| «« | »» |
Chikiliquatre pierde al primo de Zumosol |
Uno de los efectos inmediatos del intento por restablecer la confianza en el sistema financiero llevado a cabo por las autoridades norteamericanas, y que visto lo visto ayer con el petróleo y las bolsas no parece cumplir de momento con su finalidad de calmar la incertidumbre, es que nuestro gobierno se puede quedar sin el primo de Zumosol que ha acompañado, durante los últimos meses, gran parte de su discurso político. Cada vez que la oposición exigía cuentas al ejecutivo, éste, en lugar de achicarse, invocaba a la crisis internacional como factor eximente de sus responsabilidades. Sin duda una referencia válida, en la medida en que la incidencia de la situación internacional sobre nuestra economía, como en la de prácticamente todas, es evidente. Pero que, usada como en el caso que nos ocupa, a modo de justificación y elusión de culpas, es doblemente preocupante.
Primero, porque esa óptica reduccionista impide analizar adecuadamente la realidad de la economía española y tomar las decisiones adecuadas para encauzar sus excesos y prepararla para el futuro. Cada segundo que se pierde en mirar fuera de nuestras fronteras es un instante perdido en regenerar el modelo productivo nacional, que va a llevar su tiempo. En segundo lugar, porque toda vez que se confunde la causa derivada, que incide negativamente en la situación, con la causa primaria, que es la verdadera razón de lo que está pasando, las políticas a adoptar, tal y como está ya ocurriendo, llevan el marchamo más de coyuntural (ya pasará, hay que esperar que escampe) que de estructural, en un proceso de consumo acelerado y absurdo del superávit de las cuentas públicas. Entrando en la dialéctica de partidos, no es difícil llegar a la dramática conclusión que tanto a uno como a otro les interesa que la crisis internacional, en cualquiera de sus versiones, dure. Sea como oportunidad, en el caso del PP, o como banderín de enganche, por lo que respecta al PSOE. Qué tristeza, la verdad.
Y lo cierto es que, más allá del desenlace final que se viva al otro lado del Atlántico, tras el plan de unas administraciones públicas que ha tenido la virtud de acumular más detractores que partidarios en las pocas horas que lleva encima de la mesa, la situación en nuestro país es, económicamente, terrible. Pese a los distintos comentarios que han aparecido en tal sentido, ni España va a abandonar el euro, ni se va a alterar en modo alguno la paridad que en su día se estableciera. Es economía ficción pensar en tal posibilidad. Algo que queda pare el discurso intelectual. Por tanto, no hay nada que hacer por el lado del tipo de cambio. Tampoco Trichet va a adecuar su discurso a las necesidades de naciones concretas. Y más cuando los responsables de la política monetaria europea -que no son, como saben, santos de mi devoción- y numerosos organismos internacionales han venido gritando, con escaso predicamento entre nuestra clase dirigente de uno u otro signo, que aquí venía el lobo. La asimetría queda descartada. Es lo que tiene el federalismo económico europeo. Establece unas condiciones comunes cuya gestión corresponde a cada nación de forma individual. Claro que parte de una premisa de dudosa solvencia práctica: los dirigentes locales son capaces de gestionar el ciclo a corto, medio y largo plazo. Me troncho.
Nos encontramos, por tanto, atados de pies y manos y sujetos a una carga exterior equivalente al 10% del Producto Interior Bruto, récord de endeudamiento entre las naciones desarrolladas, que no está mal, en un entorno de restricción de financiación y con una situación de dependencia energética exterior que no ayuda precisamente. Bien, llegados a este punto, hay que entrar en la causa última que da origen a esta situación. Un boom simultáneo, probablemente no podía ser de otra manera, del inmobiliario y el crédito que lleva nuestra demanda interna muy por encima de la capacidad productiva española. Compramos más de lo que producimos y, el resultado, es que alguien nos tiene que financiar la fiesta. La solución por tanto podría derivarse tanto de un ajuste al alza de la oferta, inviable en el globalizado entorno actual debido a la falta de competitividad de nuestro país, o un ajuste dramático de la demanda y eso es, sencillamente, lo que nos espera. Un proceso drástico de desaceleración económica que vendrá acompañado de una contracción importante del empleo, una fuerte caída de los salarios reales y una adecuación del crédito privado a los estándares corrientes de indudables efectos en el sector bancario. Cualquier comparativa con situaciones similares anteriores es otro ejercicio de distraimiento filosófico absolutamente inútil. Nunca España ha vivido una problemática como la actual con menos resortes de actuación públicos o privados.
Toda crisis supone una oportunidad. Y en este caso, más. Básicamente porque es la única manera de que nuestro país no quede condenado al ostracismo económico durante muchos más años de los que un proceso saludable de saneamiento requeriría. Es momento de hacer, como dicen los anglosajones, write off. Trazar una raya no sólo en el ámbito del pensamiento económico (esquema productivo, sistema impositivo, competencia, excelencia, etcétera) sino también en el discurso político. Va a llover mucho y durante mucho más tiempo de lo que el común de la ciudadanía piensa, si nos atenemos a las proyecciones de empleo que manejan los más ilustrados y el stock de vivienda disponible. Estamos hablando de 2012 como escenario más optimista para empezar a ver algo de luz. Es necesario un consenso que vaya más allá del rédito electoral, la cooperación con sindicatos y empresarios, la integración en la solución a los nuevos colectivos que han llegado a nuestro país, el cambio de los modelos locales y regionales de financiación o la preeminencia del interés de la nación frente al de las “nacionalidades”, entre otros. Y resulta ineludible algo, aunque sólo sea un poquito, de visión a largo plazo. Miren lo que les digo, es imprescindible e inaplazable. Hasta el punto de que si el primo de Zumosol no ha muerto, que creo que no, habría, entre unos y otros, que matarlo. Cuanto antes, mejor.
S.McCoy
Etiquetas: conocimiento, inteligencia, memoria, monopolios, multitud, politica.
En una entrevista en Antena 3, Solbes reconoció que es posible hacer previsiones "más negativas", pero recordó que él no es banquero y prefiere que sus estimaciones de crecimiento, además de ser "realistas" puedan "generar más confianza" en la economía. Además, admitió que la recuperación será posible si no hay "sorpresas" como fuertes subidas del petróleo.
Se mostró convencido de que las autoridades estadounidenses han acudido al rescate de su sistema financiero "muy a pesar suyo" porque "su convicción profunda era otra", pero "no han tenido más remedio" dadas las difíciles circunstancias en las que se encuentra dicho sistema.
Solbes señaló en cualquier caso que el modelo estadounidense es distinto al europeo y al español y expresó su deseo de que la operación de salvamento en Estados Unidos tenga éxito, lo que sería "enormemente positivo" en Europa y España. Ante quienes proponen una mayor intervención en España, Solbes recordó que el Estado "no pude dedicarse a sustituir al sistema financiero".
En el caso de la actuación del Gobierno español, "todo el mundo dice que se puede hacer más", admitió el ministro, quien no obstante consideró que muchas de las medidas que propone la oposición no son muy distintas de lo que ya esta poniendo en marcha el Ejecutivo. El gran debate, reconoció, es si se puede bajar el Impuesto sobre Sociedades, una medida que el PP insiste en pedir y sobre la que Solbes no tiene "nada en contra conceptualmente", si bien advirtió de que "las arcas del Estado en estos momentos no tienen margen" para esta rebaja.
Ante este contexto de crisis, el Gobierno aprobará el viernes unos presupuestos para 2009 que serán "austeros" y "solidarios" según Solbes, quien reconoció que muchos ministros "no están contentos" con estas cuentas, porque "han sido nombrados para hacer cosas" y si tienen menos dinero para ello "parte de sus planes se ponen en tela de juicio".
Crisis e inmigración
Por otro lado, rechazó las tesis que vinculan la crisis con la inmigración. "No hay que olvidar nunca que los inmigrantes han sido un factor fundamental para el periodo de crecimiento de estos años, señaló el ministro. Recordó que los inmigrantes legales tienen los mismos derechos y obligaciones que los ciudadanos españoles, y por tanto pueden acceder al subsidio por desempleo y a otros recursos.
El vicepresidente también señaló que los inmigrantes "no siempre están compitiendo con los españoles" en la recepción de recursos o en la búsqueda de empleo, y en este sentido recordó que hay muchas actividades que "los españoles no tienen entre sus preferencias" y las ocupan trabajadores extranjeros.
Finalmente Solbes aseguró que su equipo está trabajando para ver "qué somos capaces de inventar este mes" en su propuesta del nuevo sistema de financiación autonómica, después de que el documento inicialmente presentado se rechazase.
No obstante recordó que cuando se trató de convencer a "unos y otros" y se buscó un "planteamiento general" las fórmulas que surgían volvían a parecerse al documento del Ejecutivo.
| «« | Inicio | »» |
