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La Trompeta (república necesaria)

Hace justamente un año la república aparecía ya como una necesidad derivada de la extrema corrupción del sistema económico y político; y de la crisis económica catastrófica que se cernía amenazante sobre el pueblo español ante el silencio cómplice de los partidos del “turno” y de los líderes políticos.

“Pienso que por primera vez después de tantos años la República aparece como exigencia necesaria. No se trata únicamente de cambiar la forma de estado, se trata de exigir, de provocar, contra todo el sistema político vigente –contra todos sus agentes: políticos, sindicales, sociales, mediáticos, intelectuales- un proceso constituyente”.

“¿Por qué es una exigencia necesaria? La respuesta se llama corrupción. Corrupción extrema del sistema vigente. (…)¿Cuál es el factor desencadenante? Lo es la crisis económica. Crisis económica de la que no se han atrevido a hablar los candidatos durante la larguísima campaña electoral que empezó a primeros del mes de septiembre de 2007. Ya habían saltado las alarmas. (…)Zapatero organizará –con eficacia tecnocrática y buen talante- la represión económica y social de los trabajadores. Los sindicatos proporcionarán la ideología del “compromiso” y del “cinturón apretado”. La sufrirán todos los trabajadores, especialmente de los más jóvenes, muy intensamente las mujeres. Para los inmigrantes será la explotación salvaje o la expulsión.(…)”.

Un año más tarde, hay otro factor más que exige un acto de soberanía: la absoluta incompetencia de los partidos parlamentarios.


(Intervención en la Caracolá republicana de Córdoba, 13 abril de 2008. Fragmento)


“Se trata de promover, como objetivo político concreto e inmediato, la III República socialista y popular.

No es tan solo una evocación histórica de nuestra II República, una reivindicación que se levante contra tantas décadas (77 años) de olvido, de humillación y de desprecio, sino una propuesta política concreta e inmediata ¿Por qué?

3.- ¿Por qué?

Pensamos que por primera vez después de tantos años (o por segunda vez si tenemos en cuenta la demanda republicana de una recuperación inmediata de la legitimidad democrática violentada por el golpe fascista de 1936, rápidamente frustrada y traicionada por la transición,) la República aparece como exigencia necesaria.

No se trata únicamente de cambiar la forma de estado, se trata de exigir, de provocar, contra todo el sistema político vigente –contra todos sus agentes: políticos, sindicales, sociales, mediáticos, intelectuales- un proceso constituyente.

Una “ruptura democrática” si queremos usar el lenguaje político de los años 70 del siglo pasado.

¿Por qué es una exigencia necesaria?

La respuesta se llama corrupción. Corrupción extrema del sistema vigente.

- En primer lugar “corrupción política” o “corrupción de la democracia”.

No hay ni el menor residuo democrático –de representación ni de participación popular- en nuestro sistema político.

El sistema realiza a plenitud –a entera satisfacción de sus diseñadores locales y de sus censores globales- el llamado Consenso de Washington, es decir, la simulación de procesos electorales abiertos, en una sociedad regida y estructurada por el capitalismo.

En realidad lo que tenemos aquí es una mercocracia, en la que el Dios Mercado lo rige todo, también el funcionamiento del sistema político.

La ausencia de democracia es muy visible en el sistema electoral y en el sistema político global, pero también en el sistema mediático, en los procesos de “fabricación de la opinión pública”.

Echemos un vistazo a algunos de los elementos del sistema:

- Procesos internos de selección de candidatos. Estructura totalmente oligárquica de los partidos políticos.

- Dinero convertido en el instrumento que hace posible, o no, la llamada “competencia política democrática”.

- Inexistencia de programas electorales.

Se ha roto todo vínculo entre elegidos y electores. No existe “mandato democrático alguno”, ni ningún mecanismo de control o de revocación de los elegidos.

La primera ruptura clamorosa del “mandato electoral” la realizó el PSOE al romper su compromiso de salir de la OTAN con el que ganó las elecciones de 1982.

- Bipartidismo con identidad básica de las dos organizaciones políticas.

El “Sistema de mercado”, el capitalismo con predominio empresarial (competitividad como criterio básico de la eficacia del sistema) es la estructura económica indiscutible.

En las últimas elecciones, y ante las perspectivas de crisis los empresarios optaron por Zapatero y no por Rajoy.

- Relegación de todo el sistema de derechos enunciados en la constitución a declaraciones formales, en un sistema en el que es el Mercado el que distribuye la “renta social”, o incluso los mecanismos fundamentales de integración (el trabajo, por ejemplo).

- El “estado de bienestar” ha quedado relegado por el “conservadurismo compasivo” –la versión contemporánea de la caridad cristiana- que simplemente corrige los peores efectos de la desigualdad social y de la marginación económica.

Un “criterio moral” de los neocoms estadounidenses –una burla cargada de crueldad y de hipocresía- para aliviar los desastres sociales utilizado aquí fundamentalmente por Zapatero.

- Corrupción económica.

* Vivimos en el país del ladrillo.

La II República abordó el problema de la propiedad de la tierra, del latifundio y del campesino o del trabajador agrario sin tierra: de los jornaleros andaluces, extremeños. La reforma agraria fue uno de los ejes sobre los que basculó la política republicana.

En nuestra época la recalificación del suelo, la venta de suelo público, ha reforzado a una nueva clase social vinculada a la obtención especulativa de una nueva renta de la tierra. Una nueva clase social vinculada a los procesos de urbanización, a la especulación urbanística.

* Vivimos en el país del ladrillo y en el paraíso de los empresarios.

La competitividad es el criterio rector de las relaciones laborales, la marca del predominio de los empresarios, de subordinación absoluta de los trabajadores.

- Corrupción institucional.

Legislativo dependiente del Ejecutivo.
Judicial de carácter partidista.
Sistema municipal corrupto.

La corrupción es la substancia del sistema político.

Aquí hay que hacer una referencia al sistema informativo y también al sistema sindical.

Vivimos en un sistema oligárquico que ha integrado a los grandes empresarios con las élites políticas, profesionales, informativas, educativas, intelectuales en general, en un sistema de poder que refleja las relaciones de poder capitalista.

Pues bien, frente a la corrupción, frente a un proceso de concentración del poder que ha alcanzado los últimos objetivos: bipartidismo; proceso de desaparición de IU, hay que plantear la necesidad de un proceso constituyente. Desde abajo, desde las mayorías, la III República.

4.- ¿Cuál es el factor desencadenante?

Lo es la crisis económica.

- Crisis económica de la que no se han atrevido a hablar los candidatos durante la larguísima campaña electoral que empezó a primeros del mes de septiembre de 2007 con tres artículos a doble o triple página que publicó el país con una entrevista a Zapatero.

Ya habían saltado las alarmas. Fue allá por el 20 de agosto cuando la Reserva Federal inyectó varias decenas de miles de dólares en el sistema para impedir la quiebra del sistema financiero en EEUU.

La crisis de las hipotecas de alto riesgo era en realidad una crisis financiera global, es decir, el pinchazo de un globo que ha multiplicado cientos de veces la economía real.

No se trata del desajuste de algunos “productos” del mercado financiero.

Hay que tener en cuenta que la crisis estalla con un déficit gigantesco en la balanza comercial, y en el presupuesto público de los EEUU provocado, entre otras cosas, por el gigantesco gasto militar de la guerra de iraq (la guerra de los tres billones).

Es una derrota estratégica –no aceptada además- la que está en el origen de la crisis.

En nuestro país Zapatero organizará –con eficacia tecnocrática y buen talante- la represión económica y social de los trabajadores. Los sindicatos proporcionarán la ideología del “compromiso” y del “cinturón apretado”.

La sufrirán todos los trabajadores, especialmente de los más jóvenes, muy intensamente las mujeres. Para los inmigrantes será la explotación salvaje o la expulsión.

5.- ¿Cómo llegará la República?

Que nadie piense en planteamientos de reforma constitucional en el marco del sistema.
El sistema, simplemente, no vale.

Tampoco valen las organizaciones políticas, sindicales, no gubernamentales, vinculadas a él.

6.- Entonces, compañeros y compañeras, amigas y amigos, esa República que hasta ahora llevábamos en el corazón, se plantea como un reto de lo posible, de lo necesario, de lo urgente, de lo humanitario, frente a la resistencia del sistema.

Lo tenemos todo: evocación, derrumbe del sistema monárquico de la transición, demanda de una respuesta solidaria ante la crisis, exigencia de un nuevo sistema económico, para empezar en serio:

- Tenemos una gigantesca deuda con aquellos hombres y aquellas mujeres, asesinados en el terrible verano del 36, asesinados los años posteriores, y silenciados y aterrorizados durante mucho más de cuarenta años, después.

Tenemos, sobre todo, sus aspiraciones de igualdad y de fraternidad humanas, que les costaron la vida y el silencio.

Es nuestra referencia histórica, fundamental, que necesitan los pueblos cuando intentan desarrollar un proyecto colectivo, fraternal y solidario.

- Tenemos el terrible fracaso de una transición política que nos ha conducido a la configuración perfecta de un sistema oligárquico. Un sistema que ha construido una nueva clase obrera la de los “subtrabajadores jóvenes”.

- Tenemos por fin, que proponer una salida popular a la crisis económica que va a acumular el sufrimiento y el desconcierto de nuestros trabajadores, especialmente las mujeres y los jóvenes.

Sólo falta –¿o no?- el impulso y la tenacidad.

¡Viva la III República!


Antonio Maira

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