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La gripe porcina

Las imágenes de pasajeros con mascarillas pasando por un aparato que mide la temperatura corporal son la última cosa que los mercados mundiales necesitan en este momento. El miedo que rodea a una pandemia suele tener efectos negativos y, en este caso, ha llegado justo cuando los inversores recuperaban algo de confianza después de la crisis financiera.

El síndrome respiratorio agudo severo o SARS apareció a principios de 2003, cuando los mercados intentaban recuperarse del estallido de la burbuja tecnológica y de los atentados del 11-S de 2001.

En el peor de los casos, a diferencia del SARS y de la gripe aviar, la gripe porcina procedente de México se convertiría en una pandemia global. Las consecuencias en la economía mundial, que este año ya sufrirá una contracción, serían devastadoras.

El Banco Mundial calcula que una pandemia de proporciones similares a la gripe española de 1918-19 podría acabar con la vida de decenas de millones de personas y reducir la producción global en un 5%. La gripe porcina ha demostrado tener una alarmante capacidad de propagación entre seres humanos.

No obstante, aunque no hay datos precisos sobre la tasa de mortalidad, los casos registrados fuera de México son relativamente leves hasta la fecha, lo que da a entender que podría detenerse antes de convertirse en una amenaza mundial. Esto supondría un leve consuelo para los inversores.

Aunque el SARS infectó a más de 8.000 personas y acabó con la vida de más de 900, sus consecuencias económicas estuvieron relativamente localizadas. Su impacto sobre el turismo y los desplazamientos aéreos afectaron seriamente a la economía de Hong Kong en el segundo trimestre de 2003. No obstante, el crecimiento económico anual volvió al 3% y la expansión de la economía en China tampoco se vio muy deteriorada.

No obstante, incluso con un índice de infecciones limitado, la aparición de nuevos virus tiene un impacto en el comportamiento económico por el temor al contagio. Dado que la propagación de la gripe porcina parece ser mayor que la del SARS, las consecuencias económicas también lo serán. Las acciones de aerolíneas, hoteles y touroperadores han perdido más que lo que han ganado las de los fabricantes de medicamentos antivirales como Roche y GlaxoSmithKline.

El precio del petróleo también ha caído. Esperemos que este virus no deje muchas víctimas. Hay otras muchas razones que provocan nerviosismo entre los inversores. Dado el carácter inestable de la recuperación de los mercados durante estos dos últimos meses, la gripe porcina podría acabar con esta tendencia.

The Financial Times Limited 2009.
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