hasta engalanador que producen. En primer lugar, asumir que todo lo que aparece en la tv, la radio, la prensa u otro medio, está hecho con una oculta visión de mundo, que curiosamente, se descubre cuando intentamos comparar un mensaje de otro, por ejemplo sucede en los comeciales. En segundo lugar, que los medios de difusión tienen dueños y que éstos representan a grupos empresariales, su dinero influyen mucho a la hora de mostrar un mensaje para la audiencia, que se sabe busca convencernos de lo que venden, para poder ellos abultar más sus bolsillos. Por último, no creer mucho en la objetividad de una historia, porque a la hora de escoger un elenco para una telenovela o corto publicitario, su preferencia se nota en el color de la piel del actor y del apellido (extranjero) que le acompaña y que solo ratifica una idea de sociedad que para nosotros los venezolanos no existe.
(mas...)
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Pause
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