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La escalada anti-rusia repite las campañas anti-sovieticas |
Las cadenas de televisión internacionales transmitieron en las ultimas semanas un documental francés sobre el asesinato de la periodista rusa Anna Politovskaia.
El crimen ocurrió en 2006. El tema es retomado en un momento en que los media de los EEUU y de la Unión Europea promueven una intensa campaña contra Rusia, responsabilizando a la patria de Pushkin por una política exterior agresiva que reactualiza la guerra fría.
La campaña es aparentemente humanista. Anna es presentada como una mujer maravillosa, un ser excepcional por su bondad, abnegada, talentosa. El marido, el hijo, los colegas del periódico en donde trabajaba, los amigos la elogian sin restricciones. Todos los que han tenido el privilegio de conocerla esbozan de Anna el perfil de una defensora de los oprimidos, una intelectual incompatible con la violencia, la injusticia y la miseria, una luchadora que hacia del combate por la libertad y la democracia un fin existencial.
No he tenido la oportunidad de leer algún articulo de Politovskaia. Respeto su coraje como periodista y lamento mucho que la hayan asesinado precisamente por ser una voz incomoda.
Pero la misma película, al proyectarla como heroína, le atribuye afirmaciones en que afloran trazos de megalomanía.
Politovskaia se sentía culpable por no haber conseguido evitar la guerra de Chechenia y lamenta no haber podido imprimir otro rumbo a acontecimientos de la historia de su país acompañados por ella como ciudadana y periodista. La angustia que expresa es inseparable de una ambición excesiva, casi sobre humana.
Mientras, los que han visto el documental –transmitido en Portugal en horario punta- pudieron constatar que Anna, pese a sus méritos de heroína, no es el objetivo del director de la película.
El discurso sobre Politovskaia y el mensaje que ella transmite tienen por función proyectar una imagen terrible de la Rusia actual como tierra de horrores. La memoria de los televidentes es desde luego encaminada para la ex-Unión Soviética, tal como la veían en Occidente, forzándolos a paralelos obvios.
Vladimir Putin aparece en la pequeña pantalla en imágenes breves pero impresionantes. Lo suficiente para que el ciudadano común de los EEUU y de Europa identifique en el dirigente ruso un dictador cruel, implacable, el primer responsable por la sociedad trágica denunciada por Anna. Se justifica preguntar el por qué de esta súbita fascinación por un documental casi olvidado? Por que presentar la Rusia de Putin como «el imperio del mal» resucitado?
La vehemencia casi histérica de la campaña sorprendió. Rusia es hoy un país capitalista. Al inicio de su segundo mandato el Presidente George W. Bush todavía despejaba elogios sobre Putin, identificando en su colega ruso un hombre de estado responsable, casi un aliado.
El cambio de actitud tiene una explicación lógica. El discurso de Munich, hoy famoso, en que Putin, rompiendo con la oratoria de amabilidades, denunció la política de dominación mundial de los EEUU, alarmó a Washington. Señaló el fin de una época. Posteriormente, la invasión de Osetia del Sur por Georgia –agresión apoyada por la Casa Blanca- motivó una respuesta militar rusa que sorprendió los EEUU, a brazos con una gravísima crisis financiera.
Las Fuerzas Armadas rusas intervinieron expulsando a los invasores, infligiéndoles duro castigo. Simultáneamente, Moscú reconoció como Estados soberanos a las pequeñas repúblicas de Osetia del Sur y Abkhazia, que desde hace mucho habían proclamado la independencia.
Rusia actuó en defensa de intereses nacionales amenazados. El gobierno de Moscú decidió que había llegado el momento de decir Basta!, asumiendo una posición firme ante la estrategia de expansión hacia el Este del imperialismo estadounidense.
El Presidente Medevedev fue muy claro al denunciar los objetivos de la agresión a Osetia del Sur, financiada y apoyada por Washington. Recordó que ella coincidía con la inminente instalación en Polonia de misiles norte americanos (el llamado escudo anti-misil) y con las tentativas de admisión en la OTAN de Ucrania, Georgia y las repúblicas bálticas.
La política de hostilidad real a Rusia, disfrazada por relaciones diplomáticas en apariencia buenas, ha sido una constante en las dos ultimas Administraciones de los EEUU. Pero el discurso oficial ocultaba la realidad.
La construcción de oleoductos para transporte hasta el Mar Negro y el Mediterráneo del petroleo del Cáucaso y de Asia Central sin pasar por territorio ruso, y la instalación de una gran base militar de los EEUU en Kirguizistán (próxima a la frontera con China) fueron interpretadas por el Kremlin como etapas de una estrategia de expansión que configura una amenaza real a la seguridad de Rusia
El redescubrimiento de la película que, bajo pretexto de ascender Anna a heroína en la batalla por la democracia, esboza un retrato dantesco de la Rusia actual, responde a la necesidad de movilizar la opinión publica de Occidente contra el único país con capacidad militar para oponerse a la estrategia de dominación planetaria de los EEUU.
No dudo que millones de europeos que han visto la película, tan hábilmente enmascarada de humanista, adhieren a los mensajes que transmite y que distorsionan groseramente la Historia. Cuantos habrán registrado que el documental es totalmente omiso sobre la época de Ieltsin?
Probablemente pocos. Anna, en la película, ni siquiera lo cita, pese a que el crimen organizado y las mafias controlaban un poder corrupto en los años en que Boris Ieltsin destruyó las estructuras económicas del país, vendió sus industrias de punta a precio vil y privatizó la agricultura, transformando a Rusia en un estado del Tercer Mundo.
Sin embargo en esa época las cadenas de televisión occidentales no producían documentales criticando a Ieltsin. Al contrario. Lo presentaban como un caballero de la democracia, un defensor de la libertad y de los derechos humanos. Washington financió incluso su reelección.
El sistema de poder imperial está, eso sí, interesado en presentar la Rusia actual –país que atraviesa una fase de crecimiento económico acelerado y moderniza sus Fuerzas Armadas- como una sucursal del infierno y a Putin como un diablo terreno.
Las emisoras de televisión se limitan a cumplir el papel que les atribuyen.
Serpa, 24 de septiembre de 2008
odiario.info
Traducido para La Haine por Miguel Urbano Rodrigues
► domingo, 28 septiembre, 2008
El periodista y escritor español en su nuevo libro ”Medios violentos” denuncia como los medios de comunicación no sólo pierden el rigor informativo en los conflictos, sino que son responsables en promueven guerras, conflictos étnicos y el racismo.“En América Latina los medios están suplantando a los partidos políticos, al sistema judicial y al debate social. Ya los políticos no debaten en los parlamentos, sino en shows de medios de prensa” sostuvo el periodista y escritor Pascual Serrano.
Serrano participó en el Foro Social Europeo que se celebró en Malmö, ciudad al sur de Suecia, entre los días 17 y 21 de septiembre, en el capítulo ”América Latina en defensa de la Humanidad”.
En esta visita a Suecia participó en un seminario junto a los periodistas Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique, y Grover Cardozo, entonces director de la Agencia Boliviana de Información (ABI), que analizó la forma en que los medios de comunicación reflejan la realidad de América Latina. También presentó su nuevo libro ”Medios violentos” en que denuncia como los medios de comunicación no sólo pierden el rigor informativo en los conflictos, sino que son responsables en promueven guerras, conflictos étnicos y el racismo.
En un diálogo con el semanario latinoamericano Liberación repasó los cambios de los medios de comunicación en Latinoamérica, el falso debate sobre la ”objetividad” de la prensa, y las alternativas al poder de los medios privados.
”El poder de los medios se está multiplicando de manera impresionante en América Latina y otros países. Los medios están suplantando a los partidos políticos, al sistema judicial y al debate social. Ya los políticos no debaten en los parlamentos, sino en shows de medios de prensa”, subrayó.
”Las acusaciones de los fiscales, los argumentos de los defensores no se debaten en un tribunal o una corte, sino a través de los medios en declaraciones a la salida de los juzgados. Son los medios los que condenan a un acusado cuando el jucio aún no ha concluído. Son los medios los que crean la opinión pública con respecto a una opción política u otra, y no los discursos de los políticos, que son en teoría quienes nos debían convencer de sus tesis”.
“Los medios están acabando con todas las instituciones democráticas” acusó.
Poder antidemocrático
Serrano sostiene además que ese poder de los medios es antidemocrático. ”Las instituciones al menos tienen una contraparte. El gobierno tiene una oposición, el empresario tiene un sindicato, las empresas tienen la defensa del consumidor, pero frente a los medios no hay ninguna contraparte que compese su poder. Además, los medios son los menos democráticos porque nadie los ha elegido”.
El periodista, uno de los editores de la página web www.rebelion.org, sostiene que el caracter privado y netamente empresarial de los medios los hace menos democrático y añade que la información no es el primer objetivo, sino la promoción de emporios económicos.
”Los grandes medios de comunicación se han transformado en departamentos de imagen de grandes emporios económicos. Detrás de los medios hay una gran banca, una aseguradora, una gran empresa de telefonía, una empresa de armamento” denuncia, y agrega que por eso ”ni siquiera tienen que ser rentables porque la prioridad es dedicarse a ser un departamento de imagen, de valores y de política de un emporio económico cuyos intereses están muy por encima del ámbito de la comunicación”.
En América Latina hay un debate entre los jóvenes periodistas que sostienen que deben ser ”neutrales, objetivos” y sin juzgar a nadie. Ante este nuevo papel de los medios, cuál debe ser la postura de los periodistas?
”La neutralidad y la objetividad no existe. Eso forma parte de la mentira, del mito mediático por el cual se quiere seducir al ciudadano que se crea todo lo que dicen los medios. La prueba más evidente de que la neutralidad no existe está en el primer elemento del periodismo, que es la decisión de lo que es noticia. Cuando en un periódico se está eligiendo si la noticia es un informe de Amnistía Internacional o el resultado de la entrega de los Oscar, ya estás tomando una posición por muy neutral que aparentemente sea esa decisión”.
”La mera selección de la noticia ya demuestra que no existe la neutralidad. ¿Qué es lo que debemos de buscar?. Creo que debemos de buscar la veracidad, que sea verdad lo que estamos diciendo, y la honestidad, que lo que planteemos en un medio sea con decencia, sin engañar ni manipular, y sin duda con pluralidad, de que hablen todas las partes implicadas”.
”En cualquier caso, en un medio alternativo lo que se tiene que reivindicar es la voz de la ciudadanía, de los colectivos sociales, de los pueblos y de los sectores que nunca son escuchados”.
¿Cuál es la alternativa para enfrentar el poder monopólico de los grandes medios?
”Creo que en primer lugar hay que exigirle al Estado un mayor compromiso para que los ciudadanos puedan recibir una información veraz y derecho a la información.
En nuestras sociedades europeas y latinoamericanas, ya nadie discute que el Estado debe jugar un papel importante en la sanidad, en la educación, así pues, con el mismo criterio que exigimos esa responsabilidad social al Estado para que atienda la salud y la educación, tenemos que exigirle que se implique en dar garantías a los ciudadanos de que su voz será escuchada y que recibirán una información veraz.
¿Cómo debe hacer esto el Estado?. En primer lugar con medios públicos democráticos, participativos, donde tengan acceso los grupos sociales, que exista una pluralidad que refleje la pluralidad de la sociedad”.
”Otro mecanismo es que el Estado nutra de recursos a iniciativas ciudadanas colectivas, de movimientos sociales, para tener sus propios medios de comunicación. Es decir, apoyar un modelo comunicacional participativo de la ciudadanía. Si no reciben apoyo del Estado estarán condenado a la marginalidad. Todos sabemos que en el marco del libre mercado no hay posibilidad de que los medios alternativos puedan competir con las empresas”.
Cómo se puede coordinar esta resistencia de los medios alternativos a nivel internacional?
“A nivel internacional, si hablásemos de periodismo escrito y de radio, no habría demasiadas complicaciones. Las nuevas tecnologías permiten con cierta facilidad acceder a una información alternativa de cualquier país por lejos que se encuentre. Existiendo el medio de comunicación, radial o escrito, acceder a la información alternativa y diferente es relativamente fácil”.
“Mi experiencia en Telesur me ha demostrado que en televisión es muy diferente. Los recursos que se necesitan y el control abrumador de la disponibilidad de imagen que tienen las grandes agencias torna el caso más dificil”.
“Eso lo puede comprobar en Telesur cuando se quería tener imagen del Foro Social Mundial de Nairobi, fue imposible, porque conseguir una edición vía satélite de Nairobi valía 5 mil dólares los 10 minutos, mientras que, por ejemplo, tener las imagenes de la rueda de prensa de la Casa Blanca es gratis”.
“Aunque ya tengas el medio televisivo alternativo debes optar entre 5 mil dólares los 10 minutos de Nairobi, o cero dólar la rueda de prensa de la Casa Blanca. Todo un desafío para la mentalidad de los nuevos periodistas. Si quieres informar de la manifestación de indígenas mapuche en Chile en televisión, no vas a encontrar ninguna agencia internacional de imagen grabando a unos manifestantes mapuche denunciando la contaminación de un río remoto de Chile. Y en televisión si no tienes imagen no tienes noticia”.
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