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Aniversario del asesinato de Blas Infante |
No pretendían acabar con el hombre o con el erudito, sino con el mensaje que propagaba:
¡Andaluces Levantaos, pedid tierra y libertad!
Tras quinientos años de conquista, represión y alienación, nuevamente otro andaluz intentaba despertar a su pueblo e incitarle a luchar por su tierra y su libertad. Hacerlo consciente de la necesidad de liberarse de la opresión nacional y social que sufría como consecuencia de la ocupación y explotación española y capitalista, así como de que ambas constituían una misma e indisociable lucha.
Esa era la verdad a silenciar y ocultar. Y, aún hoy, se la sigue acallando mediante la tergiversación de su figura e ideario por parte de los descendientes intelectuales de aquellos que le fusilaron. De todos aquellos que nos pretenden presentar su pensamiento desposeído de contenidos soberanistas y revolucionarios y, al propio andalucismo, como un simple regionalismo españolista, descentralizador, victimista y folclórico.
La conmemoración "institucional" de este día, tras las ocultantes paredes de un edificio, sin ningún tipo de implicación o repercusión social, es un palpable ejemplo del intento de secuestrar su memoria para vaciarla de contenido. Un nuevo "fusilamiento" del ideal de liberación y justicia social por cuya proclamación le arrebataron la vida, con la vana esperanza de imposibilitar el renacimiento de la conciencia nacional y popular.
"Homenajeando" a un muerto pretenden perpetuar el "entierro" de su mensaje.
Pero, mientras haya andaluces que continuemos el trabajo iniciado, mientras haya andaluces que recojamos el testigo y perseveremos en la meta de alcanzar una Andalucía plena y realmente libre, no habrán logrado su objetivo. Mientras la lucha continúe, Blas Infante vivirá. Y es a ese Infante vivo, al luchador y a su lucha, al que debemos recordar.
Por todo ello, desde Jaleo!!! y Nación Andaluza, hacemos un llamamiento a todos los independentistas a ofrecerle a Blas Infante el mejor homenaje posible: la proclamación del verdadero ideal andalucista. El 10 de Agosto no es un día para recordar a un hombre muerto sino un ideal vivo. No es día de coronas o "velatorios", sino de autoafirmación y reivindicación. Una jornada unitaria de acción soberanista. Como él afirmó: "Hay que imponer un ideal a todos los andaluces: la conquista de la propia tierra".
El 10 de Agosto es un día para afirmar, sin ambigüedades, lo que somos: patriotas y revolucionarios. Luchadores por una Andalucía como la que soñó y propugnó Blas Infante. Una Nación libre habitada por un pueblo libre.
Libre de este o cualquier otro Estado Español y conformada por hombres liberados de la explotación: Iguales y hermanos. Soberanía, independencia y socialismo forman un todo inseparable e interdependiente. No hay soberanía sin independencia, ni independencia sin socialismo.
El grito infantista de:
¡Viva Andalucía Libre!, aúna estos conceptos.
¡Por una Andalucía independiente y socialista!

“Para unos andalucistas, el que Andalucía llegue a SABERSE o alcance a ser restaurada en la conciencia de sus hijos, esto es lo esencial; para otros, el que Andalucía logre una expresión política que se resuelva en una Entidad de privativo poder; ésta debe ser la norma primera regulante de nuestra actividad: para un sector andalucista, nuestro problema inmediato es el de SER; para otro, el de PODER... llegar a ser; con poder político”.
Blas Infante resolvía la cuestión de la siguiente manera:
“Yo, no por pragmatismo, sino por convicción, participo de ambos criterios. Creo que el saberse Andalucía, es lo principal, como fundamento indeclinable de la restauración de su Estilo, alma de su futura creación cultural y, en lo presente, agente indispensable para la salvación del Mundo. (...). Pero, es indudable, que la acción de un Estado político, correspondiente a Andalucía, llegaría a acelerar este resultado de contribuir eficazmente a que nuestro Pueblo alcanzase a recuperar su Espíritu, siempre que a esta finalidad conspirase principalmente el poder de aquel Estado; y, naturalmente, siempre que la constitución y organización del mismo, viniese a responder a nuestra propia Historia (...)”.
Se trataba por tanto de tomar conciencia y realizar, como consecuencia, una tarea política, en una relación dialéctica: la toma de conciencia, el saberse, traía como consecuencia la acción política, y a su vez, la acción política ayudaba a la toma de conciencia, a saberse. Quizá podríamos completar y concretar esta reflexión con la aportación de Marx, es decir, aquella que decía que el ser social determina la conciencia y no al revés. Sin embargo, Blas Infante matizaba la cuestión de la acción política:
“Para mí, la POLÍTICA es actividad indeclinable, desinteresada, pedagógica y noble, excedente del diario menester (...). La política, así entendida, excluye la necesidad de toda conducta envilecedora; lo mismo con respecto al pueblo, que con relación a la gentezuela que aspira a formar siempre, como medio de vivir o de medrar, dentro de los cuadros políticos”.
Y continúa Blas Infante, alejándose de cualquier visión “idealista pequeño burguesa”:
“El verdadero concepto de la política, excluirá la pureza absoluta de Dios, pero también, la grosería o apetitos estúpidos de la bestia. La política verdadera es cosa de hombres: no de deidades; pero de brutos tampoco”.
Si se permite, en este sentido, se puede poner hasta cierto punto en relación a Blas Infante con la “ética comunista” desprendida de los textos políticos y económicos de Ernesto “Che” Guevara, justificada en esa invocación en ambos al desinterés personal, el sacrificio, la pedagogía, el dar ejemplo, el sentido de la responsabilidad, etc.
No, no se pretende, hacer pasar a Blas Infante por marxista porque no lo fue, simplemente se pretende una lectura breve y sencilla de un texto, completando, acertada o equivocadamente, eso ya se comprobará en el debate y sobre todo en la práctica, las reflexiones de Infante, nada más.
No se pretende arrimar ningún ascua a ninguna sardina de una forma oportunista y sin escrúpulos, pero eso, tampoco ha de llevar a dejar de reflexionar críticamente, porque así el pensamiento adquiere viveza y es fuerza creativa para la acción, y porque de esta forma, desprendemos al pensamiento del ritual y del formalismo que lo estrecha, lo esquematiza, y como consecuencia condena a la parálisis.
Teniendo en cuenta lo expuesto anteriormente podemos deducir qué lejos se han situado determinados andalucistas modernos y contemporáneos en su actuación política de todo lo planteado políticamente por Blas Infante. No es cuestión de incidir una vez más en la degradación de determinados militantes de determinadas organizaciones políticas que se reclaman del andalucismo, algunas de ellas, haciendo un uso exclusivo y excluyente de la figura de Blas Infante. Se pueden poner nombres y apellidos, y por supuesto, siglas. Lo mismo, igualmente, se podría decir de amplios sectores de la izquierda en Andalucía y el Estado español.
Pero sí es cuestión de retomar el planteamiento político, la necesidad del proyecto político por una Andalucía libre, cuando se cumplen 72 años del fusilamiento del Padre de la Patria Andaluza por el fascismo, por la oligarquía imperialista, que hoy como ayer sigue dirigiendo las riendas del Estado español, y por tanto, de Andalucía. Para ello, es necesario retomar este y otros muchos textos de Blas Infante, planteando las características principales de la acción política por una Andalucía libre ha de reunir, sin formalismo y sin ritualismos, con espíritu crítico, constructivo, y por supuesto, combativo.
En este 72 aniversario del fusilamiento de Blas Infante, no solo presenciaremos una liturgia paralizante, manipuladora e intoxicadora, frívola e hipócrita de Blas Infante por parte de la Junta y el Parlamento andaluz, con todos sus representantes políticos (PSOE, PP e IU), la inmensa mayoría de ellos alejados de los planteamientos no sólo ideológicos sino también políticos de Blas Infante, salvándose quizá una honrosa excepción; sino también, a ritos frustrantes por parte de determinados sectores andalucistas, unos bienintencionados, otros no tanto, paralizados entre la adoración al símbolo y el ritual, pero incapaces de ir más allá, de revitalizar el símbolo, desoyendo consciente o inconscientemente aquel llamado de Blas Infante:
"(...) Los que hacen de la política una profesión exclusiva y excluyente (como una propiedad) hablan de conflictos entre ideas y realidades...la diferencia entre ellos y nosotros es ésta: para ellos, las realidades de un país son los intereses creados, para nosotros, los dolores creados por esos intereses...", y por tanto, ajenos a los dolores reales, y a los intereses que los desencadena, de este pueblo andaluz, del pueblo trabajador, de la clase obrera y sectores populares trabajadores. En estos momentos, no puede haber lugar para abstracciones, para que lo verdiblanco y los símbolos tapen realidades de miseria y opresión, más bien lo contrario, sino para que nuestros símbolos nacionales creen subjetividad, una cultura e identidad colectiva viva, combativa, popular, solidaria y transformadora de la realidad, de nuestra realidad como país oprimido, y dentro de él, transformadora de la realidad de quienes con su trabajo, día a día, crean una riqueza que les es arrebatada.
Quienes hoy, 10 de agosto de 2008, recuerden a Blas Infante, haciendo revivir sus textos en la Andalucía de hoy, en la Andalucía sin reforma agraria, la Andalucía de la precariedad y los accidentes laborales, la Andalucía cuya cultura nacional es mercantilizada y manipulada, la Andalucía tierra de bases militares imperialistas agresivas con nuestros pueblos hermanos de África y Oriente, la Andalucía de la corrupción, la especulación y el urbanismo salvaje destructor del medio ambiente, la Andalucía de los inmigrantes super explotados y ninguneados (unos encerrados en los CIE’s, otros en los invernaderos o en las obras), la Andalucía de la tremenda desigualdad entre hombres y mujeres, la Andalucía que no dispone de si misma ni de sus recursos ni de las riquezas que sus trabajadores crean, ellos, irán del símbolo a realidad, en ellos reside la tarea, enorme, difícil y compleja de llevar a cabo la acción política de un proyecto de liberación integral del pueblo de Andalucía.
Antonio Torres, “Antón”
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